miércoles, 7 de mayo de 2014

El fascismo italiano y Mussolini.

Al finalizar la Primera Guerra Mundial, Italia estuvo a nada de acabar en una revolución social. Las grandes perdidas que sufrió y la deuda de US$ 4.000 millones que tendría con sus aliados no eran contrarrestadas con los mínimos beneficios territoriales obtenidos en los tratados de paz, lo que llevó a la burguesía a pensar en una "victoria mutilada". Así, en 1919 Italia abandonó la conferencia de Versalles y en septiembre el poeta de extrema-derecha Gabriele d'Annunzio se hace con Fiume, pero esto solo es un comienzo ya que más tarde se dedicó a extender la idea de una victoria arrebatada por toda la península que se reflejará más tarde en las elecciones cuando, a pesar de la victoria socialista, el Partido Popular crece con un respaldo notable.

Esta situación llevó a una crisis dada por la disminución de producción,  el crecimiento de la inflación y el paro, así junto a la revolución rusa la gente empezó a tener expectativas con una cierta visión y esto llevó a un crecimiento de huelguistas que paralizaría el país. La incapacidad para atar este movimiento por parte de los socialistas y la  indiferencia de Víctor Manuel III ante los conflictos sociales llevaron a una radicalización de la política italiana. Así, en mitad de esta vorágine se gestó el movimiento"squadrista", compuesto por campesinos fundamentalmente que migraban a la ciudad en busca de un porvenir y su actividad se dirigía sobre todo ontra todo lo que fuera de izquierdas o tuviera una concepción cultural progresista. 
En 1914 se creó los Fasci d'Azione Rivoluzionaria Internazionalista que se fusionaría en poco tiempo con los Fasci Autonomi  d'Azione Rivoluzionaria, bajo el mandato de Mussolini, ex-socialista y antiguo profesor, así ambas fuerzas se denominaron Fasci Italiani di Combattimento, esta última será financiada por la alta burguesía y los terratenientes, y con su crecimiento terminará constituyéndose como el Partido Nazionale Fascista.

Los conflictos entre fascistas y la izquierda eran una bomba continua en Italia. Esta explosión social lleva a la creación del terrorismo fascista en 1920. Incapaces de controlar la situación se trató de acercar a Mussolini al gobierno para que este aflojara un poco la cuerda, pero en las elecciones de mayo de 1921, tras una violenta campaña, los fascistas logran 35 escaños, mientras que la izquierda pierde fuerza. Ante la impotencia que siente la izquierda se emprenderá la huelga antifascista que llevará a Mussolini, entonces, a pronunciar la fuerza fascista. El 28 de octubre de 1922, tras la marcha de los "camisas negras" en Roma,  Víctor Manuel III le da orden de formar gobierno y de nuevo tras otra campaña violenta en 1924 , los fascistas triunfaron con el 65% de los votos en las elecciones. 

Mussolini transformó el sistema parlamentario italiano en poco más de tres años. Con la ayuda de la milicia en las calles y la constante propaganda, acabó con el sistema parlamentario, aplicó la censura, acabó con el derecho de huelga y no existirían más partidos políticos. Pero la monarquía se mantuvo, a pesar de estar desprovista de efectividad. En 1926, se promulgaron cambios en las leyes de defensa y en 1928 la estructura fascista se completó con la nueva ley electoral. En el año siguiente la conciliación con la Santa Sede dio por resultado definitivo al régimen y con ello se crea el Estado de la Ciudad del Vaticano, que llevó, a su vez, a la imposición de la religión católica como religión del Estado y a la reconstrucción educativa hacia un sistema no laico y completamente influenciado.

Por: José Miguel Retamar López

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