martes, 6 de mayo de 2014

La mujer en el siglo XIX



A partir de la segunda mitad del siglo XIX, el nacimiento del movimiento feminista cambió la figura de la mujer en el mundo. Las mujeres buscan la paridad entre los sexos, y empiezan con el derecho a voto. Este  movimiento empieza a aparecer ya a finales del siglo XVIII, en particular en 1791, año en el que la francesa Olympe De Gouges escribió una “Declaración de los derechos de la mujer y de la ciudadana”, basada en la proclamación de la Revolución Francesa acerca de los derechos del hombre y el ciudadano, pidiendo la igualdad de derechos respecto al hombre. Pero Robespierre se opuso y Olympe fue guillotinada. A pesar de su destino trágico, su obra fue el principio del camino hacia la conquista del feminismo. Por tanto, el movimiento se difundió en la Francia revolucionaria, pero la introducción del código civil Napoleónico destruyó el sueño de rebelión, puesto que se volvió a marcar la condición de inferioridad de la mujer, y ésta iba sometida a la autoridad del padre y del marido.

 
Olympe de Gouges

En la Francia del siglo XIX, destacó en particular la figura de la escritora George Sand, seudónimo de Amandine Aurore Lucie Dupin, cuyo objeto de lucha era la igualdad de sexos. Ella se separó de su marido y siguió la carrera de escritora, viviendo económicamente independiente gracias a la herencia dejada por su abuela. Se servía de la moda para difundir su idea, fumaba cigarrillos y vestía como un hombre por las calles. Obviamente, la imagen de Sand no representaba el estilo de todas las mujeres de su época, había mujeres que tenían que dedicarse exclusivamente a las tareas domésticas.

George Sand

En las últimas décadas del siglo XIX, con la era de la revolución industrial el trabajo se multiplicó, y eso requirió también la
industrialización de la mujer. La mujer, entonces, además de ocuparse del hogar y de la familia, también debió ocuparse del trabajo en las fábricas. Las condiciones laborales eran denigrantes para las mujeres, el largo trabajo las llevaba a una deformación física, y las que estaban en estado, debían trabajar hasta el día de dar a luz si no querían perder su empleo. Por primera vez, en cambio de su trabajo recibían un salario. A pesar de las condiciones desagradables que tenían que soportar, eso fue, por lo menos, el primer paso hacia la independencia.
En España, la lucha feminista estaba caracterizada por la conquista del derecho a la educación o al trabajo, se desarrolló de forma muy estricta, ya que la sociedad liberal española establecía el sometimiento de la mujer hacia el varón.
En las clases sociales medio-altas, una mujer sólo podía aspirar al matrimonio. Predominaba la concepción de la mujer como “reina del hogar”, ella debía obedecer al marido y ser esposa y madre ejemplar.  En la clase media, por ejemplo, las féminas ni siquiera podían permitirse soñar con ser independientes económicamente, ya que una mujer que trabajaba era considerada un deshonor para la familia.
La mujer sólo dependía del marido, estaba excluida de la gestión del patrimonio familiar. A ella no se le reconocían ni la responsabilidad hacia su misma persona, ni la facultad de tomar decisiones.
Las mujeres se propusieron entonces la conquista de los derechos sociales y políticos, luchando por una igualdad jurídica. Ellas pedían que les fuera permitido ejercer todas las profesiones, al igual que el hombre. Sobre todo, querían el derecho a la educación y de intervención en las campañas electorales y la expresión de voto.

En el campo educativo, tuvieron éxito las mujeres griegas de la clase media, quienes consiguieron entrar por primera vez en la universidad  y aparecer como escritoras renombradas, y entre ellas, Calliope Kehagia, Sebasti Callisperi, y Penélope Lazaridou. El siguiente paso se cumplió con la publicación, en 1887, del Periódico de las Damas por la activista de derechos, Calliope Parren.

En los países de religión católica, mayormente en Italia, la Iglesia se opuso al movimiento feminista dado que éste era considerado una amenaza a la estabilidad de la familia patriarcal, mientras que en los países protestantes tuvo más éxito.

La figura que se distinguió en el feminismo italiano fue Ana María Mozzoni quien, tras la unidad de Italia en 1870, luchó contra la discriminación de la mujer en el nuevo Estado italiano, con la esperanza de integrar a la mujer en la participación política del país. Ella misma llegó a ser una de las fundadoras del Partido Socialista italiano.


Ana Maria Mozzoni


Un papel importante fue ejercido por el movimiento sufragista que surgió en Inglaterra en 1872, para desarrollarse sucesivamente en toda Europa. Mujeres de distintas clases sociales se reunieron bajo este movimiento para alcanzar el objetivo de conquista del derecho a voto. Su finalidad era la de sensibilizar la opinión pública y convencer al gobierno inglés que les concediese el derecho de expresarse en las votaciones. Enfrentándose con las acciones represivas de la policía, las sufragistasdecidieron pasar a actos de protesta más violentos. Tal situación se extendió hasta el siglo XX, época que verá el cambio radical de la condición femenina.



Bibliografía:


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