lunes, 5 de mayo de 2014

Las insurrecciones serbias

El Imperio Otomano ocupó grandes e importantes territorios. Uno de ellos es lo que actualmente conocemos como Serbia. Dicho país, como otros muchos que vivieron bajo el yugo otomano, no estuvieron exentos de revueltas para intentar escapar de la opresión que sufrían.

Entre 1804 y 1813 hubo continuas revueltas en ese territorio con el fin de lograr la independencia.

Miloš Obrenović, uno de los líderes de la primera revuelta, se rindió a los turcos, y fue nombrado dirigente. Stanoje Glavas también se rindió a los turcos y recibiría un título, pero después fue ejecutado cuando se comenzó a desconfiar de su lealtad.
El primer levantamiento fracasó y su instigador tuvo que huir a Austria. Tras el fracaso de esta revuelta, los turcos infligieron una mayor persecución contra los serbios, con trabajos forzados y mayores impuestos. Hasta entonces, los serbios se gobernaron a sí mismos, sin interferencia extranjera. Cuando el Imperio Otomano volvió a ocuparles, el odio se acentuó, así como el afán por lograr la verdadera independencia, la cual lograrían durante muchos más años, con el triunfo de la segunda revolución serbia.



El Principado de Serbia

El Principado de Serbia existió entre 1815 y 1882, y fue reconocido internacionalmente en 1878. Se regía por su propio Parlamento, Constitución y su propia dinastía real.

Miloš Obrenović, príncipe del primer reinado

A mediados de 1815, comenzaron las negociaciones entre Obrenović y el gobernador otomano. Obrenović consiguió una forma de autonomía parcial para los serbios y, en 1816, la Sublime Puerta (el gobierno otomano) firmó varios documentos para la normalización de las relaciones entre serbios y turcos. El resultado fue el reconocimiento del Principado de Serbia por el Imperio otomano. Aunque el principado pagaba un impuesto anual a Estambul, Serbia era, en la mayoría de los asuntos, un Estado independiente.
En 1817, Obrenović consiguió forzar a Paşa (el gobernador otomano) a negociar un acuerdo no escrito, dandose por finalizado el Segundo Levantamiento Serbio. El mismo año, Karađorđe, el líder del primer levantamiento, volvió a Serbia, pero sería asesinado.
Obrenović recibió el título de Príncipe de Serbia. En 1878, bajo el mandato de Milan I de Serbia , Serbia obtuvo la independencia completa por el Tratado de Berlín.

En la actualidad, la sociedad serbia es bastante nacionalista y xenófoba, al igual que otros territorios que en algunos momentos han sido sometidos a potencias o Estados ajenos. Este hecho no debe utilizarse como justificante de esa retrógrada ideología, sino como posible origen de la misma. El nacionalismo es, desde un punto de vista marxista, una táctica burguesa para seguir dividiendo a la clase obrera, buscando motivos en los que ésta pueda emplear su furia (la cual esconsecuencia del sistema de producción capitalista y no de estar sometido a una otra nación). Y desde un punto de vista progresista, demócrata, etc..., el nacionalismo extremo es denigrante, pues contiene tintes de intolerancia, que para nada son aceptados por una posición liberal-progresista.
En definitiva, estos hechos pueden servirnos para comprender el afán de ciertos territorios por la reivindicación de su cultura y lengua (Cataluña con su lengua y cultura frente a la españolización a la que ha estado sometida, Bulgaria y Serbia respecto al Imperio Otomano, etc...), pero en ningún caso para convertirlo en una estrategia política que, en muchos casos, está cargada de racismo y supremacia nacional.

 

 

1 comentario:

  1. Pequeño "truco" para trabajos académicos: Hay que intentar no utilizar adjetivos calificativos como "retrógrado" ya que esto tiene muy de opinión o valoración personal. Recordad. Un historiador intenta comprender y explicar, no calificar.

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