Últimamente el
papel de la Unión Europea está de actualidad más que nunca. Tras la crisis
bancaria y la que la sucederá, la crisis del Euro, la actitud frente a la UE se
ha vuelto un criterio importantísimo para los partidos a nivel nacional. En
Francia, Grecia o Países Bajos por ejemplo, están creciendo los partidos de
derechas, que exigen más separaciones de la UE a nivel político; mientras que
otros demandan más cohesión. Puede parecer ridículo que justo la capital de la
UE esté muy marcada por conflictos separatistas. En el pasado tuvieron lugar
muchos conflictos entre las regiones de Flandes y de Valona, que pese a
pertenecer al mismo estado están enemistadas. El 25 de mayo el pueblo belga votará
un nuevo parlamento y los nacionalistas flamencos exigen la independencia de
Flandes. Este artículo trata de la historia de Bélgica e intenta demostrar las
raíces de los conflictos que hasta hoy alargan en el tiempo el proceso político
de tal país.
Bélgica es un estado bastante joven
fundado en el año 1830. Anteriormente tal territorio pertenecía a Francia,
España y Austria hasta que lo conquistó Napoleón. Tras su derrota, en el
Congreso de Viena, los vencedores (Gran Bretaña, Prusia y Austria) quisieron
limitar el poder de Francia y se fundó el Reino Unido de los Países Bajos – un
estado colchón que incluía Bélgica. Sin embargo, la religión fue razón por la
que el Reino Unido de los Países Bajos sólo duró en el tiempo quince años, ya
que la población católica en el sur se independizó de los protestantes en el norte.

Hasta mitad del siglo XX la región valona
destacó por su fuerza económica basada en la explotación minera y la industria
metálica, mientras que en Flandes no se desarrolló mucho la industria sino la
agricultura. De tal forma que los habitantes de lengua neerlandés fueron
considerados campesinos inferiores, lo que explica el reconocimiento tardío del
neerlandés como lengua oficial.

A partir de la segunda mitad del siglo XX
Flandes evolucionó su fuerza económica. Con su clase obrera, que exigía
salarios más bajos, y con el puerto de Amberes, que hoy es el tercer puerto de
contenedores más grande de Europa, atrajo a muchos inversores. De tal forma la
región recuperó el residuo económico mediante su industria automovilística,
textil y química en los años 60. Hoy en día Flandes representa el 80% del
comercio exterior de Bélgica y tiene una tasa de desempleo mucho más baja que
Valonia, por lo que muchos políticos flamencos se quejan de que Flandes financie
a Valonia y exigen su independencia.
Poco a poco el estado se ha federalizado,
lo cual ha resuelto muchos conflictos lingüísticos por un lado, pero por otro
lado ha promovido el abismo entre las dos regiones. Flandes está gobernado por
flamenco-hablantes y Valonia por francófonos. Es por ello que muchas veces
resultó difícil formar un gobierno a nivel nacional. Bruselas es,
principalmente, el escenario de tales conflictos, ya que geográficamente se
encuentra en Flandes pero está poblado por francófonos.
Desde mi punto de vista el conflicto entre las dos regiones es un fenómeno
muy interesante. Además de que me parece muy contradictorio que un país se
comprometa mucho a nivel internacional aunque no tiene cohesión nacional, es
muy extraño que un país tan avanzado siga tan reñido. El 18 de noviembre de
2007 hubo muchas manifestaciones con más de 35 000 personas que exigían su unión
y que los dos acabaran con sus “juegos infantiles”. Los movimientos
nacionalistas por ambas partes ponen trabas en cuanto al establecimiento de los
gobiernos. Sin embargo, los partidos nacionalistas están ganando muchos votos
en Flandes y con respecto a las elecciones del 25 de mayo estoy ansioso por el
desarrollo político y geográfico de este país.
Fuentes:
http://www.rva.be/Frames/frameset.aspx?Path=D_documentation/&Items=5&Language=DE
Bélgica no pertenecía a España sino a la Monarquía Hispánica, que no es exactamente lo mismo.
ResponderEliminarSaludos,