Los efectos de la Revolución Francesa acaban afectando a todo el continente determinando su futuro histórico. En España, el miedo a la revolución hace que la monarquía tome dos medidas: se suspende la política reformista y se cierra la frontera con Francia.
España participa en la guerra de las potencias europeas del Antiguo Régimen contra el régimen de la Convención.
En nuestro país comienza a haber cierto malestar social debido a la política de Godoy, valido de Carlos IV que dirige el gobierno. Sus enemigos son la nobleza y el clero por sus intentos reformistas (apoyan a Fernando, hijo de Carlos IV) y los liberales ilustrados que habían sido desplazados del Gobierno.
La política interior de Godoy se caracteriza por las reformas ilustradas (Sociedades Económicas de Amigos del País, intentos desamortizadores, oposición a la Inquisición...)
Su política exterior está caracterizada por sus sucesivas alianzas con la Francia napoleónica.
En estas circunstancias, el 19 de marzo de 1808 se produce el Motín de Aranjuez, dirigido por un sector de la nobleza en apoyo a Fernando contra la política de Godoy y Carlos IV.
El conflicto desemboca en la huida de la Familia Real a Bayona invocando el arbitraje de Napoleón. Allí se produce el "baile de la Corona", en el que se acaba coronando a José Bonaparte (hermano de Napoleón) tras las sucesivas abdicaciones de Fernando VII y Carlos IV. Napoleón convocó a las Cortes españolas en Bayona para que aprobaran la Constitución que acabase con el Antiguo Régimen y legitimaran al nuevo rey. Se instaura así la monarquía de José Bonaparte y se aprueba el Estatuto de Bayona junto con algunas reformas contra el Antiguo Régimen (fin de mayorazgos y manos muertas, fin del régimen señorial, etc). Sin embargo, el nuevo régimen no fue aceptado por la mayoría de la población española, que lo consideraba ilegítimo porque era extranjero y se apoyaba en la invasión de las tropas napoleónicas.
Es necesario destacar que una Carta otorgada o un Estatuto no es una Constitución ni por su origen ni por su contenido. No lo es por su origen porque no ha sido aprobada por los representantes de la nación, porque la da el rey; y no lo es por su contenido porque no reconoce la soberanía nacional, limita los derechos individuales y no contiene una estricta división de poderes.
La retención de la Familia Real en Bayona y la presencia de las tropas francesas en España ante la pasividad de las autoridades españolas desemboca en el levantamiento popular del 2 de mayo. En esta situación de vacío de poder la resistencia popular se organiza en dos planos:
- Se crean Juntas provinciales coordinadas en una Junta Suprema Central que asume la soberanía hasta que vuelva Fernando VII y coordina la acción contra los franceses. Este sistema de las Juntas es totalmente revolucionario porque parte desde abajo y, aunque reconoce a Fernando VII como legítimo rey, rompe con las instituciones de la monarquía borbónica sumisas al nuevo régimen bonapartista.
- La resistencia popular armada se produce con los "sitios" y con la guerrilla, una forma de resistencia espontánea que resultó ser muy eficaz y logró la retirada de las tropas francesas de Madrid y de España.
Cabe destacar que, al margen de las diferencias ideológicas, la mayor parte de la población se unió a la guerra como un movimiento contra la invasión extranjera. Por otra parte, aunque la mayoría, dirigida ideológicamente por el clero y la nobleza, defendía la vuelta de Fernando VII y del Antiguo Régimen (por la defensa de sus intereses y privilegios), adoptó un comportamiento revolucionario ante el nuevo régimen y la invasión.
El levantamiento del 2 de mayo es un claro ejemplo de que la lucha popular no es algo insignificante y que se pueden dejar de lado las diferencias ideológicas y los intereses personales para conseguir un bien común.
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