martes, 3 de junio de 2014

María Luisa de Orléans.

A pesar de haber sido ignoradas durante la historia, las mujeres han tenido un papel importante en ésta. 

Por ello, me gustaría destacar a una de las mujeres criticadas de la historia, la cual jamás deseó el destino que la historia le deparó: engendrar un hijo con un rey estéril. María Luisa, no lo tuvo nada fácil, ya  que nadie culparía al rey, todas las culpas e insinuaciones sobre infertilidad recaerían en la joven.

   María Luisa de Orléans nació el 27 de Marzo de 1662 en el palacio Saint-Cloud de París. Hija del duque Felipe de Orleáns y Enriqueta de Inglaterra; quedó huérfana de madre a la temprana edad de ocho años, aunque tampoco le afectó en demasía, ya que era costumbre que los niños viviesen alejados de los padres.

   Tuvo una educación exquisita, disfrutando de su infancia. Pero, pronto el esplendor de la corte francesa tendría que ser sustituido por la sobriedad de la corte española: María Luisa fue escogida para convertirse en la esposa de Carlos II.
   Al enterarse de esta noticia, cuentan que a la joven le dio un ataque de nervios y que entre sollozos suplicó que se anulase el compromiso con el joven. Incluso llegó a amenazar con vestir el hábito.
   Tras llegar al Alcázar, se encontró con una corte en la que lo francés no estaba nada bien visto. La corte, era un lugar en el que las conspiraciones, los fanáticos religiosos y las personas ávidas de poder querían acabar con los últimos restos de un antiguo esplendor.

   A pesar de las protestas de la joven, acabó encariñándose de su marido, hasta sentir un verdadero afecto por él, aunque no amor. Éste, procuraba consentirla en todos sus caprichos.

   Junto a los problemas de adaptación que tuvo, se sumaron los problemas para consumar el matrimonio y proporcionar un heredero varón a la corte.
Se llegó a insinuar que la reina se provocaba abortos. El pueblo, componía versos populares como:
      "Parid, bella flor de lis,
       que en aflicción tan extraña,
       si parís, parís a España,
       si no parís, a París."

   El rey, procuraba consentir en la mayor medida a su esposa, la cual protagonizó numerosas anécdotas.
Una de ellas, fue con su camarera mayor, la duquesa de Terranova, la cual tenía la función de atender a la joven.
María Luisa se había traído desde Francia unos loros con los que hablaba en francés y hacía que repitiesen todo lo que ella decía. 
La duquesa, que era una mujer rígida, no pasaba ninguno de los caprichos y desaires de María Luisa, y creyendo que los loros se dedicaban a insultarla en francés, mandó envenenarlos. 
Al enterarse de esto la joven, propinó dos bofetadas a la duquesa, saltándose el protocolo. 
Cuando el rey se enteró de esto, mandó llamar a su esposa, a la cual comenzó a recriminar su acto. En su defensa, María Luisa, que sabía muy bien cuánto deseaba el rey un hijo, le contestó con astucia: "Señor, fue un antojo".
Carlos se alegró tanto de este hecho, que olvidó por completo el motivo por el que estaba enfadado y celebró con entusiasmo la noticia.


María Luisa murió el 12 de Febrero de 1689, de una apendicitis. Pero su muerte no estuvo exenta de polémica, ya que se decía que podía haber sido víctima de un envenenamiento.


Como conclusión, debo decir que su situación describía perfectamente la situación de las mujeres: eran meros "úteros andantes", su función primordial era procrear. Y al no poder cumplir con esto, María Luisa fue criticada, aunque esto no fuese su culpa. La opinión pública se empeñó en desprestigiar su persona, cuando en realidad el problema lo tuvo su débil y enfermizo marido.


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