domingo, 1 de junio de 2014

Bismarck y el camino a un estado alemán


 Ya que en clase surgió la pregunta de cuándo y cómo el mosáico de Estados soberanos del Imperio Germánico llegó a ser un Estado nacional, voy a tratar de aclarar esta cuestión. El personaje más importante en ese proceso fue Otto von Bismarck (en la imagen a la izquierda), entonces presidente del Gobierno, luego también canciller imperial.


Desde 1815, los Estados Alemanes estaban agrupados en el Deutscher Bund, la Confederación Germánica, siendo la Corona de Austria el mayor poder entre ellos. Con el tiempo, Prusia iba ganando importancia, de manera que la Confederación era un grupo de estados soberanos, con dos de ellos destacando por su extensión, su fuerza militar y política. En la Revolución de 1848 por primera vez se pronunció la idea de un estado alemán unificado. El primer parlamento alemán se fundó en Fráncfort del Meno y empezó a elaborar una Constitución que preveía no sólo la unión de los territorios alemanes, sino también una mayor participación del pueblo en la política y el modelo de un gobierno que fuera controlado por el parlamento. Dicha Constitución fue rechazada por parte de los monarcas alemanes y también la propuesta de una Alemania unida se dejó de lado.


Sin embargo, el deseo de un estado alemán no dejó de existir. Con la declaración del Reino Italiano en 1861, Italia para muchos alemanes fue un ejemplo de cómo conseguir la unidad. La idea de Bismarck, presidente del Gobierno de Prusia, era una Alemania bajo el poder del rey prusiano, pero sin Austria, el rival dentro de la Confederación Germánica. Después de la guerra contra Dinamarca (1964) en la cual la Confederación había conquistado los territorios de Schleswig, Holstein y Lauenburg, surgió el conflicto de quién iba a quedarse con estos nuevos terrenos. En1866 estalló la Guerra de las Siete Semanas, guerra alemana en la que se enfrentaron Prusia y Austria. Prusia salió como ganador y se quedó con Schleswig, Holstein y otros territorios anteriormente aliados de Austria. Bismarck decidió no arruinar al perdidor de la Guerra pero excluir a Austria de la Confederación Germánica y, en vez de ella, crear la Confederación Alemana del Norte, cuya canciller llegó a ser él mismo. La Confederación Alemana del Norte más que ser una alianza de estados ya tenía las características de un solo estado federal.


Con la candidatura del Príncipe Leopold de Hohenzollern-Sigmaringen, familiar de Guillermo I, para el trono español, Francia se vió amenazada por el creciente poder de Prusia y exigió que Leopold rechazara la corona española. Este lo hizo, pero después de provocaciones por parte de Francia, Bismarck se sirvió de un telegrama que reproducía una conversación entre el rey prusiano y el embajador francés, acortó las fraces enunciadas hasta obtener unas afirmaciones más agresivas y lo publicó. La respuesta de Francia a esta provocación fue la declaración de la guerra en 1870. En la Guerra Franco-prusiana no solo luchó la Confederación Alemana del Norte, sino también se juntaron a ella los estados alemanes del sur, entre ellos Baviera y Württemberg, todos unidos en la lucha contra el enemigo común. Después de haber vencido a las tropas francesas, los alemanes tomaron preso al Emperador Napoleón III y anexionaron los territorios de Alsacia y Lorena. Una vez aliados en la guerra los estados alemanes del norte y del, nada más impidió la fundación de un imperio común. El 1 de enero de 1871 entró en vigor la nueva Constitución Alemana; el 18 de enero, Guillermo I fue nombrado Emperador del Imperio Alemán en Versailles. Por primera vez los alemanes estaban unidos en un estado nación, aunque las exigencias de mayor participación democrática de los revolucionarios de 1848 no se cumplieron.

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