miércoles, 4 de junio de 2014

Epidemias y pandemias

Epidemias y pandemias


A continuación me gustaría describir las principales epidemias y pandemias que se han desarrollado a lo largo de la historia y poner de relieve los efectos que han conllevado.
Para comenzar es conveniente distinguir el significado de epidemia del de pandemia:
-Epidemia: Enfermedad que se propaga durante algún tiempo por un país, acometiendo simultáneamente a gran número de personas.
-Pandemia: Enfermedad epidémica que se extiende a muchos países o que ataca a casi todos los individuos de una localidad o región.

Las grandes epidemias y pandemias que han asolado el mundo han provocado grandes pérdidas humanas pero como veremos a continuación su legado va algunos pasos más allá debido a que estas epidemias han tenido influencias económicas, sociales, etc.

Hoy en día a pesar de vivir en la sociedad más preparada de la historia en cuanto a conocimientos médicos se refiere y de que nuestra calidad de vida sea mucho mayor, al igual que nuestras posibilidades de supervivencia, seguimos expuestos a peligrosos virus que nos hacen vulnerables y que en caso de expandirse provocarían auténticos estragos al igual que ha ocurrido hasta ahora, pero las condiciones sociales y la mentalidad de las personas han cambiado. Veamos pues cómo ha ocurrido todo.

Cierto es que siglos atrás cualquier enfermedad, por pequeña que fuera era muy peligrosa para el que la sufría pero si hablamos de epidemias y especialmente de pandemias la cosa se complica mucho más, hasta el punto que podemos decir que estas han influido de manera drástica en el desarrollo de la historia.

Tenemos referencia de la existencia de grandes plagas ya desde la Edad Antigua, como la Plaga de Atenas (430 a.C.-429 a. C) y el regreso de una nueva oleada tres años más tarde. También existen referencias de las 10 plagas de Egipto en la Biblia.
Se habla de la Peste antonina, que llegó a Roma (166); la Peste de Cipriano, procedente de Etiopía, cruza Egipto, el norte de África y llega a Roma en 251; y la Peste de Justiniano (541), que se considera el primer brote de peste bubónica. Llegó desde Egipto a Constantinopla matando a un 40% de los habitantes de la ciudad y la cuarta parte de la población europea oriental.

Ocho siglos después regresó y de la peor manera posible. Se considera que regresó a Europa desde Asia a través de la ruta comercial de Crimea donde la colonia genovesa de Kaffa fue asediada por los mongoles. Los refugiados de Kaffa llevaron la peste a Venecia, Génova y Messina hacia el año 1347. A partir de ese momento se expandió por toda Europa una de las peores pandemias de la historia, que acabó con la vida de 1/3 de la población europea. Este primer brote de la Peste Negra fue el más dañino aunque se sucedieron diversas oleadas hasta 1670 y suma un total de aproximadamente 25 millones de víctimas en Europa y entre 40 y 60 millones en Asia.

La población de la Edad Media creía firmemente que la peste era un severo castigo divino por los pecados de la humanidad, lo cual demuestra que la religión marcaba la vida de la población (en todos los aspectos). La Iglesia, que gozaba de gran poder, hizo un llamamiento de cambio moral en la población y se condenaron todo tipo de excesos. Incluso se llegó a cierto punto de fanatismo religioso por parte de ciertas congregaciones cuyos miembros se autoinflingían en señal de humildad frente al juicio divino. El extremo contrario lo conformaban aquellos que habían conseguido sobrevivir a la peste y que se dedicaban a vivir la vida al límite.

Por otro lado culpaban a los proscritos de la sociedad de expandir la enfermedad, muchos mendigos, pobres y judíos fueron perseguidos o condenados por ello.

Otra explicación acerca de la propagación de la enfermedad estaba basada a en la concepción de la existencia de unas miasmas que se encontraban flotando en el aire a causa de los diversos terremotos y erupciones volcánicas que se sucedieron en aquella época y que liberaron de las profundidades vapores insalubres que causaban y expandían la enfermedad.

Una pandemia de estas características ha conllevado importantes consecuencias entre las que se encuentra el acusado descenso de población y consiguiente descenso de la mano de obra que hizo que la producción agraria fuera menor. Ante esta escasez de mano de obra barata y una gran cantidad de tierras a cultivar, los salarios aumentaron. Los campesinos adquirieron mayor libertad para elegir las tierras que querían y discutir el tributo con los señores, y los trabajadores demandaban altos salarios por su trabajo. 

También se empezó a desarrollar la medicina y la implementación de sistemas de acueducto y alcantarillado que mejoraban la higiene de las ciudades. El Renacimiento fue otro de los cambios que surgieron tras la epidemia con su explosión de arte, investigación astronómica, política, filosófica, etc.

La viruela

Se considera que surgió en torno al año 10.000 a.C. y a lo largo de la historia ha tenido diversos brotes importantes que se han cobrado la vida de muchas personas (su tasa de mortalidad era de un 30% de los pacientes afectados).
Se cree que un brote de viruela se desarrolló entre los miembros de la armada Persa, permitiendo que Grecia mantuviera su independencia y creara una cultura gloriosa ya que en el marco de la Guerra del Peloponeso, 430 a. C. un agente desconocido mató a la cuarta parte de las tropas atenienses y a una cuarta parte de la población a lo largo de cuatro años aunque finalmente debilitó mucho más a los persas y los atenienses lograron la victoria.

Siglos más tarde una nueva epidemia de viruela acabó con la vida de unos 5 millones de romanos entre el año 165 y 180. En 255 surgió un nuevo brote de la enfermedad que aniquiló 5.000 personas diariamente durante once años.
Otro de los brotes de viruela más significativos fue el que se dio con la llegada al Nuevo Mundo, y es que el virus afectó a una población que no tenía las defensas apropiadas para combatirlo. Esta epidemia favoreció a los españoles ya que debilitó o aniquiló a mucho indígenas y esto facilitó la conquista.

A finales del siglo XVIII Edward Jenner descubre la vacuna contra la viruela (aunque en China ya se practicaba la inoculación como método de prevención mucho antes). 
La enfermedad está oficialmente erradicada desde el 8 de mayo de 1980 aunque se sigue conservando 2 muestras del virus (una en Estados Unidos y otra en Rusia) y este hecho genera mucha controversia ante un posible escape accidental del virus frente al cual la población ha perdido la inmunidad y la memoria genética así que antes de que la industria reaccionara habría un elevado número de víctimas y por otro lado se teme el uso del virus como arma biológica. La conservación de estas muestras no es necesaria ya que hay una reserva de 4 millones de vacunas que se renuevan periódicamente.

El cólera

Es probable que tenga su origen en el subcontinente indio y ha sido frecuente en el delta del Ganges desde la antigüedad debido a la contaminación del río. La propagación de la enfermedad se produjo por primera vez por las rutas comerciales (tierra y mar) hasta Rusia y desde allí al resto del mundo.
Es una enfermedad aguda, diarreica cuyo virus se manifiesta como una infección intestinal. Es a Filippo Pacini a quien se le atribuye su descubrimiento en el año 1854, y a Jaume Ferran i Clua la elaboración de su primera vacuna.

El mayor peligro para el infectado es que esta enfermedad genera una pérdida rápida de líquidos corporales, lo que lleva a la deshidratación y a la postración. Sin tratamiento adecuado, puede ocurrir la muerte en cuestión de algunas horas.

El cólera ha producido varias epidemias, y unas seis pandemias mundiales, siendo la primera la que partiendo de la India (zona de Bengala) asoló Europa y América a principios del siglo XIX (1816-1826). Se extendió también hasta China y el Mar Caspio antes de disminuir. La segunda pandemia (1829-1851) alcanzó Europa, Londres en 1832, Nueva York en el mismo año, y la costa del Pacífico en Norteamérica en 1834. La tercera pandemia (1852-1860) principalmente afectó a Rusia, con más de un millón de muertos. La cuarta pandemia (1863-1875) se extendió en su mayor parte por Europa y África. La quinta pandemia (1899-1923) tuvo pocos efectos en Europa gracias a los progresos en salud pública, pero Rusia fue gravemente afectada de nuevo. La sexta pandemia comenzó en Indonesia en 1961 y alcanzó Bangladesh en 1963, India en 1964, y la URSS en 1966.

Se estima que murieron unas 10 millones de personas en el siglo XIX pero no olvidemos que esta enfermedad aún es común en diversas partes del mundo incluyendo el subcontinente Indio, Sureste Asiático, Latinoamérica y el África Subsahariana.
El tratamiento se basa en la toma de sueros y/o antibióticos con el fin de rehidratar al paciente pero es necesario proceder con mucha rapidez.

La gripe española

La enfermedad se observó por primera vez en Fort Riley, el 28 de mayo de 1918. Los Aliados de la Primera Guerra Mundial la llamaron gripe española porque la pandemia recibió una mayor atención de la prensa en España que en el resto de Europa, ya que España no se vio involucrada en la guerra y por tanto no censuró la información sobre la enfermedad.

Existe la teoría de que fue el resultado de una recombinación genética entre un virus animal, concretamente la gripe porcina, y otro humano, ante la cual la memoria inmunológica de la humanidad era inexistente.
Aunque la Primera Guerra Mundial no causó la gripe, la cercanía de los cuarteles y los movimientos masivos de tropas ayudaron a su expansión. Los investigadores creen que los sistemas inmunológicos de los soldados se debilitaron por la tensión del combate y los ataques químicos, incrementando las probabilidades de contraer la enfermedad.
Según las estimaciones más recientes la cifra de muertos oscilaría entre 50 y 80 millones de personas, entre un 2’5 y un 5% de la población del planeta en ese momento. En España murió el 1’5% de la población, lo que supuso que nuestro país tuviese un crecimiento negativo en 1918. En EEUU (Estados Unidos) la esperanza de vida en ese año se acortó más de 10 años.

El virus de la gripe española persistió en cerdos, y con ello, los descendientes del virus de 1918 han circulado en seres humanos durante todo el transcurso del siglo XX, contribuyendo a la aparición normal de gripe estacional anualmente.

El virus de la gripe ha sido considerado uno de los más esquivos debido a sus transformaciones constantes para eludir los anticuerpos protectores que se han desarrollado tras exposiciones previas a gripes o vacunas. Cada dos o tres años, el virus sufre algunos cambios menores. Sin embargo, aproximadamente cada decenio, después de que una gran parte de la población mundial ha logrado algún nivel de resistencia a estos cambios menores, el virus evoluciona drásticamente, lo que le permite infectar fácilmente a un gran número de personas.

Algunos de los brotes de gripe más famosos son la gripe asiática que infectó a más de 45 millones de personas en Norteamérica, ocasionando la muerte de 70.000 personas. En total causó casi 2 millones de muertes a nivel mundial.
Once años más tarde, desde 1968 a 1969, la pandemia de gripe de Hong Kong afectó a más de 50 millones de personas causando unas 33.000 muertes.

En 1976, unos 500 soldados se infectaron con gripe porcina en un periodo de pocas semanas. Sin embargo, al final de ese mes, los investigadores encontraron que el virus había "desaparecido misteriosamente”.
Durante el transcurso de un año promedio en un país como los Estados Unidos, hay aproximadamente unos 50 millones de casos de gripe "normal", que provocan la muerte de unas 36.000 personas. La mayoría de los pacientes afectados hacen parte de grupos en riesgo como personas extremadamente jóvenes o ancianas, enfermos y mujeres embarazadas, siendo un gran porcentaje de las muertes producto de complicaciones derivadas como neumonías.


A modo de conclusión me gustaría sacar a relucir algunas reflexiones acerca de cómo han repercutido las epidemias y pandemias en nuestra historia.
No cabe duda de que las grandes epidemias han traído consigo momentos de crisis, de cambios, tanto demográficos como políticos económicos y sociales y momentos de incertidumbre e inestabilidad. 

Para comenzar podemos observar que la Peste Negra ha repercutido mucho en la sociedad en primer lugar por el hecho del constante temor ante una enfermedad tan terrible que recordemos se concebía como un castigo divino y esto hace ver que la sociedad medieval y la moderna estaban marcadas por la religión. La religión era un refugio para aquellos que tenían que enfrentarse a las duras condiciones de vida de aquella época empezando por el hambre, la suciedad, las continuas guerras, la continua exposición a la muerte, la pobreza y por si fuera poco la sociedad tuvo que enfrentarse a estas epidemias frente a las que las personas no estaban inmunológicamente preparadas precisamente por las condiciones en las que vivían y que sin duda agravaron la situación con un gran número de muertes, despoblación, abandono de cultivos, descenso de la productividad agraria, hambrunas, etc.

Pero a pesar de todo lo negativo que conllevó la peste hay que decir que también llevó a cosas positivas como por ejemplo el aumento de salarios ante la falta de mano de obra e incluso hay quien considera que a la hora de redistribuir la fortuna tras la peste se favoreció la formación de la sociedad capitalista en tanto en cuanto a que hizo aún más grande la brecha entre pobres y ricos. Por otro lado la aparición de enfermedades tan contagiosas favoreció una apertura de mente y la búsqueda de soluciones en la ciencia y su posterior desarrollo.

El desarrollo de la medicina ha sido de vital importancia para combatir estas epidemias y para prevenirlas aunque pese a todos los esfuerzos parece que las epidemias no nos abandonan, es más, existe un mayor número de epidemias desde el siglo XX (VIH, SARS, gripe A, ébola, malaria, tuberculosis, hepatitis, meningitis, fiebre amarilla, etc.) aunque el número de víctimas sea menor.

Si siglos atrás la mayor preocupación de las personas era sobrevivir a una inminente muerte, hoy en día parece que el mayor temor es que los virus se usen como armas biológicas.

Por otro lado hay personas que consideran que las epidemias no suponen un peligro real, que pueden ser controladas pero las farmacéuticas quieren sacar provecho de la venta de vacunas y que por ello atemorizan a las personas.
Lo que está claro es que hoy por hoy y pese a todo el desarrollo de la ciencia no hemos sido capaces de evitar las epidemias aunque sí es cierto que nuestras posibilidades de supervivencias son mucho mayor pero a pesar de ello podemos llegar a ser muy vulnerables ante los virus.

¿Acaso son las epidemias nuestros fieles acompañantes en la historia o seremos capaces de erradicarlas en un futuro gracias a la ciencia?

El tiempo lo dirá…

Bibliografía:
http://alfonsofernandezdiaz1998.blogspot.com.es/2012/02/la-peste-bubonica.html

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