Año
1937, cuando Pablo Picasso pinta la que es probablemente su obra más
destacada: el “Guernica”.
Es un cuadro que pertenece al llamado cubismo sintético o cubismo
expresionista. Como contexto histórico del mismo, debemos hablar de
la Guerra Civil Española (1936-1939),
en la que España queda dividida en dos: la España republicana
y la España sublevada.
Es especialmente destacable el apoyo de la Alemania
nazi al bando sublevado: es la Legión
Cóndor, alemana, la que bombardea la
población vasca de Guernica. Se trata del primer bombardeo de la
población civil.
En esta
época, Picasso se encuentra en París y Josep Renau, director
general de Bellas Artes de la República, le pide un cuadro para la
Exposición de París de 1937: este debe mostrar el horror de la
guerra, la culpa del bando sublevado y el sufrimiento del pueblo
republicano. Deseaban que el motivo del cuadro fuese real, y por ello
cuando Picasso recibió noticia del bombardeo de Guernica el 26 de
abril de 1937, lo eligió como tema. Dejó expreso su deseo de que,
en cuanto la democracia volviese a España, el cuadro fuese enviado
aquí, y así se hizo.
El
Guernica
es un cuadro al óleo sobre lienzo de aproximadamente 7 x 4 m,
enorme. Está pintado en blanco y negro, lo que lo hace más triste.
Va a retratar el horror del bombardeo, que acabó con la mitad de la
población, pero no hay referencia explícita ni al bombardeo en sí,
ni al lugar ni al tiempo. Es como una abstracción: no es un cuadro
de historia sino un cuadro simbólico. De derecha a izquierda, vemos
cómo una bomba ha caído en una casa que está en llamas: la puerta
se cae y un hombre levanta los brazos porque se está quemando dentro
de la habitación. Sus ojos son como lágrimas, desorbitados. Huyendo
sale de la habitación, corriendo para salvarse, una joven con un
quinqué o vela. Pero quien no se salva tan fácilmente es la
muchacha que huye arrastrándose por el suelo, sujetándose la
rodilla con la mano y acusando una horrible herida. Esta última
parece intentar levantarse hacia la luz.
Vemos
también una bombilla encendida de la que salen rayos; hay quien dice
que es el símbolo de la salvación, de la esperanza, pero otros
sostienen que es la luz como progreso, el cual trae también consigo
la destrucción con la mejora de las técnicas de matar. Bajo la
bombilla, hay un caballo que se retuerce y abre la boca de dolor. Su
cuerpo tiene lo que parece ser una imitación de letras de periódico,
lo que nos lleva al collage.
Tenemos
además un soldado muerto en el primer plano, sujetando la espada
rota: es la muerte como la había pintado Goya en sus guiñapos. Está
haciendo pues una referencia a la pintura española y a otra guerra
del pasado, la Guerra de Independencia. A su lado, tenemos una flecha
que señala hacia la izquierda, hacia el camino de la salvación.
A la
izquierda del cuadro, vemos a una madre con su niño muerto en
brazos: este no tiene pupilas porque está muerto, y ella grita
desesperada. Los ojos de la madre son también como lágrimas, parece
que se le caen de dolor. Y justo encima de ella está el toro. Este
animal ha sido objeto de diversas interpretaciones. Para unos, es el
símbolo de la fuerza bruta, de los alemanes que lo destruyen todo.
También se puede considerar que el toro es el símbolo de España,
pero quizás esta iconografía es algo más reciente. La última
hipótesis es que el toro y el caballo simbolizan a las dos Españas:
el primero está tranquilo y representa, por tanto, al bando
sublevado o franquista, mientras que el caballo retorcido de dolor
sería el símbolo de la República.
No hay comentarios:
Publicar un comentario