martes, 3 de junio de 2014

La revolución rusa

Durante la primera guerra mundial se produjo uno de los hechos más trascendentales de la historia del siglo XX: la revolución rusa, que estableció el primer estado comunista del mundo.

Ni la economía ni la organización política y militar rusa estaban preparadas para una guerra tan larga, dura y cara. Era el país menos industrializado de Europa cuando los campesinos fueron llamados a la guerra, con lo cual muchos campos quedaron abandonados y por lo tanto las cosechas disminuyeron.
Pronto se vio que el ejercito ruso no estaba preparado para la guerra pues ni los mandos eran competentes, ni los transportes eficaces ni la industria militar suficiente para proporcionar armamento. Como los medios económicos se destinaron a la guerra, el hambre no tardo en aparecer en las ciudades y se extendió el malestar entre obreros y civiles.
Todo ello desacreditó al zar Nicolás II y a su gobierno despótico y conllevo a que a finales de 1916, en plana guerra, el ejercito, mal suministrado y hambriento así como desmoralizado, no estaba dispuesto a mantenerlo en el poder.
La oposición política, formada por partidos burgueses( kadet), campesinos y obreros (socialdemócratas marxistas moderados-mencheviques- y radicales-bolcheviques), al zar aprovechó las circunstancias.
La primera revuelta de los obreros y soldados tuvo ligar en la capital, San Petersburgo, en febrero-marzo de 1917. Ante el peligro de que el estado se desmoronase, los partidos burgueses obligaron al zar a abdicar, tras lo cual se estableció un gobierno provisional de tipo democrático.
Obreros, campesinos y soldados, por su parte, formaron células (soviets) donde se reunían los representantes ( fábricas, regimientos, pueblos...). Los soviets más activos se situaban en las grandes ciudades, que formaron sus propias milicias armadas (guardia roja). Coexistían por tanto dos poderes: el gobierno provisional, los cuales pretendían continuar con la guerra, y los soviets. Los fracasos militares y el incumplimiento de las reformas prometidas, inclinaron a la mayoría de los rusos hacia las propuestas bolcheviques, dirigidos por Lenin, quien prometía paz, el reparto de las tierras entre los campesinos, la dirección de las fábricas por los obreros y la nacionalización de la Banca y los medios de transporte.
En octubre-noviembre, los bolcheviques ocuparon el poder derrocando al gobierno provisional de Kerensky. Con la ayuda de la guardia roja y marineros de la flota del Báltico, asaltaron el Palacio de Invierno, sede del gobierno provisional. Kerensky huyó y se estableció el primer gobierno comunista, presidido por Lenin. En seguida se firmaron los decretos del reparto de tierras y se firmó la paz con Alemania (Brest-Litovsk, marzo de 1918 , precedida por el armisticio del 15 de diciembre de 1917).

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