Dentro del Imperio Otomano hay que destacar la importancia que tuvo el ejército, ya que, era un imperio que buscaba expandirse hacia otros territorios y necesitaba disponer un buen ejercito. Además, en épocas de guerra, el sultán necesitaba tropas mercenarias porque solo con los jenízaros no bastaba para defender el país.
Los jenízaros eran miembros del ejercito y su formación militar comenzaba desde que eran niños ya que estos niños eran arrancados de sus familias, mayoritariamente cristianas, se les educaba en la religión musulmana y se les formaba en las cuestiones militares . Tenían prohibido casarse porque tenían que servir al sultán y de esa manera la única preocupación que tenían era defender y proteger al imperio y al sultán.
Por otro lado, el sistema fiscal del imperio es curioso porque tenía numerosos impuestos como el diezmo, los de derecho de aduana, impuestos sobre la tierra y sobre los territorios ocupados, etc. Pero el que más puede llamar la atención es el impuesto de las capitaciones personales. Este impuesto era pagado por aquellas personas cuya religión no era la musulmana. Por ello puede resultar contradictorio que en un imperio como es el otomano, donde se practica la tolerancia religiosa, las personas que no pertenecen a la religión musulmana tengan que pagar impuestos, además de tener menos privilegios que los musulmanes.
Otra curiosidad es la elección del sultán.
El sultán era el representante de Dios pero su poder estaba limitado por los ulemas, que eran sacerdotes que se encargaban de investir al sultán además de deponerlo en caso de necesidad.También los ulemas aconsejaban al sultán, se encargaban de interpretar el Corán y adaptarlo a las leyes e interveníanen la vida pública.
También había un consejo de ministros, el diván, donde se trataban los asuntos de Estado.
En cuanto un sultán ya era mayor y no podía gobernar, sus hijos buscaban un apoyo tanto en los jenízaros
como en los miembros del diván para tener mayores posibilidades de gobernar.
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