El Imperio Otomano
Una de las características del Imperio Otomano que podemos destacar es la tolerancia religiosa y étnica, ya que, este imperio estaba formado por numerosas naciones o provincias con diferentes culturas.
Otra característica es la división de poderes y la jerarquización de la sociedad dentro del imperio, porque, aunque todos estuviesen sometidos al sultán, cada nación tenía su propio gobernador llamado bey.
El bey controlaba a la población de su nación, cobraba los impuestos y recaía sobre él un poder judicial.
El cargo de bey solía ocuparlo un miembro de una familia poderosa y rica, antes de la ocupación turca, de esa nación.
El bey aseguraba el orden social y la obediencia al sultán.
Por tanto se podría decir que el poder legislativo recaía en el sultán ya que todos los habitantes del imperio le debían obediencia y el bey tenía un poder judicial ya que presidia los tribunales.
También hay que mencionar a los tres sultanes más relevantes dentro del imperio. Estos son;
Mehmed II quien conquistó Constantinopla en 1453, Selim I quien consiguió incorporar Egipto al imperio y Solimán el magnifico quien fue un gran legislador y engrandeció la ciudad de Constantinopla, que empezó a denominarse Estambul.
Además hay que mencionar la batalla de Constantinopla porque era un punto clave de entrada a Europa. Fue una batalla muy dura porque la ciudad tenía un sistema defensivo muy difícil de sortear ya que tenía tres murallas y atacarla por mar no era nada sencillo.
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