Las siguientes ideas son lo que a nosotros, el grupo 5, más nos ha llamado la atención en cuanto al Imperio Otomano:
Durante las clases de Historia, nuestra vista sobre el Imperio Otomano ha cambiado mucho. Al principio nos parecía un estado bastante "moderno" para su época y muy "desarrollado", según lo que actualmente entendemos por estas categorías: La tolerancia, que se mostraba en la multiculturalidad y en la libertad religiosa, formaba parte de los conceptos fundamentales; la decentralización y la distribución del poder a representantes locales del Sultán hacía posible la presencia del gobierno en todas sus provincias lejanas del centro político Constantinopla; y todo este sistema elaborado ayudaba a mantener la unidad, el orden y la riqueza.
Sin embargo, pronto nos dimos cuenta de que, aún existiendo todos estos rasgos de un estado moderno, hay que considerar también otras características que contradicen esa primera acepción: La tolerancia religiosa no surgió de una idelogía que la considerara necesaria, ni por valores comparables supuestos por la cultura, sino de puros motivos políticos y económicos, para mantener el "bienestar" y la lealtad al sultán y para poder sacar provecho imponiendo tasas adicionales a ciudadanos de religiones no musulmanas. Estos motivos causaron una larga lista de desigualdades en la sociedad. Se hicieron visibles ciertas tensiones incluso dentro de la familia gobernante: La muerte de un sultán siempre conducía a violentas guerras sucesorias.
Todo esto nos lleva a la conclusión de que el Imperio Otomano, aunque disponía de planteamientos bastante modernos, estaba lejos de ser un estado igualitario de convivencia pacífica.
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