El imperio Otomano tiene su origen en la tribu de los Osmanlíes. Este imperio tuvo una gran importancia por su extensión, hasta finales del siglo XVI se expandió de manera extraordinaria por Europa llegando hasta la costa africana. Esta expansión se veía potenciada por el temor que se tenía a la invasión turca.
El imperio Otomano se caracterizaba por su tolerancia, todos formaban parte de la misma comunidad y todos, independientemente de su religión o etnia, tenían acceso a cargos importantes.
El principal problema de la variedad de etnias y religiones es que se hacia notable la falta de cohesión, esto les hacia débiles. Para sostener el imperio fue clave el pacto entre el Sultán y las elites. El Sultán confiaba en una especie de gobernadores provinciales a los que, a cambio de seguir sus directrices, daba una serie de tributos. Podríamos decir que el poder se basaba en el consenso entre los gobernadores provinciales y el Sultán.
Como Sultanes cabe destacar a Mehmed II, el cual tras una dura batalla conquista Constantinopla. Durante el "reinado" de este sultán las conquistas llegan a su auge, con el comienza la "ley" de ejecución de rivales y separó el imperio en territorios definidos denominados "sandjaks" gobernados por los Beys.
También cabe destacar a Selim I con la victoria de los Mamelucos en 1517 y la construcción de una gran flota entre los años 1518 y 1520; y por último a Solimán el Magnífico que destacó como legislador.
En cuanto a la estructura política del Imperio Otomano tendremos que mencionar: la tolerancia religiosa, el papel del ejército, el sistema fiscal, la estructura social y el problema de sucesión.
La tolerancia religiosa fue un aspecto positivo y a la vez negativo porque funcionaba como elemento de separacion imposibilitando la cohesión del imperio como unidad.
El papel del ejército fue muy importante. Como hemos visto fue un imperio basado en la conquista, querían todo el territorio que sus tropas pudiesen conseguir. El ejército otomano era muy poderoso y dentro de sus unidades de tierra destacaban los jenízaros.
El ejercito de los jenízaros lo componían en su mayoria niños catolicos arrancados de sus padres, educados en el islam y sometidos a la plena entrega al imperio y al Sultán. En época de guerra los jenízaros no eran suficientes por lo que se contrataban mercenarios.
El sistema fiscal estaba compuesto por un complejo número de impuestos, entre ellos: el impuesto sobre la tierra, un impuesto similar al diezmo, otro por procesar una religión diferente a la musulmana, un impuesto de aduana... Todos estos impuestos suponían una cantidad superior al doble de los impuestos que recibía Carlos V.
La estructura social se basaba en la desigualdad. Se trataba de una sociedad estamental en la que existía una doble dualidad: la separación entre militares y no militares y entre musulmanes no musulmanes. Los militares pertenecían a la clase alta, de la que también formaban parte la nobleza y el clero.
En cuanto a la división
entre musulmanes y no musulmanes, vemos que existía esa tolerancia religiosa pero que a
su vez era un motivo de división social.
El imperio
otomano era teocrático. El Sultán era el representante de Dios en la Tierra. Su
poder se veía limitado por los ulemas que actuaban a modo de tribunal supremo y
eran los encargados de investir al Sultán.
El soberano no podía
hacerse cargo de todo el imperio de modo que se van desarrollando las
instituciones.
Se forma un consejo de
ministros denominado: Diván. Este Diván estaba presidido por el Sultán y en el
se deliberaban asuntos importantes del estado.
Los ulemas eran clerigos
especializados en el Corán.
Todos los dirigentes eran
esclavos de Dios y por lo tanto, de su representante en la tierra, el Sultán.
El problema de sucesión. Desde tiempos de Murat I
comienza a darse el enfrentamiento entre los parientes para llegar a ser
Sultán.
Cuando finalizaba un
reinado se producian situaciones de verdadera inestabilidad.
La elección del sultán
dependía de la eleccion factica del Diván, ya que podían declinarse por alguno
de los candidatos.
En conclusión, el imperio otomano puede resumirse en los conceptos de tolerancia, ejército, expansión y falta de unidad.
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