Bajo el nombre de "Germanías de Valencia" se conoce un conjunto de revueltas que se iniciaron en la ciudad de Valencia en 1519, pero cuyo fin es difícil de determinar, debido a que los levantamientos se extendieron a otras ciudades.
La condición previa para que se desarrollaran de esa manera las rebeliones se dio cuando la región de Valencia se vio amenazada por piratas, por lo cual Fernando el Católico permitió a la población armarse para poder defender sus asentamientos. Las milicias armadas que se crearon entonces fueron llamadas "germanías" - "hermandados".
Lo que empezó como recurso para la defensa personal, se convirtió rápidamente en una herramienta de rebelión contra la aristocracia. La frustración política y social (sobre todo a causa de la falta de representación del pueblo humilde en los gobiernos municipales) y una fuerte crisis económica llevaron a un descontento de las clases sociales más bajas que, furiosos porque la aristocracia había huido de la ciudad tras aparecer los primeros casos de peste, comenzaron a manifestarse, apoyadas por parte de la burguesía. El cumplimiento de las exigencias políticas se logró de forma pacífica: El pueblo pudo introducir a sus representantes en los "gremios" de la ciudad, que después de poco empezaron a cambiar la vida política, queriendo establecer un sistema de poder y control absoluto, hasta prohibir el trabajo libre, sino que todo fuera supervisado.
Con el tiempo, las revueltas se extendieron a otras ciudades del reino y también a las zonas rurales, donde los campesinos se levantaron contra el señorío. Tanto en las ciudades como en el campo, iba aumentando la violencia. El rey reaccionó mandando tropas para combatir las revueltas, que estaban fuera de control. Fueron reprimidas y se volvió al sistema anterior.
De todo esto, Carlos V salió reforzado, con la nobleza apoyando al Emperador más que nunca. Los líderes responsables de los acontecimientos recibieron multas, pero no había ejecuciones. A pesar de eso, hubo muertos: víctimas de los enfrentamientos armados. Las repercusiones llegaron hasta Mallorca, donde poco tiempo después se produjeron rebeliones parecidas, pero menos organizadas, por lo que la derrota llegó más rápidamente.
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