Para comenzar con el tema sobre la reforma protestante y la contrarreforma católica, antes debemos de saber que desde la edad media hubo una gran crisis de conciencia religiosa y desconfianza en los representantes de la iglesia. Por este motivo necesitaban una reforma litúrgica, de la estructura de la iglesia y de sus integrantes. A partir de este momento surgió la idea de reforma y contrarreforma.
Otro dato importante para comprender este acontecimiento es conocer las principales diferencias entre la reforma luterana y la contrarreforma, es decir entre los protestantes y los católicos. Las bases del catolicismo son Dios, la iglesia y sus fieles, por otro lado los protestantes se basan únicamente en Dios y en sus seguidores, la iglesia es rechazada por completo.
La reforma luterana o
protestante fue liderada por Martin Lutero un hombre verdaderamente
preocupado y atormentado por la salvación, quien dio un gran giro a la orientación
eclesiástica que existía hasta el momento. Los pilares de su doctrina fueron la
justificación por la fe, el sacerdocio universal, la inutilidad de los
sacramentos y la contastación. Todos estos cambios fueron promovidos por la
enorme necesidad de cambio que pedían parte de los fieles religiosos europeos
del momento. La Reforma tuvo su origen en las críticas y propuestas con las que
diversos religiosos, pensadores y políticos europeos buscaron provocar un
cambio profundo y generalizado en los usos y costumbres de la Iglesia católica,
especialmente con respecto a las pretensiones papales de dominio sobre toda la
cristiandad.
Hoy en día, el protestantismo ha llegado a constituir la
tercera gran rama del cristianismo, con un grupo de fieles que actualmente
supera los quinientos millones y que se expande rápidamente en América Latina,
Asia y África.
Por otro lado la contrarreforma católica se crea como respuesta de la Iglesia católica a la reforma protestante de Martín Lutero, que había debilitado a la Iglesia. Denota el período de resurgimiento católico desde el pontificado del Papa Pío IV en 1560 hasta el fin de la Guerra de los Treinta Años, en 1648. Sus objetivos fueron renovar la Iglesia, modificando su estructura, sus miembros y su contenido y sobre todo evitar el avance de las doctrinas protestantes.
La Contrarreforma, para algunos, no difería en forma sustancial de aquello que buscaba la Reforma protestante a la hora de renovar la Iglesia. Sin embargo, en cuestiones teológicas era completamente opuesta. Los esfuerzos reformistas de Pablo IV se basaron en el Derecho Canónico y las encíclicas papales. Dos de sus herramientas fueron la Inquisición, institución creada por el Papa Gregorio IX en el siglo XIV para investigar y juzgar a los acusados de herejía o brujería, y la censura, con la creación del índice de libros prohibidos.
El concilio de Trento fue de gran importancia ya que fue participe de algunas de las decisiones más importantes que la iglesia cristiana tomo en aquel momento. Este concilio no aprobó ninguna de las reformas de Lutero u otros protestantes, sobre todo la justificación por la fe, lo que acentuó la división del cristianismo, con diferentes reformistas coincidiendo en que el papado era perjudicial. Fue un concilio general de la Iglesia, reunido de 1545 a 1563 en Trento, cerca de los Alpes, que aprobó una serie de decretos doctrinales con respecto a los dogmas, la disciplina, el papado y las órdenes religiosas, que permanecieron vigentes hasta que se reunió el siguiente concilio, más de tres siglos después.
En conclusión, a partir de esta época en la historia, la
iglesia cristiana sufrió una división en su seno, quedando así dividida entre
los protestantes y los cristianos.
JULIA FERNÁNDEZ PARDO
Muy buena entrada, Julia. Recuerda, eso sí, que Trento no sólo tuvo una faceta de "contrarreforma", sino también de impulso reformista dentro del catolicismo.
ResponderEliminarAtentamente,
yupi me sirvió muchísimo
ResponderEliminaryupi me sirvió muchísimo
ResponderEliminarno se como me servirá
ResponderEliminarno se como me servirá
ResponderEliminarno se como me servirá
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