miércoles, 19 de marzo de 2014

Grupo 2: Europa a finales del Siglo XV

El tema está dividido en cuatro puntos: fundamentos de la civilización europea, características comunes a los estados europeos, el Sacro Imperio Romano Germánico, y por último Italia a finales del Siglo XV.

Uno de los fundamentos de la civilización europea más importantes es la presencia de la religión en todos los órdenes de la vida, marcando así el ritmo vital; lo religioso se vivía desde la muerte, la educación y la solidaridad e incluso los temores y miedos venían interpretados desde la religión. La Iglesia adquiere gran importancia, tiene influencia unificadora, con poder y una jurisdicción especial. Se trataba de una sociedad sacralizada en la que los Estados aún no se habían consolidado; no existía diferencia entre la política y la religión, la política era ante todo religión, y viceversa.

Por otra parte, es destacable el desequilibrio entre el mundo rural y el mundo urbano; siendo este último minoritario debido en gran medida a la crisis bajomedieval, no obstante las tasas de urbanización aumentarán con el tiempo: en el Siglo XVI con una mejora económica gracias a la llegada de la plata, y en el Siglo XVIII cuando empieza a cambiar el modelo económico y demográfico (Gran Bretaña) con la Revolución Industrial.

Es un siglo marcado por el malestar general de la ciudadanía, predominaba la inseguridad y la marginación, la pobreza era generalizada y también constante. La enseñanza estaba en manos de la Iglesia no obstante, existía un gran analfabetismo.

En cuanto a las características comunes entre los estados europeos cabe destacar las reformas jurídicas y administrativas que se llevaron a cabo, los cambios también en el ejército y en la diplomacia. Hay un aumento de la presión fiscal: se recaudan más impuestos para pagar la deuda que se generaba por las guerras, cada vez más caras.

Otro de los aspectos importantes es la singularidad de los diferentes estados que componían la Europa de entonces, como la del Sacro Imperio Romano Germánico: caracterizado por su heterogeneidad, ya se trata de un conjunto de territorios con fuertes contrastes, en el que apenas existía el sentido de unidad.
Es peculiar también la coexistencia entre el Emperador y los Príncipes (cada uno dueño de sus territorios). No obstante el Emperador no tenía control directo sobre los territorios.


Entre 1848-1870 tienen lugar dos procesos importantes en Europa: Creación de Alemania y de Italia. Italia hasta entonces se dividía en tres grandes bloques entre los que había grandes contrastes: las Repúblicas (Venecia, Florencia…), Ducados (Saboya) y los Marquesados. 

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