El tema está dividido en
cuatro puntos: fundamentos de la civilización europea, características comunes
a los estados europeos, el Sacro Imperio Romano Germánico, y por último Italia
a finales del Siglo XV.
Uno de los fundamentos de
la civilización europea más importantes es la presencia de la religión en todos
los órdenes de la vida, marcando así el ritmo vital; lo religioso se vivía
desde la muerte, la educación y la solidaridad e incluso los temores y miedos venían
interpretados desde la religión. La Iglesia adquiere gran importancia, tiene
influencia unificadora, con poder y una jurisdicción especial. Se trataba de
una sociedad sacralizada en la que los Estados aún no se habían consolidado; no
existía diferencia entre la política y la religión, la política era ante todo
religión, y viceversa.
Por otra parte, es
destacable el desequilibrio entre el mundo rural y el mundo urbano; siendo este
último minoritario debido en gran medida a la crisis bajomedieval, no obstante
las tasas de urbanización aumentarán con el tiempo: en el Siglo XVI con una
mejora económica gracias a la llegada de la plata, y en el Siglo XVIII cuando empieza
a cambiar el modelo económico y demográfico (Gran Bretaña) con la Revolución
Industrial.
Es un siglo marcado por el
malestar general de la ciudadanía, predominaba la inseguridad y la marginación,
la pobreza era generalizada y también constante. La enseñanza estaba en manos
de la Iglesia no obstante, existía un gran analfabetismo.
En cuanto a las
características comunes entre los estados europeos cabe destacar las reformas
jurídicas y administrativas que se llevaron a cabo, los cambios también en el
ejército y en la diplomacia. Hay un aumento de la presión fiscal: se recaudan
más impuestos para pagar la deuda que se generaba por las guerras, cada vez más
caras.
Otro de los aspectos
importantes es la singularidad de los diferentes estados que componían la
Europa de entonces, como la del Sacro Imperio Romano Germánico: caracterizado
por su heterogeneidad, ya se trata de un conjunto de territorios con fuertes
contrastes, en el que apenas existía el sentido de unidad.
Es peculiar también la coexistencia
entre el Emperador y los Príncipes (cada uno dueño de sus territorios). No obstante el Emperador
no tenía control directo sobre los territorios.
Entre 1848-1870 tienen
lugar dos procesos importantes en Europa: Creación de Alemania y de Italia.
Italia hasta entonces se dividía en tres grandes bloques entre los que había
grandes contrastes: las Repúblicas (Venecia, Florencia…), Ducados (Saboya) y
los Marquesados.
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