lunes, 10 de marzo de 2014

Grupo 4
Imperio Otomano
06/03/2014
El imperio otomano tiene sus orígenes en la tribu Osmanlíes, y  puede caracterizarse por numerosos aspectos, aspectos de los que destacamos: que fuese una potencia en su época; que gozara de aceptación y de una gran economía; que fuera un  crisol de culturas.Todo esto nos lleva a preguntarnos de qué modo lo consiguieron, para ello debemos considerar que gozó de una elaborada política de conquista y de mantenimiento  del poder.

Las familias que gozaban de poder antes de la llegada del imperio se ponían bajo las órdenes del mismo, lo que garantizaba su estatus social (Pacto entre el sultán y las élites). El sultán (máxima autoridad) con ayuda de los Beys o pachás, mantenía el control del imperio, puesto que designaba un Bey por cada Sandjaks (provincia); además, se estableció un consejo de ministros que trataba asuntos civiles (Diván).

La idea de que el imperio otomano constituía un crisol de culturas guarda estrecha relación con  la dualidad  entre musulmanes y no musulmanes; esto constituía un elemento de separación, porque esta supuesta tolerancia religiosa era más bien una imposición “sutil” del poder (puesto que todos los habitantes del imperio debían estar al servicio del sultán). La religión también ocasionó una cohesión territorial laxa.

Nos llamó también la atención, la política de sucesión al trono, que derivaba en guerras civiles, puesto que se constituían agrupaciones que pretendían hacerse con el poder. Un claro ejemplo de esto se dio con Selim I, que acabó con sus hermanos e hijos.    

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