Hemos destacado como lo más notable del Imperio Otomano una
serie de rasgos y características que nos parecen interesantes. Para empezar, a
nuestro parecer, el Sultán no ejercía un poder absolutista en su sentido más
práctico, puesto que una vez en el poder se veía guiado y aconsejado por
quienes formaban el Diván del Sultán, creemos que estos ,de alguna forma,
siempre tenían la baza de hacer cambiar de opinión e incluso manipular las
decisiones del Sultán, también, en nuestra opinión y partiendo de la base del
razonamiento previo, el Sultán "jugaba su gran papel" como soberano únicamente
cuando luchaba contra sus competidores para hacerse con el poder y por la
subida al trono.
Con respecto a la tolerancia religiosa, podríamos destacar, que , aunque bien era cierto que esta se practicaba
y que cualquier persona dentro del imperio podía ejercer cargos políticos y
puestos de importancia en la sociedad con independencia de su etnia o religión,
en la práctica una religión distinta a la musulmana solo estaba permitida si se pagaban determinados impuestos,
lo que en definitiva era un beneficio económico para el imperio. Además en la
última clase sobre el Imperio Otomano nos resultó interesante como la noción de
tolerancia no incluía el ser libre, pues todo el mundo era considerado siervo o
esclavo .
Destacamos también la organización política-territorial
mediante los gobernantes provinciales o
beys para una suerte de organización y
de control sobre los territorios, que pretende mantener el orden y el
poder sobre esas provincias.
Además, llama nuestra atención el gran proceso de expansión
que llevaron a cabo con una conquista de asimilación y no de destrucción
mediante la práctica de "el poder dulce" basado en la tolerancia , una
idea que nos resulta avanzada a su tiempo e inteligente, pues de esta forma los
territorios conquistados no se sublevan ante el imperio, puesto que no les tienen
subyugados ni oprimidos, sino que su condición es, que desde el momento de la
conquista, forman parte del Imperio Otomano y por tanto son siervos del sultán.
Clara Jiménez Enciso
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