Bajo el nombre de Reyes Católicos encontramos
las personalidades de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla, soberanos
de las Coronas de Castilla y de Aragón. Fernando heredó el trono de Aragón tras
la muerte de su padre, el rey Juan II de Aragón, mientras que Isabel no estaba
destinada a convertirse en reina, ya que el reinado de Castilla le pertenecía a
su hermanastro, Enrique IV de Castilla. A la muerte de este, estalló la Guerra de Sucesión Castellana, en la
que luchaban por el trono Juana la Beltraneja, apoyada por Portugal (hija de
Enrique IV desheredada por éste por creerla hija de Beltrán de la Cueva), e
Isabel I. El conflicto culminó en la Batalla
de Toro y terminó con el Tratado de
Alcáçovas (1479), el que reconocía a Fernando e Isabel reyes de Castilla y,
por consiguiente, Juana perdía el derecho al trono.
El matrimonio entre Fernando e Isabel llevó a la unión de los reinos de
Aragón y Castilla, aunque el acuerdo matrimonial estipulado con la Concordia de
Segovia (15 de enero de 1475) establecía que los dos monarcas ejercieran un
poder independiente en cada reino, y por
tanto, mantenían sus propias
instituciones y sus propias leyes.
Previamente, en el reino de Castilla, en particular en las Cortes de
Toledo, se había empezado un proceso de fortalecimiento del poder real,
consolidándose con el reinado de los Reyes Católicos, quienes habían reformado
el Consejo Real asignándole poder
consultivo, y valorizando la figura de los corregidores, delegados de la Corona
con la finalidad de controlar las ciudades y las villas.
También cabe destacar la institución de la Santa Hermandad, un cuerpo policial y judicial que perseguía a
quienes amenazaban la estabilidad del reino.
En política exterior, destaca la conquista
del reino Nazarí de Granada, último territorio de la península ibérica en manos
de los musulmanes, en la que los Reyes Católicos consiguieron anexionar Granada
a Castilla, aprovechando la situación de debilidad en la que se encontraban los
musulmanes.
La misma situación tuvo lugar en el reino de Navarra, débil por la guerra
civil entre beamonteses y agramonteses, que estaba entre la influencia francesa
y la de Castilla y de Aragón. Fernando el Católico aprovechó el apoyo de los
beamonteses para pasar así a la ocupación de Navarra. A pesar de la resistencia
de la oposición francesa, consiguieron anexionarla a la Corona Española (1512).
No hay que olvidar la intención de los monarcas Católicos de unificar todos
los territorios de la península Ibérica en torno a la religión, por eso
actuaron con la creación de la Santa
Inquisición, un órgano encargado de
perseguir y expulsar del reino a quienes se oponían a la conversión católica
que había sido impuesta por los reyes a judíos y a musulmanes.
Las figuras de los Reyes Católicos destacaron no sólo por el desarrollo del
sistema de Consejos o polisinodial,
de carácter administrativo y judicial (que se consolidaría bajo la
administración de los Austrias), sino también por el éxito del descubrimiento
de América por parte de Cristóbal Colón, cuyo viaje fue financiado por Fernando
II e Isabel I, aportando al reino español riqueza y fomentando el deseo de
expansión territorial.
Para concluir, hay que destacar este importante hecho (ocurrido en 1492) y
que ha marcado la historia universal. Los historiadores consideran el reinado
de Fernando II de Aragón e Isabel I de Castilla como la transición de la Edad
Media a la Edad Moderna.
Bibliografía:
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