domingo, 27 de abril de 2014

Arranque del movimiento obrero en España. Evolución económica y social.

EVOLUCIÓN SOCIAL
Uno de los objetivos de esta evolución era la desaparición de una sociedad estamental sustituida por una sociedad de clases basada en el derecho a la propiedad y en la igualdad jurídica ("Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano", 1789) y la libertad de los individuos ante a la ley.
Los privilegiados de la vieja sociedad feudal fueron desplazados o se fusionaron con la nueva clase dominante, la burguesía, al tiempo que la industrialización hizo crecer a su directo antagonista, el proletariado. A lo largo del siglo XIX la clase obrera protagonizó reivindicaciones y movilizaciones que se desarrollaron en un escenario esencialmente urbano. El campesinado, un colectivo menos dinámico,  continuó supeditado a los grandes propietarios, aunque desvinculado legalmente de ellos.
Se configuró un nuevo grupo social dominante configurado por la alta burguesía (empresarios textiles catalanes, financieros madrileños y vascos...), la oligarquía terrateniente propietaria de grandes latifundios especialmente en la España meridional, y los altos cargos del estado y el ejército.Por debajo emergieron unas clases medias urbanas no demasiado numerosas (pequeños propietarios rurales y urbanos, oficiales del ejército, funcionarios, médicos, profesores...)La población campesina configuraba la mayoría de la población del país y era bastante heterogénea: propietarios, arrendatarios y jornaleros sin tierra que conformaban más de la mitad de la población rural.
Por último, ligada a la débil industrialización, se configuró un pequeño grupo de obreros industriales.
Los orígenes del movimiento obrero en España
La débil y muy localizada industrialización española explica la debilidad del movimiento obrero hasta el sexenio democrático. Se calcula que en 1860 había en torno a ciento cincuenta mil  obreros industriales en el país, más de la mitad de los cuales vivía en Cataluña.
No obstante, ya desde la década de 1830 nacieron algunas asociaciones, como las “sociedades de auxilio mutuo”; se produjeron algunas protestas de carácter ludita, como los conflictos en 1835 en la fábrica “El Vapor” en Barcelona, la industrialización moderna se inicia en Cataluña y precisamente con esta empresa ''El Vapor'' ; la fábrica empezó a funcionar con la muerte de Fernando VII y el inicio de la primera guerra carlista, la situación económica era difícil y la maquinaria fue vista como el enemigo.Hubo una sublevación en contra de la iglesia y se quemaron conventos y otras iglesias que se pensaban carlistas y la noche del 5-6 de agosto de 1835 también incendiaron la fábrica los trabajadores.
Otra protesta de los trabajadores fue en contra de las selfactinas: las selfactinas (del inglés self-acting) son unas máquinas de acción automática que mecanizaban una parte del hilado, hubo varias huelgas en contra de estas máquinas ya que provocaban el paro de muchos trabajadores, en 1854 se quemó la fábrica donde estaban estas selfactinas y el 16 de abril de 1854 se publicó una ley por Ramón de la Rocha que decía que todos los que atentaran contra las máquinas serían fusilados, al día siguiente se fusiló a tres hombres. Los trabajadores siguieron con la huelga y al final consiguieron la eliminación de las selfactinas, otra prueba más del poder del pueblo. La primera huelga general en España fue en 1855 y el origen de la huelga fue este conflicto de las selfactinas.
Se empezaron a crear los primeros periódicos. Estas primeras manifestaciones del movimiento obrero fueron duramente reprimidas por los gobiernos de la época.
El movimiento obrero durante el sexenio democrático
Las libertades políticas permitieron un importante impulso al movimiento obrero durante el sexenio.
En 1864 se había creado en Londres la Asociación Internacional de Trabajadores (A.I.T.), donde durante un cierto tiempo convivieron los seguidores de las ideas de Carlos Marx (marxistas o socialistas) y los seguidores de Mijaíl Bakunin (anarquistas).
Las nuevas libertades traídas por la "Revolución Gloriosa" permitieron la creación de la Sección Española de la A.I.T. Su fundación se debió al impulso del anarquista italiano Giuseppe Fanelli. Desde un principio en los "internacionalistas" españoles hubo claro predominio de la ideología anarquista, inspirada en el pensamiento de Bakunin. Como era de esperar por su mayor grado de industrialización, el movimiento anarquista tuvo un mayor desarrollo en Cataluña.
Por otro lado, Paul Lafargue, yerno de Marx, vino a nuestro país a propagar las ideas del marxismo. En 1872, creó un pequeño grupo madrileño que poco después daría lugar al PSOE.

 EVOLUCIÓN ECONÓMICA
La población española se incrementó a lo largo del período, aunque en menor medida que en los países más desarrollados. El descenso de la mortalidad y el mantenimiento de una alta natalidad explican esta tendencia. La mayor parte de la población siguió siendo rural. Se calcula que en 1865, el 80% de la población seguía viviendo en el media rural.
La agricultura vivió una profunda reforma basada en la abolición del régimen señorial (el señorío era una donación d tierras y vasallos, incluida la jurisdicción, dada por monarcas a nobles o clérigos por servicios prestados o recompensa a méritos adquiridos), la supresión de los mayorazgos ( un mayorazgo es una institución del antiguo derecho castellano que permitía mantener un conjunto de bienes vinculados para siempre) y las grandes desamortizaciones de Mendizábal y Madoz. Con este conjunto de medidas se liberalizó la agricultura, permitiendo que la tierra pudiera circular libremente en el mercado, y se eliminaron los frenos que impedían el desarrollo de una agricultura capitalista dirigida al mercado. La mayor parte de la tierra pasó a manos de propietarios privados individuales. 
La gran transformación económica de este período fue el proceso de desamortización de los bienes eclesiásticos iniciado en 1835 por el progresista Mendizábal, que luego vino a ser completado por el también progresista Pascual Madoz durante el Bienio progresista con la desamortización de los bienes de los municipios.
Juan Álvarez de Mendizábal, bien desde el cargo de ministro de Hacienda o presidiendo el Consejo de Ministros, inició la desamortización de los bienes y tierras eclesiásticas amortizadas en 1836, además de suprimir las órdenes religiosas (clero regular que es el constituído por clérigos que han realizado los votos religiosos de pobreza, obediencia y castidad)
La desamortización consistió básicamente en la expropiación de los bienes desamortizados y su nacionalización y posterior venta en pública subasta al mejor postor.
La desamortización tuvo tres objetivos:
1.El objetivo principal fue financiero. Buscar ingresos para pagar la deuda pública del Estado, además se conseguirían fondos para la guerra carlista.
2.Había también un objetivo político: ampliar la base social del liberalismo con los compradores de bienes desamortizados. Además, buena parte del clero regular apoyaba a los carlistas.
3.Finalmente, se planteó de forma muy tímida un objetivo social: crear una clase media agraria de campesinos propietarios.

Los resultados no fueron todo lo positivos que se podría haber esperado:
1.No solucionó el grave problema de la deuda pública
2.En el terreno político, el liberalismo ganó adeptos, pero también se creó un foso que perduró largo tiempo entre el liberalismo entre la opinión pública católica.
3.En el terreno social, la mayor parte de los bienes desamortizados fueron comprados por nobles y burgueses urbanos adinerados. Los campesinos pobres no pudieron pujar en las subastas.
4.La desamortización no sirvió para mitigar la desigualdad social, de hecho, muchos campesinos pobres vieron como los nuevos propietarios burgueses subieron los alquileres.
Los resultados de la desamortización explican porque la nobleza, en general, apoyó al liberalismo, y porque muchos campesinos se hicieron antiliberales (carlistas), al verse perjudicados por las reformas.
La Iglesia vio desmanteladas las bases económicas de su poder, supresión de la Inquisición (esto es, del poder de censura y persecución), extinción de la renta principal constituida sobre bienes ajenos (diezmos y primicias), desamortización de los bienes del clero regular (decreto de 1836) y secular (ley de julio de 1837) y disolución de gran número de Órdenes regulares.
 A cambio de la expropiación el Estado se comprometió a subvencionar económicamente al clero. El primer ejemplo presupuestario fue la Dotación de Culto y Clero de 1841, el Estado asumía la obligación, reflejada también en el texto constitucional de 1837, de hacer frente a los gastos del clero católico y a los derivados del culto; para ello imputaba el producto o renta de los bienes nacionales procedentes del clero secular al pago de tales gastos y creaba una contribución cuyo importe estaría dedicado en el futuro al mismo fin.
La última gran desamortización se inició en 1855 mediante una ley elaborada por Pascual Madoz. Afectó esencialmente a las tierras de los municipios y supuso la liquidación definitiva de la propiedad amortizada en España.
Sus resultados tampoco fueron muy positivos:
1.Arruinó a los ayuntamientos, que, entre otras cosas, estaban al cargo de la instrucción pública
2.No solucionó el sempiterno problema de la deuda pública.
3.Perjudicó a los vecinos más pobres que se vieron privados del aprovechamiento libre de las tierras comunales.
Pese a sus insuficiencias y errores, las desamortizaciones de Mendizábal y Madoz cambiaron de forma radical la situación del campo español. Baste con señalar que afectaron a una quinta parte del conjunto del suelo. Lamentablemente, el atraso técnico y el desigual reparto de la propiedad de la tierra siguieron siendo problemas clave de la sociedad y la economía españolas.
En la industria España vio como la revolución que se había iniciado en Gran Bretaña y se extendía a otras zonas del continente, sólo afectaba de forma muy localizada al país en Cataluña y País Vasco.
Diversos factores explican este retraso:
1.Escasez de carbón y materias primas
2.Atraso tecnológico y dependencia del capital exterior
3.Falta de articulación de un mercado interior caracterizado por las dificultades de comunicación y por el bajo poder adquisitivo de grandes masas de la población
4.Factores políticos como la pérdida del mercado colonial, los destrozos de la guerra de la Independencia o la inestabilidad política.
La expansión del tendido ferroviario fue un factor clave de modernización como en el resto del mundo. España llegó con retraso al nuevo medio de transporte y la primera línea fue la construida entre Barcelona y Mataró en 1848. Curiosamente, el primer ferrocarril en los dominios españoles fue construido en Cuba en 1837 en el trayecto La Habana-Güines. Tras la promulgación de la Ley General de Ferrocarriles en 1855 tuvo lugar un verdadero "boom" del ferrocarril. En 1866 la red alcanzó los 5.145 kilómetros de extensión.
                
                                                       (ferrocarril Barcelona-Mataró)
La política comercial fue en general proteccionista. Las leyes arancelarias de 1841 y 1849 favorecieron los intereses de los industriales del textil catalán y de los terratenientes castellanos cultivadores de trigo. Sólo durante el Sexenio Democrático se intentó una política liberal con el Arancel Figuerola de 1869. La Restauración significó de nuevo la vuelta al proteccionismo con la ley arancelaria de 1875.
En el terreno financiero este período se caracteriza por las dificultades de la Hacienda estatal agobiada por la Deuda Pública. Pese a estos problemas en este período se adoptaron algunas decisiones históricas:
1.En 1856 se creó el Banco de España que vino a sustituir al Banco Español de San Fernando. En 1874 quedó configurado como banco nacional con el monopolio de la emisión de papel moneda.
2.En octubre de 1868 se adoptó la peseta como nueva unidad del sistema monetario.

Noemí Alcántara Calvo

1 comentario:

  1. Entrada que no puedo dar por válida ya que recuerda en demasía a otras páginas de internet, en especial desde la mitad del artículo en adelante.
    Atentamente,

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