sábado, 26 de abril de 2014

El desarrollo agrícola en la Europa del siglo XVIII
(presentación del Grupo 7 del 10.04.2014)

Antes de examinar el desarrollo agrícola que se da en el siglo XVIII, hay que clarificar el trasfondo social de esa época. Tras la revolución industrial, Europa se vio enfrentada a un crecimiento demográfico y al mismo tiempo el papel de la burguesía en nuestro continente es mayor. Ya se iban a perfilar cambios sociales y políticos y como la agricultura era el sector que contribuía más a la economía y que reunía el mayor porcentaje de la población laboral, ya sólo fue cuestión de tiempo que se marcaron cambios fundamentales en la agricultura.
Sin embargo, considerando al continente en su conjunto, se puede constatar una falta de cambios en el sector agrícola. La agricultura cambió de forma esencial en territorios tales como Flandes, Brabante, Zelanda, Holanda e Inglaterra. Los objetivos de los campesinos y de los patrocinadores eran:
       Extensión de roturaciones y cultivos
       Aumentar la fertilización
       Mayor uso de máquinas
       Superar la dependencia climática
       Aumentar el número de cosechas
       Adaptación al mercado
Mediante el ejemplo de Gran Bretaña se puede entender por qué surtió efecto la revolución agrícola en este lugar: En primer lugar hay que constatar que en Gran Bretaña se rompió con las estructuras feudales y muchas de las tierras que antes pertenecían a la nobleza fueron privatizadas. Los nuevos propietarios entonces tenían intereses económicos y remedios financieros para invertir en el trabajo de campo. En segundo lugar se puede detectar un mercado más libre al contrario que en otros países europeos. En tercer lugar era importante la implicación de los campesinos para con la economía del mercado. De tal forma los campesinos sabían mejor cómo cultivar sus campos.
Por otro lado surge la pregunta de la rigidez en la agricultura de otros países europeos. En primer lugar era demasiado difícil aplicar el sistema agrícola en todos los países, ya que cada país cuenta con otras condiciones climáticas, como por ejemplo el sistema agrícola de los Países Bajos. Además no se podía aplicar las normas a escala, ya que la agricultura también dependía de la ganadería y de los mercados urbanos – este último no se da en ciertos países. Por lo demás prevalecían estructuras de propiedad y con los endeudamientos de los campesinos resultó difícil adquirir las máquinas.
No obstante se desarrolló un mayor interés por la agricultura en la sociedad. La evolución de la corriente filosófica “fisiocracia”, que se basa mucho en la naturaleza y la agricultura, destaca ese desarrollo. También hubo efectos en los cultivos: El trigo candeal, por ejemplo, se expandió y la patata se cultivó en monocultivos en países tales como Irlanda, Dinamarca, Prusia y Sajona. En cambio, el centeno se dio menos en la Europa Septentrional y Central y la cebada también se mermó en el Mediterráneo.
Desde mi punto de vista tuvo lugar una economización de la agricultura o de la naturaleza. Donde la revolución agrícola tenía éxito, se intentó hacer un mayor provecho de los campos mediante el uso de máquinas y roturaciones, es decir se dio un cambio en el sistema agrícola. Otra razón por la que hablo de economización es el hecho de que se adaptase la agricultura a los mercados urbanos para sacar más beneficio. Mientras que en aquel entonces la agricultura no siempre consiguió producir lo suficiente como para alimentar al pueblo. Hoy en día se da una fuerte crítica de la fabricación en gran escala y el derroche.
Niklas Franke

Fuentes: "El despegue económico de Europa en el siglo XVIII". Epígrafe, "Estabilidad y cambio en el sector agrícola", en A. Floristán (Ed.), Historia Moderna Universal, Madrid, Ariel, págs. 735-739

No hay comentarios:

Publicar un comentario