El desarrollo
agrícola en la Europa del siglo XVIII
(presentación del Grupo 7 del 10.04.2014)
Antes de examinar
el desarrollo agrícola que se da en el siglo XVIII, hay que clarificar el
trasfondo social de esa época. Tras la revolución industrial, Europa se vio
enfrentada a un crecimiento demográfico y al mismo tiempo el papel de la
burguesía en nuestro continente es mayor. Ya se iban a perfilar cambios
sociales y políticos y como la agricultura era el sector que contribuía más a
la economía y que reunía el mayor porcentaje de la población laboral, ya sólo
fue cuestión de tiempo que se marcaron cambios fundamentales en la agricultura.
Sin embargo,
considerando al continente en su conjunto, se puede constatar una falta de
cambios en el sector agrícola. La agricultura cambió de forma esencial en
territorios tales como Flandes, Brabante, Zelanda, Holanda e Inglaterra. Los
objetivos de los campesinos y de los patrocinadores eran:
•
Extensión
de roturaciones y cultivos
•
Aumentar
la fertilización
•
Mayor
uso de máquinas
•
Superar
la dependencia climática
•
Aumentar
el número de cosechas
•
Adaptación
al mercado
Mediante el ejemplo de Gran Bretaña se puede entender por qué surtió efecto
la revolución agrícola en este lugar: En primer lugar hay que constatar que en
Gran Bretaña se rompió con las estructuras feudales y muchas de las tierras que
antes pertenecían a la nobleza fueron privatizadas. Los nuevos propietarios
entonces tenían intereses económicos y remedios financieros para invertir en el
trabajo de campo. En segundo lugar se puede detectar un mercado más libre al
contrario que en otros países europeos. En tercer lugar era importante la
implicación de los campesinos para con la economía del mercado. De tal forma
los campesinos sabían mejor cómo cultivar sus campos.
Por otro lado surge la pregunta de la rigidez en la agricultura de otros
países europeos. En primer lugar era demasiado difícil aplicar el sistema
agrícola en todos los países, ya que cada país cuenta con otras condiciones
climáticas, como por ejemplo el sistema agrícola de los Países Bajos. Además no
se podía aplicar las normas a escala, ya que la agricultura también dependía de
la ganadería y de los mercados urbanos – este último no se da en ciertos
países. Por lo demás prevalecían estructuras de propiedad y con los
endeudamientos de los campesinos resultó difícil adquirir las máquinas.
No obstante se desarrolló un mayor interés por la agricultura en la
sociedad. La evolución de la corriente filosófica “fisiocracia”, que se basa mucho
en la naturaleza y la agricultura, destaca ese desarrollo. También hubo efectos
en los cultivos: El trigo candeal, por ejemplo, se expandió y la patata se
cultivó en monocultivos en países tales como Irlanda, Dinamarca, Prusia y
Sajona. En cambio, el centeno se dio menos en la Europa Septentrional y Central
y la cebada también se mermó en el Mediterráneo.
Desde mi punto de vista tuvo lugar una economización de la agricultura o de
la naturaleza. Donde la revolución agrícola tenía éxito, se intentó hacer un
mayor provecho de los campos mediante el uso de máquinas y roturaciones, es
decir se dio un cambio en el sistema agrícola. Otra razón por la que hablo de
economización es el hecho de que se adaptase la agricultura a los mercados
urbanos para sacar más beneficio. Mientras que en aquel entonces la agricultura
no siempre consiguió producir lo suficiente como para alimentar al pueblo. Hoy
en día se da una fuerte crítica de la fabricación en gran escala y el derroche.
Niklas Franke
Fuentes: "El despegue económico de Europa en
el siglo XVIII". Epígrafe, "Estabilidad y cambio en el sector
agrícola", en A. Floristán (Ed.), Historia Moderna Universal, Madrid,
Ariel, págs. 735-739
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