Apuntes 24/3/2014
LA REFORMA
PROTESTANTE Y LA CONTRARREFORMA CATÓLICA.
La principal diferencia entre el
catolicismo y el protestantismo podría
ser la influencia y la importancia del Papado y de los miembros de la Iglesia,
ya que para los católicos es algo fundamental, y sin embargo en el
protestantismo no se reconocen como tales dichas figuras eclesiásticas (como el
Papa) y reserva la interpretación de las Sagradas Escrituras a cada uno y no a una
interpretación común instituida por los miembros de la Iglesia.
Aparte de esto, existía desde la
Edad Media una gran desconfianza por parte del pueblo hacia los miembros de la
Iglesia, sobre todo por la corrupción que se daba entre ellos, así como una
importante crisis de conciencia religiosa de la población basada en actos como
la brujería o las supersticiones, que originaban una “angustia” en los
cristianos.
Por este motivo se desarrolló a
lo largo de los años siguientes la Devotio Moderna, entendida como una nueva
forma de interpretar la fe en la que cada cual era libre de leer la Biblia e
interpretarla libremente, proporcionándose así consuelo frente a temores como
la muerte , por ejemplo. Además de esto, el auge de la imprenta ayudó a que las
ideas de Martín Lutero —principal figura del protestantismo— fueran expandidas
y estudiadas.
Todo esto llevó a que se iniciara
una nueva corriente dentro del cristianismo, que fue el protestantismo. Sus
pilares fundamentales fueron:
-Justificación
por la fe à se le quita importancia a las
obras frente a la fe, es decir, el hecho de arrepentirse en el lecho de muerte
o de dar limosna, por ejemplo, no te acerca a la salvación, sino que eso solo
lo puede hacer la fe personal de cada uno.
-Sacerdocio
universal à si cada uno puede interpretar la
Biblia a su manera, todos son “aptos”, de algún modo, para ser sacerdotes.
-Inutilidad
de los sacramentos à el luteranismo tan solo reconoce
como sacramentos el bautismo, la eucaristía y, a veces, también el matrimonio.
-Consustanciación:
el protestantismo considera que coexisten las sustancias del cuerpo y la sangre
de Cristo con las del pan y el vino, es decir, que esta considera que en la
eucaristía se encuentra de forma real Cristo en su cuerpo, su sangre, su alma y
su divinidad.
Al margen de este movimiento
surge también otro, cuyos miembros son conocidos con el nombre de anabaptistas,
y que no se centran tanto en la teoría, sino que prefieren hacerlo en la
práctica, sobre todo de una mayor igualdad social. Fue difundido por Sajonia y
se fundamentaba en el Iluminismo Medieval, en la creencia en el fin del mundo,
en el juicio final, en la constante presencia del Espíritu Santo… Y además eran
partidarios de un segundo bautismo.
También nació el calvinismo
(mezcla entre el luteranismo y creencias propias), cuyas bases fueron el
rechazo de los sacramentos, la negación de la presencia real de Cristo en la
Eucaristía, la justificación por la fe y la predestinación.
En el calvinismo, tiene menor
peso el poder civil frente al religioso, que se impone al primero.
Tras esto, una serie de actos en
Inglaterra propiciaron “el cisma inglés”, también conocido como anglicanismo.
Este movimiento tiene su inicio en un rey y no en un reformador. Éste, Enrique
VIII, se opuso al luteranismo, pero no al catolicismo. Su hijo Eduardo VI
evolucionó al calvinismo, pero su sucesora, María Tudor, supuso un cambio al catolicismo
más conservador al casarse con Felipe II de España.
Todo esto, sumado al clima de
crisis de la sociedad, desembocó en una “contrarreforma” de la Iglesia
católica, aunque dicho término no es demasiado apropiado ya que no solo fue una
respuesta al protestantismo y demás movimientos, sino también una renovación
del propio catolicismo que pretendía acabar con esa angustia de entonces. Desde
este momento surgieron nuevas órdenes religiosas, entre las que destacaron los
jesuitas, que defendieron la castidad y la humildad como forma de vida.
Se llegó, entonces, al Concilio
de Trento, que proponía una renovación del clero en la que los curas conocieran
bien la doctrina que predicaban, así como a un intento de unión entre católicos
y protestantes bajo el Papado.
Entre las consecuencias más
importantes de este concilio se encuentra el desarrollo de formas típicas de
religiosidad, abundantes predicaciones y misiones; pero espíritu del concilio
se fue diluyendo tras el nacimiento de nuevas corrientes filosóficas, como
fueron el racionalismo, el empirismo o el jansenismo.
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