domingo, 13 de abril de 2014

Carlos V, I de España

Carlos V nace en Gante el 24 de febrero de 1500, hijo de Juana la Loca y Felipe el Hermoso. Sus abuelos maternos eran los Reyes Católicos y los paternos el emperador Maximiliano I y doña María de Borgoña. El mismo Erasmo de Rotterdam quedaba sorprendido por las grandes capacidades intelectuales y físicas que mostraba el rey ya desde sus primeros años. Gran parte de esto se debe a que de su educación se encargó su tía Margarita de Austria que le transmitió la importancia de la cultura y del arte. Además como profesor tuvo al cardenal Adriano de Utrecht, que sería el futuro papa Adriano VI.

La verdad es que Carlos llega a ser rey por pura casualidad debido a una serie de matrimonios dinásticos y unas muertes prematuras de parientes suyos que eran los herederos directos al trono. También recibió una gran herencia: por parte de sus abuelos paternos recibió los estados hereditarios de la casa de Austria, en el sudeste de Alemania, el ducado de Borgoña (pero que estaba en poder de Francia), los Países Bajos, el Franco-Condado, Artois y los condados de Nevers y Rethel; por parte de sus abuelos maternos, el reino de Aragón, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y sus posesiones de ultramar, Castilla y sus conquistas en el norte de África y en Indias.

Pero el hecho de ser reconocido como Carlos I de España y también como Carlos V, emperador del Sacro Imperio Germánico, tuvo un complicado proceso.

En España, tuvo que cumplir con unas exigencias relacionadas con el cumplimiento de las leyes de Castilla. Estas implicaban el despido de los extranjeros que tuviera en su mando sustituyéndolos por nobles castellanos y la obligación de hablar en castellano. Carlos aceptó estas leyes y consiguió un crédito de 600.000 ducados. Resueltas las exigencias en Castilla, Carlos se trasladó a Aragón donde también había problemas que resolver. En las Cortes aragonesas estaban los que querían nombrar como rey a su hermano Fernando, pero después de largas discusiones, las Cortes terminaron por reconocer a Carlos como rey y le dieron un crédito de 200.000 ducados.

Parecía todo arreglado hasta que recibe la noticia de que es nombrado emperador el 28 de junio de 1519. Esto no agradará mucho a Castilla, ya que son conscientes de que los gastos del rey aumentarían bastante. Las protestas no tardaron y se exigió una reunión de las Cortes en la que se aconsejase al monarca que no abandonara el país y que el dinero de Castilla no saliese fuera de ella. De todos modos se le concedió a Carlos un subsidio que le permitía partir hacia Alemania gracias a sus consejeros. Mientras está fuera de España, deja como regente a Adriano de Utrecht en una época en la que acontecen dos importantes conflictos: la revuelta de las comunidades en Castilla y la revuelta de las germanías en Valencia. Tras estos conflictos, Carlos no tomó represarias demasiado duras contra los que apoyaban las revueltas, solo las tomó contra los cabecillas. Además estos conflictos le hicieron darse cuenta de que la mejor manera de gobernar sería a base de acuerdos en lugar de enfrentamientos.

En cuanto al Sacro Imperio Germánico, tras morir Maximiliano I, Francisco I de Francia también tiene los mismos derechos de ser elegido emperador. Pero finalmente, gracias al dinero de Castilla y de los préstamos de los banqueros Fugger, quienes vieron a Carlos como la persona que impulsaría el desarrollo económico europeo, Carlos fue coronado en Aquisgrán en octubre de 1520 como emperador del Sacro Imperio Germánico. Pero este puesto de emperador le trae dos conflictos importantes. Por una parte, su rival Francisco I se sentía receloso de no haber accedido al puesto de emperador, por otra, los intentos de Carlos de tener la supremacía sobre todos los príncipes cristianos le enfrentarían directamente con el Papa en Roma. De hecho, esto se puede ver en el saqueamiento de Roma entre 1522 y 1529, en el que hacen que el Papa Clemente VII abandone el Vaticano. Finalmente consigue ser coronado por el Papa.

Pero paralelamente a estos conflictos, no hay que olvidar otro grave problema al que tenía que hacer frente Carlos V. El avance del Imperio Otomano hacia occidente y la necesidad de la unidad religiosa cristiana que se ve rota por el cisma luterano. Carlos V era consciente de que eran necesarias reformas en la Iglesia, por esta razón en parte estaba de acuerdo con las propuestas de reforma de Lutero. Pero tras el edicto de Wohrms en 1521, las relaciones entre Lutero y Carlos toman un sentido contrario. No se llega a ningún acuerdo entre luteranos y católicos, por lo tanto la guerra fue inevitable. Finalmente todo culmina en la Paz de Augsburgo en 1555 con una clara idea: cuius regio eius religio. De esta forma se resuelve el conflicto, cada príncipe tendrá derecho a elegir la religión de su territorio.

Carlos V, cansado de tantas guerras abdicó el 25 de octubre de 1555 dejando el imperio a su hermano Fernando, España a su hijo Felipe y además reconoció a su hijo bastardo Juan, quien había tenido con Bárbara Blomberg. Decidió retirarse al monasterio de Yuste donde realizaba junto a los monjes rituales para su alma. Falleció en la madrugada del 21 de septiembre de 1558 tras recibir la extremaunción.

En resumen, fue un rey medieval por sus constantes viajes, seguía siendo un rey itinerante. Pero también fue un rey que aprendía de sus errores como vimos en el caso de las comunidades y las germanías. Durante su reinado podríamos destacar por primera vez la unificación de Castilla y Aragón. Pero también a pesar del avance cultural que hubo en Castilla, muchas de las empresas que ocurrían fuera, que poco tenían que ver con esta, eran subvencionadas por Castilla. Para finalizar, podemos ver a un rey que se tomó su reinado como un compromiso personal. Consideraba como fracasos personales no haber podido acabar con el luteranismo, ni haber conseguido un imperio universal ni tampoco recuperar el territorio de Borgoña.


BIBLIOGRAFÍA
Consultado el 07.04.2014
Consultado el 08.04.2014
Consultado el 08.04.2014




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