Carlos
V nace en Gante el 24 de febrero de 1500, hijo de Juana la Loca y
Felipe el Hermoso. Sus abuelos maternos eran los Reyes Católicos y
los paternos el emperador Maximiliano I y doña María de Borgoña.
El mismo Erasmo de Rotterdam quedaba sorprendido por las grandes
capacidades intelectuales y físicas que mostraba el rey ya desde sus
primeros años. Gran parte de esto se debe a que de su educación se
encargó su tía Margarita de Austria que le transmitió la
importancia de la cultura y del arte. Además como profesor tuvo al
cardenal Adriano de Utrecht, que sería el futuro papa Adriano VI.
La
verdad es que Carlos llega a ser rey por pura casualidad debido a una
serie de matrimonios dinásticos y unas muertes prematuras de
parientes suyos que eran los herederos directos al trono. También
recibió una gran herencia: por parte de sus abuelos paternos recibió
los estados hereditarios de la casa de Austria, en el sudeste de
Alemania, el ducado de Borgoña (pero que estaba en poder de
Francia), los Países Bajos, el Franco-Condado, Artois y los condados
de Nevers y Rethel; por parte de sus abuelos maternos, el reino de
Aragón, Nápoles, Sicilia, Cerdeña y sus posesiones de ultramar,
Castilla y sus conquistas en el norte de África y en Indias.
Pero
el hecho de ser reconocido como Carlos I de España y también como
Carlos V, emperador del Sacro Imperio Germánico, tuvo un complicado
proceso.
En
España, tuvo que cumplir con unas exigencias relacionadas con el
cumplimiento de las leyes de Castilla. Estas implicaban el despido de
los extranjeros que tuviera en su mando sustituyéndolos por nobles
castellanos y la obligación de hablar en castellano. Carlos aceptó
estas leyes y consiguió un crédito de 600.000 ducados. Resueltas
las exigencias en Castilla, Carlos se trasladó a Aragón donde
también había problemas que resolver. En las Cortes aragonesas
estaban los que querían nombrar como rey a su hermano Fernando, pero
después de largas discusiones, las Cortes terminaron por reconocer a
Carlos como rey y le dieron un crédito de 200.000 ducados.
Parecía
todo arreglado hasta que recibe la noticia de que es nombrado
emperador el 28 de junio de 1519. Esto no agradará mucho a Castilla,
ya que son conscientes de que los gastos del rey aumentarían
bastante. Las protestas no tardaron y se exigió una reunión de las
Cortes en la que se aconsejase al monarca que no abandonara el país
y que el dinero de Castilla no saliese fuera de ella. De todos modos
se le concedió a Carlos un subsidio que le permitía partir hacia
Alemania gracias a sus consejeros. Mientras está fuera de España,
deja como regente a Adriano de Utrecht en una época en la que
acontecen dos importantes conflictos: la revuelta de las comunidades
en Castilla y la revuelta de las germanías en Valencia. Tras estos
conflictos, Carlos no tomó represarias demasiado duras contra los
que apoyaban las revueltas, solo las tomó contra los cabecillas.
Además estos conflictos le hicieron darse cuenta de que la mejor
manera de gobernar sería a base de acuerdos en lugar de
enfrentamientos.
En
cuanto al Sacro Imperio Germánico, tras morir Maximiliano I,
Francisco I de Francia también tiene los mismos derechos de ser
elegido emperador. Pero finalmente, gracias al dinero de Castilla y
de los préstamos de los banqueros Fugger, quienes vieron a Carlos
como la persona que impulsaría el desarrollo económico europeo,
Carlos fue coronado en Aquisgrán en octubre de 1520 como emperador
del Sacro Imperio Germánico. Pero este puesto de emperador le trae
dos conflictos importantes. Por una parte, su rival Francisco I se
sentía receloso de no haber accedido al puesto de emperador, por
otra, los intentos de Carlos de tener la supremacía sobre todos los
príncipes cristianos le enfrentarían directamente con el Papa en
Roma. De hecho, esto se puede ver en el saqueamiento de Roma entre
1522 y 1529, en el que hacen que el Papa Clemente VII abandone el
Vaticano. Finalmente consigue ser coronado por el Papa.
Pero
paralelamente a estos conflictos, no hay que olvidar otro grave
problema al que tenía que hacer frente Carlos V. El avance del
Imperio Otomano hacia occidente y la necesidad de la unidad religiosa
cristiana que se ve rota por el cisma luterano. Carlos V era
consciente de que eran necesarias reformas en la Iglesia, por esta
razón en parte estaba de acuerdo con las propuestas de reforma de
Lutero. Pero tras el edicto de Wohrms en 1521, las relaciones entre
Lutero y Carlos toman un sentido contrario. No se llega a ningún
acuerdo entre luteranos y católicos, por lo tanto la guerra fue
inevitable. Finalmente todo culmina en la Paz de Augsburgo en 1555
con una clara idea: cuius
regio eius religio. De
esta forma se resuelve el conflicto, cada príncipe tendrá derecho a
elegir la religión de su territorio.
Carlos
V, cansado de tantas guerras abdicó el 25 de octubre de 1555 dejando
el imperio a su hermano Fernando, España a su hijo Felipe y además
reconoció a su hijo bastardo Juan, quien había tenido con Bárbara
Blomberg. Decidió retirarse al monasterio de Yuste donde realizaba
junto a los monjes rituales para su alma. Falleció en la madrugada
del 21 de septiembre de 1558 tras recibir la extremaunción.
En
resumen, fue un rey medieval por sus constantes viajes, seguía
siendo un rey itinerante. Pero también fue un rey que aprendía de
sus errores como vimos en el caso de las comunidades y las germanías.
Durante su reinado podríamos destacar por primera vez la unificación
de Castilla y Aragón. Pero también a pesar del avance cultural que
hubo en Castilla, muchas de las empresas que ocurrían fuera, que
poco tenían que ver con esta, eran subvencionadas por Castilla. Para
finalizar, podemos ver a un rey que se tomó su reinado como un
compromiso personal. Consideraba como fracasos personales no haber
podido acabar con el luteranismo, ni haber conseguido un imperio
universal ni tampoco recuperar el territorio de Borgoña.
BIBLIOGRAFÍA
Consultado
el 07.04.2014
Consultado
el 08.04.2014
Consultado
el 08.04.2014
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