lunes, 28 de abril de 2014

·Víctimas de la Revolución Industrial

·Víctimas de la  Revolución Industrial. 



   Cuando pensamos en Revolución Industrial nos viene a la cabeza la palabra cambio y no un cambio negativo más bien positivo, pues los humanos siempre tendemos a pensar que el desarrollo económico va de la mano de la evolución humana y esta visión es bastante errónea. Pongamos sino como ejemplo las poblaciones prehistóricas del Paleolítico Superior que vivían mucho mejor que los romanos y que incluso muchos de los trabajadores de Europa del s.XIX.

   La Revolución Industrial significó la apertura de muchas fábricas. No obstante estas fábricas requerían trabajadores que cumplieran con una jornada de 12 a 16 horas diarias sin descanso los domingos en su mayoría; es más estos trabajadores tenían que soportar diariamente los ruidos estridentes de las máquinas, el humo que hacía que el aire fuera irrespirable y la poca seguridad que hacía que hubiera accidentes con frecuencia. Estos trabajadores estaban compuestos por hombres, mujeres y niños que trabajaban todos por igual, las mismas horas y en las mismas condiciones infrahumanas, lo único que les diferenciaba era el sueldo ya que las mujeres por ejemplo tan sólo cobraban entre el 30% y el 60% del salario de un hombre. 

  Pero ¿qué pasaba con los niños? A pesar de que trabajaban las mismas horas que los adultos y las condiciones de su trabajo eran más peligrosas a estos su paga era menor (teniendo en cuenta su edad y la función que ejercían en determinada industria) y continuamente sufrían malos tratos por parte de los capataces. Además los niños debido a sus pequeños cuerpos eran perfectos para el trabajo en las minas y ahí les explotaban brutalmente. Nos encontramos en una situación de explotación infantil que puede verse reflejada en el siguiente texto de Sarah Gooder (8 años):
          
             Trabajo en el pozo de Gawber. No es muy cansado, pero trabajo sin luz y paso miedo. Voy a las cuatro y a veces a las tres y media de la mañana, y salgo a las cinco y media de la tarde. No me duermo nunca. A veces canto cuando hay luz, pero no en la oscuridad, entonces no me atrevo a cantar. No me gusta estar en el pozo. Estoy medio dormida a veces cuando voy por la mañana. Voy a la escuela los domingos y aprendo a leer. (...) Me enseñan a rezar. (...) He oído hablar de Jesucristo muchas veces. No sé por qué vino a la tierra y no sé por qué murió, pero sé que descansaba su cabeza sobre las piedras. Prefiero, de lejos, ir a la escuela que estar en la mina. 



  En nuestro país (España) el informe L.Aner apuntaba que ''la edad de seis años para empezar a trabajar es la general, no sólo en Cataluña sino en lo demás centros fabriles de España como Alcoy, Málaga, Granada, Antequera, Valencia y Valladolid''. Siempre teniendo en cuenta que trabajaban muchas horas (13 h.) ganaban cantidades de dinero insignificantes y eran maltratados. Había 4 clases de trabajos que realizaban los niños: al aire libre, en fábricas, en residencias o en las minas de carbón. 

 ·En primer lugar al aire libre ejercían la función de barrenderos o bien vendedores ambulantes. Los barrenderos barrían el estiércol de las calles. Los vendedores ambulantes vendían productos como flores, cordones y molletes por toda la ciudad. Además algunos trabajaban en el campo puesto que los granjeros los contrataban como espantapájaros cuyo trabajo consistía en ahuyentar a los pájaros de los cultivos, protegiendo su sustento.
 ·Los que trabajaban en las fábricas trabajaban para dueños, gerentes o supervisores crueles. Las condiciones eran muy inseguras. Uno de los trabajos tenía lugar en las fábricas de fósforos. Un fundidor de fósforo era un niño cuyo trabajo consistía en sumergir palillos en un elemento denominado fósforo, el cual es mortal si una persona lo inhala en gran cantidad. Más aún, este químico hacía que los dientes de los niños se pudrieran y algunos hasta morían por inhalar los gases del fósforo. Otro trabajo de fábrica era en los molinos de algodón. Los dueños de los molinos llevaban huérfanos y los hacían trabajar duramente. Algunos niños sufrían heridas serias ya que se quedaban dormidos sobre las máquinas. 
 ·En las residencias:  El típico deshollinador comenzaba su carrera entre los cinco y diez años de edad, cuando éstos niños comenzaban a trabajar por primera vez sufrían cortes y moretones pero cuanto más trabajaban, más resistente a los incidentes se volvía su piel, y la frecuencia de los cortes se reducía. No obstante, deshollinar chimeneas exponía a los pequeños a inhalar hollín y otros materiales que no eran buenos para sus pulmones.
 ·Minas de carbón: los niños trabajaban en las minas de carbón como atrapadores, los contrataban para abrir las trampillas tirando de una cuerda cuando veían que las carretillas de carbón se aproximaban. Los que eran más mayores trabajaban como transportadores de carbón, llevando grandes canastos en sus espaldas.  Si sobrevivían sufrían de algún tipo de afección pulmonar, incluso cáncer. No existían leyes de seguridad en el lugar de trabajo.



Pero...¿Por qué trabajaban los niños? La respuesta es la necesidad del dinero en casa por muy pequeña que fuera la cantidad pues la situación de las viviendas y de los barrios obreros era pésima. El trabajo en las fábricas era una especie de refugio o salvación para las familias ya que era una vía de escape de la muerte Cuando se terminaba el día los trabajadores se retiraban a sus ''casas'' llenos de pulgas y piojos. Pongo la palabra casa entre comillas puesto que los barrios de estos más que de casas estaban formados de chabolas y barracas, carecían de servicios, alumbrado, limpieza, sanidad o ni siquiera empedrado. No había aireación en las ''casas'' lo que provocaba la aparición de muchas enfermedades una de las más destacadas fue la tuberculosis, el cólera y el raquitismo que pasaron a ser endémicos. Los niños morían continuamente pues su metabolismo es muy débil y muchos de ellos no podían soportar las condiciones en las que vivían y trabajaban.  La esperanza de vida era muy corta. Por ejemplo: a mediados del s.XIX la esperanza de vida de un obrero catalán era de 19 años y a final de ese siglo la de un obrero de Madrid no era mayor a 30 años. 

Todas esta situación de inestabilidad llevó a la necesidad de robo, pues muchas familias a pesar de estar todos sus miembros trabajando un sinfín de horas no les llegaba para comprar comida. Esta situación de robo se intentó frenar en algunos países como Inglaterra en el que se condenaba a horca a todo aquel que robaba incluso a los que robaban pequeñísimas cantidades de dinero que eran la mayoría. Tan dura era la situación en la que vivían que muchos padres dejaban morir a sus hijos recién nacidos o directamente les mataban puesto que no podían mantenerlos
 
Esta situación tubo su fin en parte gracias a la aparición de los sindicatos que hicieron que las condiciones laborales se fueran normalizando hasta llegar a la situación actual. 

-Pequeño resumen en un video de la Revolución Industrial:
 





                                                                                            Carla Villalonga Torres.



1 comentario:

  1. Entrada bien hilvanada, sugerente y que invita a la reflexión. Quizás faltaría citar las fuentes de información y documentar una afirmación que no termino de entender: "Pongamos sino como ejemplo las poblaciones prehistóricas del Paleolítico Superior que vivían mucho mejor que los romanos y que incluso muchos de los trabajadores de Europa del s.XIX".
    Atentamente,

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