sábado, 26 de abril de 2014

La Gran Redada de 1749


El 30 de Julio de 1749 tuvo lugar en España la Gran Redada ordenada por Fernando VI, una minuciosa y secreta operación militar que tenía como finalidad la detención y extinción de la etnia gitana, fue ideada por el obispo de Oviedo y presidente del Consejo de Castilla, don Gaspar Vázquez Tablada y el marqués de la Ensenada.
La organización se llevó a cabo ,como ya ha sido mencionado, en secreto, y dentro del Despacho de Guerra. Esta institución preparó instrucciones específicas para cada ciudad, las cuales serían entregadas al corregidor por un oficial del ejército . La orden era abrir esas instrucciones, estando presente el corregidor y el oficial, para lograr la simultaneidad de la operación. Ni el oficial, ni las tropas conocían hasta el último momento el objetivo de su misión.
Así pues aquel mismo día los soldados recibieron simultáneamente en cada población la orden de detener a todos los gitanos  - ya fueran niños, mujeres , hombres o ancianos - considerados personas infames y nocivas para el reino,  y confiscar todos sus bienes.
Lo que no tuvieron en cuenta cuando se ideó y realizó la operación, fue que los presos gitanos solo eran una parte de todos los que vivían en España, y eran ,además, los que con esfuerzo habían pretendido introducirse en la sociedad, asumir su cultura y cumplir sus leyes. En 1717 Felipe V , fijó la residencia de los gitanos en un número determinado de poblaciones —un total de 41 ciudades— con el fin de que dejasen de ser nómadas y poder  así controlar sus movimientos, pero a pesar de señalar a los gitanos las determinadas poblaciones en las que tenían permitido vivir y censarse- que es lo que ,cumpliendo con la ley, hicieron todos aquellos que fueron detenidos en 1749- hubo muchos otros que al ser nómadas , no estar censados o no vivir en zonas autorizadas - es decir que vivían incumpliendo la ley- no sufrieron la persecución del ejercito y por tanto siguieron libres.
Tras el día de la gran redada la desgracia se incrementó para los gitanos, los hombres y niños mayores de siete años eran sometidos a la esclavitud siendo enviados a trabajos forzados y a las mujeres y al resto de los niños se los confinó en castillos, alcazabas y por supuesto en cárceles. Estas últimas eran consideradas más peligrosas que los hombres ; la orden de Junio de 1749 decía así:

<< Se pondrá muy particular cuidado en asegurar  y prender a las mujeres por ser consideradas muy conveniente esta diligencia para conseguir el fin a que se dirige esta providencia tan importante a la quietud del reino>>

  






















Sin embargo cabe destacar que  la tan detalladamente organización de la detención no tuvo en cuenta  los problemas y el caos en que se convirtió el traslado y el alojamiento. El tamaño del proyecto de “exterminio” resultó muy por encima de los medios disponibles en aquella época, pues  se carecía de los recursos que eran necesarios. Por un lado el rey había dispuesto que los gastos de la comida y el traslado de los gitanos se cubriera con la venta de las pertenencias de estos, pero  la redada fue tan rápida que no dio tiempo a venderlas, y por el otro lado los corregidores y alcaldes de los pueblos no quisieron correr a cargo de esos gastos, pues era un dinero que difícilmente les devolvería el rey , procuraban ,sin embargo, lo imprescindible para que los gitanos no fallecieran de inanición en sus jurisdicciones originándoles problemas.

En Septiembre 1749 comenzaron los recursos y las liberaciones.
El personal militar encargado de custodiar a los gitanos apremió tales procedimientos, pues por un lado en los arsenales los gitanos no eran rentables, los gobernadores se quejaban de que los gitanos no trabajaban, de que eran mano de obra ignorante que había sido sustituida por personal experto y de que eran problemáticos y reacios al esfuerzo, carecían de suficientes tropas para hacerles frente y temían no poder sofocar un motín provocado por la desesperación, y por otro lado las gitanas, incluso más problemáticas que los hombres, no trabajaban y los gastos para mantenerlas eran pagados con los escasos fondos de los municipios en los que se encontraban confinadas. De este modo las quejas no tardaron en llegar a manos del marqués de la Ensenada, no solo de los funcionarios de arsenales y cárceles, también por parte de los propios gitanos, así como nobles que los protegían e incluso cabildos municipales que con la detención de los gitanos habían visto como algunas labores necesarias quedaban sin suplir en su comunidad por falta de trabajadores. Esto permitió una gradual liberación, pues el marqués de la Ensenada rectificó y culpó a los subordinados que habían llevado a cabo la orden:  "El rey nunca había pretendido dañar a los gitanos que vivían conforme a las leyes".
En 1763 , por orden del Rey Carlos III, se notificó que iban a ser puestos en libertad. Pero la administración  debía primero resolver el eterno problema de la residencia gitana. Además, los consejeros del Rey decidieron que debía reformarse la legislación sobre los gitanos. Esto supuso dos años más de confinamiento, para desesperación de los gitanos presos e inquietud de los militares, tal era la situación que el Rey ordenó acelerar los trámites y finalizar el asunto.
El 6 de Julio de 1765, dieciséis años después de la Gran Redada, se ordenó liberar a todos los presos.





 Clara Jiménez Enciso




1 comentario:

  1. Muy interesante esta llamada de atención sobre la política de Fernando VI en relación a la etnia gitana.

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