miércoles, 2 de abril de 2014

Grupo 13. La escisión anglicana

La escisión anglicana

Enrique VIII, pintura de Hans Holbein el Joven (1539-1540)
Durante el reinado absolutista de Enrique VIII en Inglaterra se produce un proceso de separación respecto a la iglesia católica, con la creación de la iglesia anglicana, a pesar de que él mismo había sido galardonado con el título de Defensor Fidei por hacer frente a la introducción de la teología luterana.


El problema comenzó cuando su esposa, Catalina, hija de los Reyes Católicos, no pudo proporcionar un heredero vivo, lo que era para Enrique VIII una obsesión. Por esta razón, pidió la nulidad del matrimonio para casarse con Ana Bolena, que ya se encontraba embarazada.

En 1531 se aprobó la primera Ley de Supremacía, que declaraba como jefe supremo de la iglesia anglicana a Enrique VIII. El arzobispo de Canterbury declaró nulo el primer matrimonio y sancionó el segundo, ya que se había producido en secreto. Pero no es hasta la segunda Ley de Supremacía de 1534 cuando se produce la ruptura definitiva con Roma, con la cual se estableció que el rey y sus sucesores eran los jefes supremos de la Iglesia de Inglaterra.

La muerte de Enrique VIII dejó una Inglaterra desconcertada, ya que durante su reinado la ideología teológica varió constantemente, pero se afianzó un fuerte sentimiento nacionalista y de lealtad al rey.
Su primer sucesor, Eduardo VI, debido a su breve reinado, su juventud y debilidad, no pudo gobernar ni tomar postura en tanto a la ideología, siendo los jefes del Consejo de Regencia los encargados de esta función, tomando un matiz más calvinista. Durante este período, se formularon los Cuarenta y dos mandamientos anticatólicos que constituían la base de la nueva religión, cuyos principios eran la justificación por la fe y la predestinación, ambos elementos calvinistas. El sacerdote era un mero ministro de la palabra, y los funerales y el culto a las imágenes quedaban rechazados.

La sucesora de Eduardo fue María Tudor, católica, por lo que llevó a cabo un proceso de recatolización de Inglaterra, pero debido a la brevedad de su reinado, no se consiguieron grandes resultados, y la llegada de Isabel I supuso el afianzamiento del anglicanismo.

Isabel I, retrato de George Gower (1590)
La religión anglicana partía del calvinismo, aunque con elementos católicos. Se anuló el papismo y se aprobaron los Treinta y nueve artículos en 1563 que supondrían el pilar de la iglesia anglicana. Asimismo, el anglicanismo parte del luteranismo, aunque con matices, ya que se admite la importancia de la justificación de la fe, pero además de la necesidad de realizar buenas acciones. Otro elemento importante es que el inglés pasó a ser la lengua oficial en este ámbito, no se podía discutir la supremacía regia y se debía leer la Biblia según las directrices oficiales. Estas medidas provocaron que un grupo de calvinistas, denominados puritanos, se agruparan en comunidades regidas por laicos y pastores. Más tarde, una parte de ellos emigró hacia los Países Bajos para luego dirigirse hacia Estados Unidos.


También surgió una oposición católica a esta teología, destacando el intento de Felipe II por recatolizar Inglaterra con su Armada Invencible. 

File:Spanish Armada.jpg
Derrota de la armada invencible, pintura de Philippe-Jacques de Loutherbourg (1796)
La victoria de Isabel I en este conflicto supuso confirmar su popularidad en su país. Al morir Isabel I, Jacobo I reina siendo partidario del anglicanismo.


Por tanto, en el siglo XVI se creó y cimentó una nueva religión, que nació por un conflicto de poderes por decisión regia, y se asentó la idea de nacionalismo. 

Estefanía Velasco

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