Podemos traducirlo literalmente como “universalidad
cristiana”, era un plan propuesto por Carlos V para conseguir la unidad
religiosa del cristianismo en Europa. Fue la manera perfecta de afianzar el
reinado de Carlos V, ya que el imperio estaba formado por distintos sistemas
políticos y sólo tenía una cosa en común: la religión. Como emperador, se
sentía responsable de mantener la cristiandad y terminar con los distintos
tipos de herejía.
Este plan, fracasó debido a la enorme extensión y lejanía de
los dominios imperiales: todo esto propició que la comunicación fuese casi nula
y la dificultad y lentitud de los desplazamientos se hizo patente a la hora de
pedir refuerzos. Otra de las razones fue la oposición de fuerzas políticas, tal
fue el caso de Francisco I de Francia, con el cual se enemistó por la posesión
de Italia. Tal era la enemistad y rivalidad que Francisco llegó a aliarse con
el imperio turco contra Carlos V.
Para poder llevar a cabo su plan, Carlos V se centrará en:
- La posesión de Italia, por la cual se enemistará con Francia y con los territorios pontificios.
- La anexión francesa al sistema imperial, ésta es frustrada.
- Intentó centrar la hegemonía en la casa de los Habsburgo, aunque sólo dio efímeros resultados en Valois, Tudor, y Avís.
Carlos V se enfrentó con Francia en cinco guerras. Destacamos, la primera, que terminará con la
batalla de Pavía, en la cual el rey francés fue capturado; y la segunda guerra,
en la cual destaca el Saco de Roma, la cual
supuso una victoria imperial crucial en el conflicto entre el Sacro Imperio Romano
Germánico y la Liga de Cognac. El papa Clemente VII, aunque
era aliado de Francisco, se vio obligado a coronar a Carlos V como vencedor del
conflicto, y también como Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico.
Por otra parte, encontramos la lucha con el imperio turco,
por la hegemonía del mediterráneo, ya que el imperio de Solimán no sólo era un
impedimento para el desarrollo de su univesitas, si no que los continuos
saqueos de los piratas en las costas, impedían el comercio. Esta lucha se
divide en la lucha por tierra y la lucha por mar.
En cuanto a la lucha por tierra, encontramos a Solimán, expandiéndose
por Hungría, con la decisiva victoria en la batalla de Mohac. La ciudad de
Viena también fue ocupada, aunque finalmente Carlos V logró estabilizar la
situación, creando una frontera terrestre bien delimitada entre los dos
imperios.
En la lucha por mar, como ya hemos dicho anteriormente,
encontramos a los piratas que con sus continuos saqueos en las costas, impedían
el desarrollo del comercio por el mediterráneo.
Carlos V tomó Túnez, e intentó tomar Argel (base pirata) y
para ello se alió con Venecia y el Papado, los cuales en un principio
colaboraron, pero luego dejaron de hacerlo.
Tras el fracaso de su ofensiva contra el imperio turco y el
intento fallido de obtener el poder en el Mediterráneo, se centra en el norte
de Europa en el cual comenzaba a extenderse la reforma protestante.
En la reforma protestante, destacamos a Martín Lutero, ya
que gracias a él se extendía la reforma.
Aunque en un principio Carlos V intentó llegar pacíficamente
a su ideal de universitas christiana, pronto pasó a las armas. Para defenderse,
Lutero buscó protección en los príncipes favorables al protestantismo, aunque
fueron vencidos por Carlos V. A pesar de esta victoria, Carlos V fue obligado a
firmar la “Paz de Absburgo” donde reconocía el protestantismo como religión.
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