Siglo XVI.
El siglo XVI en la corte española se dan dos estilos que
se corresponden con los reinados en primer lugar de Carlos V, y en segundo
lugar con el de Felipe II. A partir de la apertura de España hacia Europa
durante el reinado de Carlos V, se recibe una influencia de la moda de otros
países.
A comienzos de siglo, destaca el colorido y la libertad,
acordes a los principios individuales de la moda renacentista derivado de un
pensamiento humanista. En la vestimenta masculina abundan las cuchilladas y las
braguetas prominentes, y en la femenina las llamativas mangas bordadas y
vestidos ceñidos que respetan la fisonomía.
A partir de 1530 se crea un estilo propiamente español
que se imitará en el resto de Europa hasta el siglo XVII, donde el vestido se
convierte en un aliado de la monarquía dominante en este momento, con
indumentarias rígidas e inmóviles para transmitir ese ideal de superioridad.
Alonso Sánchez Coello (ca. 1531-1588): Autorretrato |
Para el hombre las prendas que destacan son el jubón vestido sobre la camisa, calzas y medias, con un predominio del cuello de lechuguilla que va aumentando su diámetro hasta alcanzar la exageración con el reinado de Felipe II.
Los vestidos de la mujer estrechan la cintura y borran
las formas naturales del cuerpo mediante el uso del "cartón de pecho",
lo que será la base del corsé. Lo más notable es el cuello de lechuguilla en
las prendas, así como tocados y peinados cada vez más altos.
Siglo
XVII
Debido a la pérdida de protagonismo de la monarquía
hispánica, la influencia de la moda española en el ámbito europeo desciende,
testigo que recoge la moda francesa que va a ir extendiéndose.
A pesar de esto, nuestra monarquía acoge las influencias
francesas, pero sigue conservando su propio estilo incluso cuando se introduce
la moda francesa durante el reinado de Carlos II.
Durante los primeros años de siglo, no se aprecian modificaciones
significativas en el vestuario, salvo la enorme longitud de los cuellos de
lechuguilla. A la llegada de Felipe IV es cuando se producen los cambios más
pronunciados:
1621-32 Velázquez. Don Pedro de Berberana y Aparregui |
-En los hombres, las calzas se sustituyen por calzones, y
el cuello de lechuguilla por el de golilla. La golilla (pieza rígida de cartón
forrada de seda negra sobre el que se coloca un cuello blanco denominado valona)
pasa a ser un símbolo de la altivez, debido a que obliga a mantener la cabeza
erguida. Este elemento se mantiene hasta parte del siglo XVIII, con variaciones
en sus dimensiones que se adaptan a unas melenas cada vez más largas.
El vestuario masculino lo componen el jubón sobre una camisa,
una ropilla sobre el jubón, los calzones,
unas medias de punto, los zapatos y una capa característica denominada
ferreruelo, acompañados por el color negro como simbolismo de la austeridad.
-El vestuario femenino se distancia de las corrientes
europeas, ya que no se renuncia al verdugado, lo que será más tarde el
"guardainfante", un armazón con aros unidos con cintas cuyo propósito
es marcar las caderas que se viste sobre varias enaguas. Sobre él, se coloca la
pollera (falda interior de vistosos colores) y sobre ésta, la basquiña o falda
exterior. Más tarde, el guardainfante será relegado a ceremonias especiales.
Las meninas o La familia de Felipe IV, Diego Velázquez (1656) |
Por todo esto, la moda ha reflejado en su estilo el momento económico y político de dominio, e incluso de pérdida del mismo, en sus prendas. Hubo un momento de esplendor en nuestra monarquía, y eso se trasladó a las modas del resto de Europa, siendo un modelo a imitar, tendencia que se irá diluyendo con la pérdida de poder.
Estefanía Velasco
Grupo 13
Es bastante discutible que España perdiese influencia cultural en el siglo XVII e incluso, a decir de algunos historiadores, influencia política.
ResponderEliminarHola en el 2022
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