El reino nazarí de Granada fue un estado islámico de la
Edad Media situado en el sur de la Península Ibérica y en Ceuta, con capital en la ciudad de Granada.
Desde finales del siglo XIII, los sultanes nazaríes intentaron mantener
un difícil equilibrio entre la potencia aplastante de sus señores castellanos y
la injerencia creciente de sus aliados marines en los asuntos granadinos. Sin embargo fue perdiendo territorios frente a la Corona de Castilla,
hasta su desaparición tras la Guerra de Granada, mantenida entre 1482 y 1492. El reino nazarí de Granada sería el último
estado musulmán de la Península
ibérica, la antigua al-Ándalus. Tras esto fue definitivamente incorporado a la Corona
de Castilla como reino de Granada.
La década que va de 1482 a 1492 será la última en la vida del Reino de
Granada. A lo largo de esos diez años se desarrollará la que se ha conocido
como “la guerra de Granada”, que iba a suponer el empuje definitivo de las
armas cristianas para integrar las tierras granadinas dentro del conjunto del
nuevo Estado resultante de la unión de Castilla y Aragón.
Durante el siglo XV, la política de los reyes de Castilla y Aragón se
tornó violentamente represiva, especialmente con la llegada a Granada del
cardenal inquisidor Francisco Jiménez de Cisneros (1436-1517). Cisneros impuso
la cristianización de los musulmanes y judíos por la fuerza, inició
persecuciones, ordenó la quema de ocho mil manuscritos islámicos en la
Alhambra, en 1499, y expulsó a quienes no se convertían al cristianismo. Por
esa época había dos clases de musulmanes: los mudéjares viejos y los
granadinos, nuevos o moriscos.
La guerra de Granada:
La ofensiva castellana se inició con la toma de Alhama, el 29
de marzo de 1482. Las disensiones internas favorecieron a Fernando. Para mejorar
la situación financiera del reino nazarí Abu al-Hasan decidió recaudar nuevos
impuestos, creando así el descontento de los granadinos que se agruparon en
torno a su hijo Abu Abd Allah Muhammad, Boabdil, proclamado rey de Granada por
los Abencerrajes. El sultán destronado y su hermano Muhammad b. Sa´ad se
refugiaron en Málaga. Deseoso de prestigio, Boabdil decidió llevar a cabo una
incursión en tierra cristiana y atacó Lucen, pero en el transcurso de la
batalla sufrió numerosas pérdidas y fue hecho prisionero por los cristianos. Fernando
hizo poner en libertad a Boabdil, el cual, por el Tratado de Córdoba, se
reconocía vasallo suyo y se instaló en Guadix, donde fue reconocido como rey. La guerra se convirtió
progresivamente en una guerra de asedio, gracias a la poderosa artillería de
los castellanos. Ronda fue tomada en mayo y la fortaleza de Loja capituló en
mayo de 1486 tras valerosa resistencia. Poco antes se había producido en las
calles de la capital nazarí una sangrienta batalla entre los seguidores de
al-Zagal y los de Boabdil, fiel al pacto secreto que les tenía a los Reyes
Católicos. Baza se rindió en noviembre de 1489. Rodeados de enemigos por
todos lados, los granadinos pidieron ayuda en 1485 a sus aliados tradicionales.
Los monarcas de Berbería se limitaron a dar acogida, en las costas africanas, a
los emigrantes procedentes de Al-Andalus y a entregar algunos subsidios para el
rescate de cautivos malagueños. Por otra parte, las gestiones llevadas a cabo
por Ibn al Azraq cerca del sultán mameluco de Egipto para salvar el islam
agonizante de España, fracasaron por completo.
Después de la caída de Baza, al-Zagal abandonó la lucha y
aceptó entregar Almería y Guadix en 1489. Los Reyes Católicos permitieron la
salida hacia África de la población musulmana.
Los nazaríes prosiguieron una lucha desesperada para defender
un territorio cada vez más reducido. A finales de agosto de 1491, Boabdil
entabló una serie de negociaciones secretas con los Reyes Católicos para la
rendición de la ciudad. El 25 de abril de 1491 se firmaron en Santa Fe los tres
documentos que contenían las cláusulas de las capitulaciones de Granada.
El 2 de enero de 1492 Boabdil entregó las llaves de la fortaleza al Gran
Comendador de León, Don Gutiérrez de Cárdenas, en la torre de Comares. Boabdil
abandonó Granada junto con su familia a escondidas de sus súbditos y rindió
homenaje a los Reyes Católicos a las puertas de la ciudad, antes de partir
hacia el señorío de la Alpujarra, propiedad que le había sido concedida. Poco
después cruzó al Magreb, donde terminó sus días.
El 6 de enero de 1492 los Reyes Católicos hicieron
su entrada en Granada y organizaron allí su administración.La conquista
política había concluido; se precisaron más de dos siglos y medio para reducir
el último bastión del Islam en España.
Raquel Martínez Estévez
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