La
propaganda nazi se considera como uno de los elementos claves para que el
partido pudiera alcanzar el poder y también para que lo mantuviera, puesto que
gracias a ella las ideas del partido calaron en la población de forma natural y
efectiva. La propaganda permitió que la ideología nacional-socialista fuera
vista por Alemania como la salvación a la situación con la que tenían que
lidiar por aquel entonces.
Esta
propaganda se centró sobre todo en tres temas muy concretos: anticapitalismo, antisemitismo
y anticomunismo.
La sociedad alemana se veía
envuelta en una grave crisis que le había dejado la 1ª Guerra Mundial, y con un
clima que no favorecía al país en absoluto, puesto que toda Europa veía a
Alemania como la más fraudulenta y culpable de aquel desastre. La deuda que
tenía era inmensamente grande, y fue la oportunidad que aprovecharon Hitler y
su partido para hacerle creer a la población que ellos serían la respuesta a
dicha situación; a través de la propaganda le infundieron a los alemanes la idea
de unidad como país y de animadversión
hacia todos los países europeos que estaban en su contra, identificándolos como
inferiores y como su principal enemigo, pues no eran alemanes, y por lo tanto,
no estaban al mismo nivel que ellos. La exaltación de la raza y del sentimiento
nacional fue crucial para que la población se viera identificada con la
ideología de Hitler, que aparte de enemigos externos (como eran los países que
firmaron el Tratado de Versalles) estableció unos enemigos internos a los que
culparon de todo el problema económico y social que sufría Alemania: los
judíos.
La población judía fue totalmente
marginada y acribillada a críticas por parte de la propaganda pro nazi, a manos
del ministro de propaganda, Joseph Goebbels. Éstos estuvieron expuestos a
carteles donde se les caricaturizaba, dibujándolos con rasgos demoníacos y con
motivos racistas: solían representarlos con dientes torcidos, uñas de animales,
miradas siniestras y codiciosas… y siempre engatusando a jóvenes alemanes. En
más de una ocasión se utilizó la expresión “chupar la raza aria” queriendo
simbolizar que los judíos ensuciaban Alemania, que no eran la misma raza que
los alemanes sino inferiores y debían ser expulsados.
El tercer punto, bastante
relacionado con el primero, pretendía convencer a los alemanes de que el comunismo
no era la salida, como le había ocurrido a la URSS, que se encontraba por aquel
entonces sumida en una crisis importante y con una gran inestabilidad política
y social. Se centró en infundir ideas negativas contra esta forma de gobierno,
ofreciendo en Hitler, de nuevo, la solución, a través de la dictadura que
establecería, y con la que prometía estabilidad política y económica, así como
superioridad, dominio, poder y esplendor de Alemania y de la raza aria.
Los
medios propagandísticos que más utilizó el partido nazi para conseguir sus
objetivos fueron los carteles, las revistas, el cine y los libros.
Dentro de los carteles más
populares destacan los que iban dirigidos contra los judíos, los cuales, como
ya se explicó previamente, aparecían con rasgos similares a los del diablo,
mostrándoles como hostiles, perversos y gente con la que no se debía tratar.
También había carteles donde se
quería mostrar a los judíos como corruptos y culpables de la pésima economía
alemana, ya que los acusaba de fraude y de favorecer que los productos
nacionales no fueran demandados.
Por otro lado, dentro de las
películas, las más famosas fueron “El triunfo de la voluntad”, de Leni
Riefenstahl, donde se hace un apoyo al partido nazi y se muestra a soldados
uniformados cantando canciones clásicas, y varias partes de discursos de
líderes nazis así como también de Adolf Hitler. Destaca además “el judío
errante”, donde, de nuevo, se ataca a los judíos tachándoles de escoria para la
sociedad y ensalzando la grandeza de la raza aria. Otro documental muy
importante fue el que se realizó después de que los nazis concedieran a la Cruz
Roja una visita al campo de concentración de Theresienstadt, el cual lo dieron
a conocer como lugar donde de verdad habitaban lo judíos y en realidad solo era
un campo de tránsito hacia otro de exterminio; para la visita, los nazis
arreglaron dicho campo colocando algunas tiendas y algunos elementos que
lograran engañar y que convencieran de que los judíos vivían en relativamente
buenas condiciones. Esto tuvo tal éxito que, viendo que les iba a favorecer
mucho, los nazis decidieron “persuadir” a los judíos de aquel campo de
concentración –a los que más tarde matarían– para que rodaran una película
propagandística donde se les filmaba contentos y viviendo a gusto: “Terezienstadt:
Una película documental sobre el reasentamiento judío” o “el Führer regala a
los judíos una ciudad”. Actualmente solo existe de forma fragmentada e
incompleta.
A continuación se incluyen los enlaces de los fragmentos de dicha película.
http://youtu.be/TmIPNktUeoI
http://youtu.be/OlIMAJF3kic
http://youtu.be/77ndLu8tI5g
En tercer lugar, los libros; sin
duda alguna el libro más destacado fue el escrito por el propio Hitler: “Mein
Kampf” (Mi lucha). En él se trata sobre todo el tema de la supremacía de la
raza aria por encima de los judíos, y Hitler cuenta experiencias de su propia
vida que dice que le han llevado a sentir ese odio hacia los judíos y hacia el
comunismo que se plasman en su ideología. Fue un libro que alcanzó su culmen de
ventas cuando el partido nazi llegó al poder, incluso Hitler obligó a que se regalara un
ejemplar a cada pareja que se casara y a los graduados. También destacan otros
títulos como “Rassenkunde des deutschen Volkes” (Etnología del pueblo alemán),
por Hans F. K. Günther, y “Rasse und Seele” (Raza y Alma), por Ludwig
Ferdinand, donde se intentaron identificar las diferencias entre un alemán,
nórdico o ario y otros pueblos supuestamente inferiores.
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