La Mujer en el Franquismo
La mujer sufrió variados tipos de opresión y perdió varios derechos civiles, entre ellos: no podía trabajar en lo que le apeteciera, a esa mujer solamente le estaba permitido ejercer muy pocas funciones, tales como: enfermera, monja, profesora, esposa y madre.
Primero voy a hablar de las mujeres trabajadoras que eran las que iban a trabajar a las fábricas y talleres y después hablaré sobre las mujeres de la casa que eran aquellas que se ocupaban de los hijos, el hogar y del marido.
La Mujer trabajadora
Durante la guerra civil, con los
hombres en el frente, las autoridades políticas se
dirigieron a la población femenina para que participase en las labores
concretas que los hombres habían dejado de desempeñar, tales como
talleres y fábricas. Mientras que los
hombres hacían la guerra y
defendían los ideales en cada uno de los bandos.
Los tres años de la guerra
mientras los hombres estaban en el frente, supuso para las mujeres,
la responsabilidad del núcleo familiar, y un radical cambio en
su vida.
Con su incorporación al mercado
laboral, comenzará el arranque a su emancipación y
libertad.
También hay que tener en cuenta
que el trabajo de la mujer, generalmente, era determinado por
la sociedad y las formas sociales.
El Estado en especial prohibirá
el trabajo nocturno de las mujeres, regulará el trabajo a domicilio y liberará
a la mujer casada del taller y de la fábrica.
Algunos sectores comenzaron a admitir
mujeres en sus fábricas, comercios y talleres de forma transitoria, mientras no
contraigan matrimonio.
Se consideraba el trabajo
asalariado femenino como una actividad masculina, justificable
sólo en caso de viudedad o soltería.
El objetivo era alejar a las
mujeres, especialmente si estaban casadas, del mercado laboral. En
aquellos tiempos era para el hombre una humillación como
cabeza de familia que la mujer trabajara. Algo así como no ser
lo suficiente hombre para mantener
una familia.
Se pensaba que el trabajo
suponía un peligro para la institución familiar y para la estructura
jerárquica.
El trabajo de la mujer durante la
guerra en las fábricas fue algo transitorio. Una vez el
hombre se incorporaba a su vida cotidiana cesaría la mujer de
ocupar tal puesto, era sustituidora.
Las desventajas en el campo
laboral, debidas a la desigualdad monetaria y a la
doble jornada fueron las causas de que volvieran al hogar.
Prohibiciones a la mujer
La mujer también tenía
prohibiciones tales como: abrir una cuenta corriente o trabajar sin permiso del
marido.
Una mujer casada no podía ausentarse del hogar, viajar sola por ejemplo, sin la autorización del marido.
Una mujer casada no podía ausentarse del hogar, viajar sola por ejemplo, sin la autorización del marido.
Oficialmente no existían los malos tratos, porque el papel de la mujer era el de servir al marido, obedecer a todas sus órdenes y no rechistar. Ése era el mensaje que transmitía el régimen. Si un hombre daba un bofetón a su mujer no pasaba nada. Era hasta comprensible. ¡Algo habría hecho!
Mujer de su casa: maternidad
La maternidad era la misión fundamental de una mujer.
El ideal de una mujer en el marco
de una sociedad de las características de la del primer franquismo no es
otra que la de esposa y madre.
En este caso la primera
consecuencia inmediata de tal planteamiento será el rechazo decidido a
cualquier posible adulteración o desviación del modelo propuesto.
No toda la vida de una mujer se
orienta en función de un varón si no más bien de la familia puesto que el
modelo ideal presupone que la misión fundamental en la vida de la mujer es la
maternidad y el cuidado del hogar. Esto
supone que cualquier otra vocación o interés ha de ser suspendida.
El hogar se presenta como el
lugar al que básicamente pertenece la mujer y la prensa femenina insiste en que
sea así sin tener en cuenta la vida de las mujeres trabajadoras que como he
explicado antes,trabajaban en peores condiciones que los varones.
Era difícil para una mujer cabeza
de familia sacar adelante su hogar.
Se aconsejaba a la sufrida
esposa que cuando llegara el marido a casa, la mujer no debía agobiarlo con
problemas domésticos o de los hijos, sino atenderlo, ponerle las zapatillas,
servirle algo de beber, y tras la cena… estar siempre dispuesta para que el
jefe de la familia pudiera satisfacer sus deseos más íntimos.
A modo de una pequeña conclusión quiero añadir unas frases de un libro que me ha llamado mucho la atención, porque refleja claramente la postura de la mujer en la sociedad franquista como una mujer abnegada y obediente esposa.
El libro se titula " La virilidad y sus fundamentos sexuales".
- "El organismo de una mujer está dispuesto al servicio de una matríz, mientras que el organismo de un hombre se dispone para el servicio de un cerebro. Las mujeres nunca descubren nada ; les falta el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles".
Laila Marín González
Yo te felicito por este artículo, es que de verdad, no me lo puedo creer, me parece o quiero creer que fue algo como fantástico que esto haya sido posible. Es realmente terrible y triste. Pero nos debe servir de fuerza, para no permitir que persistan este tipo de pensamientos, en la sociedad actual.
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