viernes, 23 de mayo de 2014

La Mujer en la sociedad Franquista


 La Mujer en el Franquismo

 

La mujer sufrió variados tipos de opresión y perdió varios derechos civiles, entre ellos: no podía trabajar en lo que le apeteciera, a esa mujer solamente le estaba permitido ejercer muy pocas funciones, tales como: enfermera, monja, profesora, esposa y madre.

 

 Primero voy a hablar de las mujeres trabajadoras que eran las que iban a trabajar a las fábricas y talleres y después hablaré sobre las mujeres de la casa que eran aquellas que se ocupaban de los hijos, el hogar y del marido.

                             

                             La Mujer trabajadora 

 

Durante la guerra civil, con los hombres en el frente, las autoridades políticas se dirigieron a la población femenina para que participase en las labores concretas que los hombres habían dejado de desempeñar, tales como talleres y fábricas. Mientras que los
hombres hacían la guerra y defendían los ideales en cada uno de los bandos.



Los tres años de la guerra mientras los hombres estaban en el frente, supuso para las mujeres, la responsabilidad del núcleo familiar, y un radical cambio en su vida.
Con su incorporación al mercado laboral, comenzará el arranque a su emancipación y libertad.
También hay que tener en cuenta que el trabajo de la mujer, generalmente, era determinado por la sociedad y las formas sociales.

  

El Estado en especial prohibirá el trabajo nocturno de las mujeres, regulará el trabajo a domicilio y liberará a la mujer casada del taller y de la fábrica.
Algunos sectores comenzaron a admitir mujeres en sus fábricas, comercios y talleres de forma transitoria, mientras no contraigan matrimonio.
Se consideraba el trabajo asalariado femenino como una actividad masculina, justificable sólo en caso de viudedad o soltería.
El objetivo era alejar a las mujeres, especialmente si estaban casadas, del mercado laboral. En aquellos tiempos era para el hombre una humillación como cabeza de familia que la mujer trabajara. Algo así como no ser lo suficiente hombre para mantener
una familia.
Se pensaba que el trabajo suponía un peligro para la institución familiar y para la estructura jerárquica.

El trabajo de la mujer durante la guerra en las fábricas fue algo transitorio. Una vez el hombre se incorporaba a su vida cotidiana cesaría la mujer de ocupar tal puesto, era sustituidora.
Las desventajas en el campo laboral, debidas a la desigualdad monetaria y a la doble jornada fueron las causas de que volvieran al hogar.

Prohibiciones a la mujer


La mujer también tenía prohibiciones tales como: abrir una cuenta corriente o trabajar sin permiso del marido.
Una mujer casada no podía ausentarse del hogar, viajar sola por ejemplo, sin la autorización del marido. 



Oficialmente no existían los malos tratos, porque el papel de la mujer era el de servir al marido, obedecer a todas sus órdenes y no rechistar. Ése era el mensaje que transmitía el régimen. Si un hombre daba un bofetón a su mujer no pasaba nada. Era hasta comprensible. ¡Algo habría hecho!


                            Mujer de su casa: maternidad 

 


La maternidad era la misión fundamental de una mujer.

El ideal de una mujer  en el marco  de una sociedad de las características de la del primer franquismo no es otra que la de esposa y madre.
En este caso la primera consecuencia inmediata de tal planteamiento será el rechazo decidido a cualquier posible adulteración o desviación del modelo propuesto.




No toda la vida de una mujer se orienta en función de un varón si no más bien de la familia puesto que el modelo ideal presupone que la misión fundamental en la vida de la mujer es la maternidad y el cuidado del hogar. Esto supone que cualquier otra vocación o interés ha de ser suspendida.
                                                                           


 

El hogar se presenta como el lugar al que básicamente pertenece la mujer y la prensa femenina insiste en que sea así sin tener en cuenta la vida de las mujeres trabajadoras que como he explicado antes,trabajaban en peores condiciones que los varones.



Era difícil para una mujer cabeza de familia sacar adelante su hogar.
Se aconsejaba a la sufrida esposa que cuando llegara el marido a casa, la mujer no debía agobiarlo con problemas domésticos o de los hijos, sino atenderlo, ponerle las zapatillas, servirle algo de beber, y tras la cena… estar siempre dispuesta para que el jefe de la familia pudiera satisfacer sus deseos más íntimos.









A modo de una pequeña conclusión quiero añadir unas frases de un libro que me ha llamado mucho la atención, porque refleja claramente la postura de la mujer en la sociedad franquista como una mujer abnegada y obediente esposa.
El libro se titula " La virilidad y sus fundamentos sexuales".
- "El organismo de una mujer está dispuesto al servicio de una matríz, mientras que el organismo de un hombre se dispone para el servicio de un cerebro. Las mujeres nunca descubren nada ; les falta el talento creador reservado por Dios para inteligencias varoniles".




Laila Marín González



1 comentario:

  1. Yo te felicito por este artículo, es que de verdad, no me lo puedo creer, me parece o quiero creer que fue algo como fantástico que esto haya sido posible. Es realmente terrible y triste. Pero nos debe servir de fuerza, para no permitir que persistan este tipo de pensamientos, en la sociedad actual.

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