Podríamos
definir bestiario como un conjunto de relatos y descripciones de animales
reales o fantásticos, también denominados bestias, que solían estar acompañadas
de una moraleja. Tuvieron mucha popularidad, sobre todo en Francia e Inglaterra,
durante la Edad Media. Reflejaba la creencia de que el mundo había sido creado
por Dios y, por tanto, cada individuo y ser vivo tenían una función en él.
El
bestiario ha servido como lenguaje simbólico en la literatura. Asimismo, muchas
de estas historias o descripciones han sido representadas por ilustraciones y
esculturas, sobre todo en el arte cristiano de occidente.
La
prima obra de la historia considerada como bestiario es Pyshiologus, un antiguo
volumen griego cuya fecha y autor nos es desconocido. Se cree que fue escrito
entre los siglos II y IV.
También
existe un bestiario de carácter mitológico que es una recopilación de animales
y criaturas fantásticas, mitológicas y/o monstruosas.
Todas
estas historias fueron los antecedentes de las narraciones que hoy día
denominamos fábulas. Una fábula es un breve relato de ficción cuya intención
principal es didáctica ya que posee una moraleja final. Generalmente, los
personajes protagonistas de las fábulas son animales.
Centrándonos
en el campo del arte, el movimiento artístico que destaca en la representación de
bestias es el Románico. Podemos encontrar a estos animales reales o imaginarios
en capiteles, metopas, tímpanos, canecillos, etc., con la misma función que
tienen en los escritos: enseñar y advertir. Provocaba un gran efecto de
intimidación en el hombre medieval. Las bestias eran creadas por combinación de
varias partes del cuerpo de distintos
animales.
Encontramos
dos tipos de bestiario: los reales y los fantásticos. Estos dos grupos a su vez
pueden clasificarse de tener un significado positivo o un significado negativo.
Por ejemplo, las aves eran animales con un significado positivo y benigno. Las
palomas se comparaban con el alma humana y simbolizaban el deseo de abandonar
lo terrenal para ascender a los cielos. Por otra parte, el león representaba
nobleza, valor y fuerza. Solían ser considerados los guardianes del templo. Era
un signo positivo. En cuanto al bestiario de signo negativo, encontramos a la
serpiente que era símbolo del pecado y del demonio. El mono era una caricatura
grotesca del hombre. Se asociaban las liebres y los conejos con la lujuria. Por
último, las bestias fantásticas también podían tener un signo positivo o
negativo. Las más representadas eran, por ejemplo, los grifos (cabeza y alas de
águila, cuerpo de león) se situaban a la entrada de las iglesias como
guardianes. Los dragones eran considerados los enemigos de Dios y los hombres.
Las sirenas tenían cuerpo de mujer y una o dos colas de pez. Representaba la
seducción y las pasiones y placeres carnales. Los centauros tienen cabeza y
tronco de hombre, pero el resto del cuerpo es de caballo o asno. Simbolizan las
pasiones y la lujuria. Por último, los basiliscos eran los encargados de
transportar el alma de los condenados al infierno. Simbolizaban la muerte y/o
el propio diablo. Tenían cuerpo de serpiente, patas y cresta de gallo.
Bibliografía:
www.wikipedia.es
www.rae.es
www.arteguias.com
www.images.google.es
Patricia Colomo Nieto
No hay comentarios:
Publicar un comentario