sábado, 24 de mayo de 2014

"El Hajj", o la peregrinación a La Meca, y la música en el mundo islámico


Ciudad de La Meca
Ciudad de La Meca
El término “Hajj” hace referencia a la peregrinación a La Meca que realizan los musulmanes en Arabia Saudí. Esta peregrinación es uno de los cinco pilares de la religión musulmana, siendo los otros cuatro: profesión de fe (o shahada), la oración (o azalá), dar limosna (o azaque) y ayuno. Es por esto que todo musulmán que se encuentre en una buena situación económica y saludable debe realizar dicho viaje.

Adán
Según la tradición islámica es Adán quien lleva a cabo la primera construcción en la Meca a petición de Alá. Con el tiempo la construcción va desapareciendo hasta los días de Ismael y Abraham. Sarai, esposa de Abraham al ser estéril, ofreció a su esclava Agar concebir al hijo de Abraham. Agar concibe pronto y Sarai, celosa, trata a Agar duramente, forzándola a huir con su hijo al desierto. Ambos bagando por el desierto al borde de morir de sed, se les aparece un ángel y le a Agar pide que golpee el suelo. Al golpearlo comienza a brotar del suelo agua y se forma el pozo de Zamzam. Alrededor de este pozo se instalan junto con más gente del desierto y surge Meca (beka).
Comercio en La Meca
Tradicionalmente las duras condiciones de la península arábiga daban como resultado un estado de constante conflicto entre las distintas tribus, pero una vez al año se declaraba una tregua por motivo de la convergencia en La Meca en un peregrinaje anual. Este viaje se realizaba por motivos religiosos, para rendir homenaje al santuario y para beber las aguas del Pozo de Zamzam. Sin embargo, también tenían lugar la resolución de deudas, olvido de controversias y diferencias culturales y un auge del comercio que se desarrollaba en las ferias de La Meca. Estos eventos anuales marcaron las señas de identidad de una de las ciudades más importantes de la península, La Meca. 
Así, en el siglo V, la tribu Quraysh se hizo con el control de La Meca y sus miembros se convirtieron en expertos mercaderes y comerciantes. En el siglo VI se sumaron al comercio de especias.
Significado religioso de la peregrinación a La Meca

La peregrinación a La Meca se realiza dentro de los límites de espacio y tiempo establecidos en la tradición religiosa. Estos son: el ritual se realiza una vez al año, al inicio del mes lunar musulmán, y se lleva a cabo única y exclusivamente en la ciudad de La Meca y alrededores, lugares considerados prohibidos para los no musulmanes.
El Hajj comienza con la proclamación de las intenciones de llevar a cabo la peregrinación.
Cuando el peregrino ha realizado ya su viaje a Arabia Saudí (hoy en día la mayoría de los fieles viajan en avión hasta allí para realizar el ritual) y se encuentra en el perímetro a La Meca, debe purificarse y vestirse con una prenda llamada irham, que se trata de un trapo blanco sin costuras. Han de ir bañados previamente, para después perfumarse, cortarse las uñas y deben llevar sandalias.
Ritual alrededor de la Kaaba
El segundo acto es la talbiiah, oración a modo de respuesta a la llamada de Abraham a la peregrinación. Tras esto, se efectúa el viaje a La Meca. Los peregrinos deben continuar con la letanía, o talbiiah, hasta que no vean la ciudad donde se encuentra el templo de la Kaaba. Entonces, a modo de saludo al templo, nada más ver el Templo se realiza una oración y se procede a dar las siete vueltas alrededor del Templo de la Kaaba, alrededor de la cual se construyó la Mezquita. En cada vuelta el fiel besa una piedra que se encuentra en una de las esquinas de la Kaaba y realiza las oraciones pertinentes a cada vuelta. 
Al octavo día del mes de Peregrinación, el peregrino se dirige a la ciudad de Medina, a unos kilómetros de La Meca, de nuevo vestido con el irham. Así comienza el llamado “día de la toma de agua”.
El noveno día de la peregrinación se dedica a la estadía de un día en la llanura de ‘Arafat’, donde se debe pasar una jornada de oraciones e invocaciones y, sin la cual, la peregrinación no tiene validez.
El siguiente paso de la peregrinación es pasar una noche en Al-Muzdálifah. Allí se realizan las oraciones pertinentes y no se parte antes del alba el décimo día. También se recogen setenta piedrecillas para realizar más adelante el rito de lapidar a Satanás.
Después se vuelve a Miná, antes de que salga el sol, y se celebra la “Festividad del sagrado sacrificio” (Id Al-Adha Al-Mubarak). Allí, en Miná, se arrojan los pedruscos contra unos monolitos, que representan a Satanás. El primer día deben lanzar siete piedras contra la mayor de ellas y durante los dos días siguientes, 21 contra las tres, grande, mediana y pequeña.
Ese mismo día se realiza el rito de sacrificar una res en Medina, donde se puede quedar el peregrino a lo sumo dos o tres días. Inmediatamente después del sacrificio se realiza el noveno rito, que es la rasuración de la cabeza, a modo de purificación, lo cual nos permite despojarnos de las ropas de peregrinación y realizar lo que estaba vedado, excepto las relaciones maritales.
Recorrido de la peregrinación en La Meca

El décimo rito de la peregrinación es la vuelta a La Meca, donde se realizan los últimos ritos: siete circunvalaciones al Templo, una oración, las corridas entre montículos y beber del agua de zamzam, exactamente igual que la primera vez. Luego se podrán hacer todos los ruegos y prácticas optativas que el peregrino desee.
En la actualidad cerca de 4 millones de musulmanes de todo el mundo confluyen cada año en Arabia Saudí para realizar la peregrinación a La Meca. El ritual constituye una prueba para el país anfitrión, debido a la gran afluencia y la complejidad de proporcionar la seguridad necesaria a todos los fieles que allí se reúnan, así como es una muestra del peso de una religión que siguen 1.600 millones de personas. El Corán dice que todo musulmán física y financieramente capaz debe hacer el peregrinaje al menos una vez en su vida. En tanto que responsable de la custodia de los santos lugares, el Gobierno de Riad concede cuotas de visados de acuerdo con el número de musulmanes de cada país. 
El arte musical islámico fue el fruto de una constante interacción entre árabes, persas, turcos e hindúes. Esta cultura musical está dominada por los pueblos islámicos arabófonos, persófonos y turcófonos y está integrada por un sistema único aunque heterogéneo en el que están incluidas la música litúrgica, clásica, folklórica y moderna.
La constante interacción de estos pueblos fue, en parte, causada por el movimiento económico y cultural que se producía en Arabia Saudí debido a todo lo que movían las peregrinaciones a La Meca.
La tradición musical del Islam se remonta a sus orígenes abrahámicos y mosaicos. Los cantos y danzas rituales caracterizaron a la religión de los Hijos de Israel, como se comprueba en las historias bíblicas de Moisés y David. En el primer libro de Samuel podemos leer: «...al entrar a la ciudad te encontrarás con un grupo de profetas bajando del excelso, precedidos de salterios, tímpanos, flautas y arpas, y profetizando»; «Cuando el espíritu de Dios se apoderaba de Saúl, David tomaba el arpa, la tañía con su mano, y Saúl sentía alivio y bienestar, pues se retiraba de él el espíritu malo».
La primera práctica musical del Islam fue y es en la mezquita. Esta consiste en la llamada a la oración a cargo del muecín, al que puede juzgarse por el impacto emocional de voz y su fraseología musical. La segunda música fundamental del Islam en la mezquita es la lectura o salmodia del Sagrado Corán, labor encomendada a un solista, el almocrí (del árabe muqri’) que emplea una profusa ornamentación. Esta desarrolló la ‘ilm al-qira’a, «ciencia de la recitación».
Al llegar la época de las traducciones grecolatinas, la tradición musical griega pasó a formar parte de la civilización islámica. Lo que se imitó de la música helénica no se superpuso a los parámetros propios, sino que sirvió para enriquecerlos. También introdujeron el término griego “musiqí” (música). La concepción griega de la música como como «ciencia de la fabricación de melodías» se difunde por todo el mundo islámico y abre el camino a un panorama totalizador de los fenómenos vocales e instrumentales, fundamentando en los principios científicos de la Antigüedad clásica.

La tradición musical islámica es meramente popular. En esta tradición han aparecido poetas-músicos “neopopulares”, quienes adaptaban las tradiciones músico-poéticas de la zona a su momento y sus costumbres, como Sayyid Darwish.:

http://www.youtube.com/watch?v=U5tmV2BCp8M



Patricia Calvo
Grupo 8 
                                          

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