domingo, 18 de mayo de 2014

La consolidación del régimen franquista.



     En los años 50 se fue abandonando la autarquía y el aislamiento de los años 40. Sin embargo esos primeros síntomas de recuperación revelaron tensiones entre las familias del régimen. En 1917 tras la crisis estudiantil, Franco remodeló el gobierno, cesando a los ministros más radicales del movimiento y nombrando tecnócratas, miembros del OPUS DEI  que antepusieron la eficiencia a la ideología política. Con medidas económicas acordes con la coyuntura de expansión internacional.
Se promulgaron leyes destinadas a organizar definitivamente el Estado.


     Hacia 1950 resultaba evidente el fracaso de la política económica autárquica aplicada desde el fin de la guerra civil.
La llegada de las primeras ayudas procedentes de Estados Unidos coincidió con el inicio de la liberación del marco económico autárquico. Los créditos permitieron aumentar las importaciones; la mejora de la producción  agraria hizo posible, en 1952, suprimir las cartillas de racionamiento; se liberalizaron parcialmente los precios y la circulación de mercancías; se amplió el mercado exterior favoreciendo las exportaciones, y se intentó reducir la inflación frenando el gasto público.
     El resultado fue un proceso de crecimiento desconocido desde antes de la guerra: en 1954 se logró recuperar el nivel de renta de 1935.
Sin embargo, hacia 1956, era imposible equilibrar la balanza comercial exportando productos agrarios y materia primas e importando bienes de equipo y fuentes de energía. Tampoco se lograba controlar el déficit público y la fuerte inflación dejó sin efecto real los aumentos salariales.

     En 1958 España se había incorporado al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial.
Estas instituciones exigieron, como contrapartida, la liberación de la economía española y recomendaron a las autoridades una serie de medidas que se recogieron en el Plan de Estabilización de 1959 .Las consecuencias fueron inmediatas y, aunque los costes sociales fueron considerables, se logró sanear la economía y sentar las bases del crecimiento económico de la década posterior.

Los factores del desarrollo económico fueron:

-        La liberación de la economía española.
-        La emigración interior y exterior de población agraria se convirtió en mano de obra abundante y barata considerada idónea desde la perspectiva empresarial.
-        El espectacular desarrollo del turismo que supuso una entrada de divisas importantísima que equilibró la deficitaria balanza comercial española.
Surgieron los llamados polos de desarrollo en los que se realizaron importantes inversiones en infraestructuras para favorecer la implantación de industrias.

     Gracias a las nuevas inversiones, la estructura industrial se modernizó.
El sector de la construcción creció también a causa de la acelerada edificación en las ciudades y las costas españolas.
La demanda energética provocada por el acelerado proceso de desarrollo se resolvió mediante las importaciones de petróleo y el despliegue de un amplio programa de construcción de infraestructuras energéticas. Se construyeron numerosos embalses y centrales hidroeléctricas y, a finales de la década de los sesenta, se empezaron a levantar centrales térmicas de carbón y gas, así como centrales nucleares.
Paralelamente, tuvo lugar la entrada masiva del turismo europeo por los bajos precios y el clima como la opción ideal para las vacaciones de los habitantes de los Estados de bienestar europeos.

     El desarrollo económico de los años sesenta tuvo un enorme impacto en la estructura demográfica y social. La España rural, agraria y tradicional dio paso a una España urbanizada en la que se impusieron rápidamente los valores propios de la sociedad de consumo.

En el ámbito demográfico, España culminó en los años sesenta su proceso de transición demográfica. Lo más significativo fue el gran éxodo rural.



BEATRIZ MORENO HURTADO

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