En los años 50 se fue
abandonando la autarquía y el aislamiento de los años 40. Sin embargo esos
primeros síntomas de recuperación revelaron tensiones entre las familias del
régimen. En 1917 tras la crisis estudiantil, Franco remodeló el gobierno,
cesando a los ministros más radicales del movimiento y nombrando tecnócratas,
miembros del OPUS DEI que antepusieron
la eficiencia a la ideología política. Con medidas económicas acordes con la
coyuntura de expansión internacional.
Se promulgaron leyes
destinadas a organizar definitivamente el Estado.
Hacia 1950 resultaba evidente
el fracaso de la política económica autárquica aplicada desde el fin de la
guerra civil.
La llegada de las primeras
ayudas procedentes de Estados Unidos coincidió con el inicio de la liberación
del marco económico autárquico. Los créditos permitieron aumentar las
importaciones; la mejora de la producción
agraria hizo posible, en 1952, suprimir las cartillas de racionamiento;
se liberalizaron parcialmente los precios y la circulación de mercancías; se
amplió el mercado exterior favoreciendo las exportaciones, y se intentó reducir
la inflación frenando el gasto público.
El resultado fue un proceso
de crecimiento desconocido desde antes de la guerra: en 1954 se logró recuperar
el nivel de renta de 1935.
Sin embargo, hacia 1956, era
imposible equilibrar la balanza comercial exportando productos agrarios y
materia primas e importando bienes de equipo y fuentes de energía. Tampoco se
lograba controlar el déficit público y la fuerte inflación dejó sin efecto real
los aumentos salariales.
En 1958 España se había
incorporado al Fondo Monetario Internacional y al Banco Mundial.
Estas instituciones
exigieron, como contrapartida, la liberación de la economía española y
recomendaron a las autoridades una serie de medidas que se recogieron en el
Plan de Estabilización de 1959 .Las consecuencias fueron inmediatas y, aunque
los costes sociales fueron considerables, se logró sanear la economía y sentar
las bases del crecimiento económico de la década posterior.
Los factores del desarrollo
económico fueron:
-
La liberación de la economía
española.
-
La emigración interior y
exterior de población agraria se convirtió en mano de obra abundante y barata
considerada idónea desde la perspectiva empresarial.
-
El espectacular desarrollo
del turismo que supuso una entrada de divisas importantísima que equilibró la
deficitaria balanza comercial española.
Surgieron los llamados polos
de desarrollo en los que se realizaron importantes inversiones en
infraestructuras para favorecer la implantación de industrias.
Gracias a las nuevas
inversiones, la estructura industrial se modernizó.
El sector de la construcción
creció también a causa de la acelerada edificación en las ciudades y las costas
españolas.
La demanda energética
provocada por el acelerado proceso de desarrollo se resolvió mediante las
importaciones de petróleo y el despliegue de un amplio programa de construcción
de infraestructuras energéticas. Se construyeron numerosos embalses y centrales
hidroeléctricas y, a finales de la década de los sesenta, se empezaron a
levantar centrales térmicas de carbón y gas, así como centrales nucleares.
Paralelamente, tuvo lugar la
entrada masiva del turismo europeo por los bajos precios y el clima como la
opción ideal para las vacaciones de los habitantes de los Estados de bienestar
europeos.
El desarrollo económico de
los años sesenta tuvo un enorme impacto en la estructura demográfica y social.
La España rural, agraria y tradicional dio paso a una España urbanizada en la
que se impusieron rápidamente los valores propios de la sociedad de consumo.
En el ámbito demográfico,
España culminó en los años sesenta su proceso de transición demográfica. Lo más
significativo fue el gran éxodo rural.
BEATRIZ MORENO HURTADO
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