martes, 13 de mayo de 2014

Globalización y migraciones



Uno de los fenómenos sociales, económicos y políticos, que cobró especial interés en las últimas décadas del siglo XX y que toma aún más importancia en el siglo XXI  son las migraciones. Las discusiones sobre la migración extracomunitaria comenzaron a profundizarse cuando España entró en la Unión Europea  en 1986.
A principios de la década de 1990  aumentan los movimientos migratorios no sólo de los países periféricos a países centrales sino entre países periféricos que se diferencian por su desarrollo económico. La situación de muchos países pobres, caracterizada sobre todo por la desigual distribución de la renta, elevado porcentaje de la población joven, al igual que el de los económicamente activos sin empleo y otro gran porcentaje de la población que no pueden satisfacer sus necesidades básicas, crean una situación crítica que les empuja a  buscar mejores condiciones de vida en países más ricos con sistemas democráticos  aventajados y con Estados de Bienestar.
Por ejemplo, los factores que favorecen  las migraciones de los norteafricanos y subsaharianos y el de latinoamericanos a Europa, especialmente a España, son la proximidad y las relaciones coloniales o lazos históricos previos, los contactos frecuentes, el conocimiento del idioma y las redes sociales que funcionan desde hace mucho tiempo en varios países de Europa occidental. Si bien estas características son evidentes desde siempre en los movimientos de población, la globalización ha incentivado la información constante por parte de los medios de comunicación, el abaratamiento de los medios de transporte y el funcionamiento cada vez más dinámico de las mafias traficantes de inmigrantes ilegales.
Pero antes de hablar sobre la relación de los dos conceptos hay que definir la globalización. A decir verdad, poca gente tiene una definición exacta de este concepto, pero algunos como Giddens (1999) entiende la globalización como: “una serie compleja de procesos que, además, operan de manera contradictoria; como algo que no tiene que ver solo con los grandes sistemas, con lo que hay ahí fuera, alejado del individuo, sino con aspectos íntimos y personales de nuestras vidas; como algo que no solo presiona hacia arriba, sino también hacia abajo”.
 
Otros como Safranski (2004) la define como:” el proceso por el que los mercados y la producción en los diversos países entran cada vez más en una dependencia reciproca a causa de un comercio transnacional con bienes, servicios, fuerzas de trabajo y el movimiento del capital y la tecnología”.
Estas definiciones nos enseñan como la  globalización cambia la vida de las personas, y no sólo se refiere a un intercambio económico sino también a un intercambio de fuerza de trabajo, que se da precisamente por medio de la migración cuyas causas mencioné anteriormente. Aunque llamar a la gente  fuerza de trabajo es un poco lamentable porque bajo este nombre les tratan como máquinas que producen ganancias  y no como personas que son.
Sobre la relación de la globalización y migración, se cree que gracias a la globalización se produjo un considerable incremento de las migraciones, especialmente de Sur a Norte    debido a las crisis económicas, catástrofes naturales, persecuciones, guerras, etc.  Actualmente,  la tendencia de economía, que abre fronteras a los capitales y a las mercancías, es  cada vez con menos restricciones, y que tiende a generalizarse entre los países, dejando  fuera de su dinámica a los migrantes. Entonces, ¿qué impacto tiene la globalización sobre las migraciones? Como ejemplo: México, ha sufrido el impacto de la globalización y de la apertura de los mercados  con Tratado de Libre Comercio de América del Norte firmado por México Estados Unidos y Canadá donde se omitió el tema de la fuerza de trabajo, a pesar de las dimensiones del fenómeno migratorio entre México y Estados Unidos. Otros impactos  son los mencionados más arriba: las nuevas tecnologías, disponibilidad de los medios de tansporte y comunicación, difusión de la información, etc. Todo esto, cambia las expectativas de las personas  permitiendo libres contactos  interpersonales y dejando mayores opciones de desplazamiento incluso sin emplear más recursos de lo necesario.

Muchas veces, las migraciones o más concretamente inmigrantes se ven como algo negativo ya que éstos ocasionan problemas para la sociedad. Pero si mirar por otro lado, los que emigran de su país de origen al otro tampoco reciben un trato debido por parte de las autoridades del país destino. Los países que reciben a los emigrantes responden de forma contradictoria. Por una parte desarrollan políticas migratorias restrictivas consiguiendo que un número importante de personas  permanezcan en el país de forma ilegal y tengan que adaptarse a vivir en situaciones  vulnerables, a la vez que forman parte de un mercado de trabajo que les reclama. Estas medidas chocan tanto con los derechos humanos como con las necesidades del mercado de trabajo que requiere una oferta estable de mano de obra. Por tanto, hay que buscar compromisos algunos de los cuales son los siguientes:
Político: Comprender que la inmigración no sólo plantea problemas de integración social, sino que  posee una dimensión política, que es necesario trabajar por una igualdad jurídica, para que los inmigrantes tengan los mismos derechos y libertades que el resto de ciudadanos.
Social: Exigir de las administraciones públicas la eliminación de toda discriminación en el acceso a la vivienda, al trabajo, a los servicios sociales, etc. denunciando todas las situaciones en que se produce la discriminación y organizándose contra ella.
Cultural: Combatir en el día a día los estereotipos y prejuicios acerca de los inmigrantes, buscando el contacto real, reconociendo y valorando sus diferencias culturales, afirmando su dignidad y la importancia de una convivencia en plano de igualdad.

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