El 6 de
agosto de 1945, Hiroshima, situada en Honshu, la isla principal de Japón,
sufrió un ataque nuclear por parte de Estados Unidos. Los japoneses detectaron
la presencia de aeronaves que se dirigían al sur; más tarde, los radares de la
ciudad detectaron tres aviones enemigos pero no se le dio importancia puesto que
pensaron que tres acciones no podían acabar con una ciudad, aún así, como
medida se emitió un mensaje para que la población se pusiese a salvo en los
refugios antiaéreos.
El mismo día
a las 08:15 el bombardero B-29 “Enola Gay” lanzó sobre la ciudad “a Little
boy”, el nombre clave que utilizaban para denominar a la bomba. Una vez
lanzada, el ruido producido fue brutal seguido de una columna de humo gris y
morado, y un resplandor que iluminó la ciudad y dejó ciegos a varios ciudadanos.
Tras esta catástrofe,
Tokio al perder todo el contacto con Hiroshima, envió una misión de
reconocimiento para informar sobre lo acontecido, los enviados se encontraron
con que de Hiroshima sólo quedaba una enorme cicatriz en la tierra rodeada de
fuego y humo.
Tres días
después de esta explosión, los norteamericanos enviaron una segunda bomba para
demostrar que tenían más bombas atómicas como respuesta a que Japón no se había
rendido tras lo ocurrido en Hiroshima. Así pues, el 9 de agosto, de 1945, el
estallido de la bomba se repitió en Nagasaki, situada en Kyusho. El bombardero
N-29 “Back´s Car” lanzó a “fat boy”, el nombre en clave para esta explosión;
esta vez una bomba de plutonio que podía liberar el doble de energía que la de uranio.
Debido a
estas dos masacres, los japoneses decidieron rendirse cinco días después
provocando el final de la Segunda Guerra Mundial.
Las
consecuencias que tuvieron estas bombas fueron desastrosas ya que arrasaron con
las dos ciudades, pero los efectos no fueron los mismos para ambas debido a la
situación geográfica de cada ciudad que influyó en el grado de destrucción. En
Hiroshima, las olas de fuego y la radiación producida se expandieron
rápidamente debido a que estaba situada en un valle, mientras que en Nagasaki
ocurrió al contrario puesto que su orografía montañosa contuvo la expansión de
la bomba.
Para las
personas esta catástrofe fue absoluta ya que el fuego y el calor mataron
instantáneamente a casi todos los ciudadanos. En el suelo y en algunos muros de
los pocos edificios que quedaron, se podían ver las “sombras” y “huellas” que
había dejado los cuerpos de las personas que había sido calcinadas.
En Hiroshima
murieron al instante 70 mil personas y cinco años más tarde otras 70 mil debido
a la radiación que había dejado la explosión de la bomba en su cuerpo. Estas
cifras se consideran una auténtica catástrofe teneindo en cuenta que Hiroshima
tenía un población de 350 mil habitantes.
En el caso
de Nagsaki las cifras fueron parecidas ya que se calcula que unos 70 mil
murieron al explotar la bomba y otros miles años después al igual que en el
caso de Hiroshima, por lo que en total las bombas atómicas produjeron la muerte
de cerca de 240 mil personas.
La mayoría
de ellas, como ya he dicho, murieron al instante debido a la explosión, otros
tuvieron que sufrir las quemadurs hasta que el dolor se hizo imposible; y los
que lograron salir ilesos de las quemaduras morían a los pocos meses debido a
los rayos gamma. Esta radiación no fue crucial sólo para ellos sino también
parauss descendientes ya que corrían el riesgo de que sus hijos nacieran con
malformaciones a causa de la radioactividad que aún se encontraba en su cuerpo.
En mi
opinión, no sólo el problema radica en las millones de muertes que provocaron
sino también en el daño psicológico que le provocó a las personas que
sobrevivieron ya que tuvieron que vivir con un miedo constante llegando al
extremo de que la visión de un avión en el cielo provocaba el pánico colectivo
de la población.
Años
después, cuando la cicatriz de los japoneses aún se está cerrando, nos podemos
preguntar cuál fue el motivo del lanzamiento de estas bombas.
Pues bien,
fue el presidente Truman el que tomó la decisión de lanzar dichas bombas sobre
las ciudades de Japón alegando que el uso de esas bombas salvó miles de vidas
ya que si no se hubiesen lanzado, esas vidas o más se habrían perdido si la
guerra hubiese continuado. Otro argumento que utilizó el presidente fue que los
alemanes estaban planeando un lanzamiento contra los aliados por lo que era
necesario que Estados Unidos lanzase una bomba atómica para evitar el
lanzamiento de Alemania.
Por lo que
parece, el lanzamiento de estas bombas estaba lleno de justificaciones, tal es
así, que a las anteriores hay que añadirle que Estados Unidos atacó a Japón
porque el 7 de diciembre de 1942 los japoneses tomaron por sorpresa a los
estadounidenses en el puerto de Pearl Harbor provocando la muerte de 2400
personas. Sin embargo, en Nagasaki e Hiroshima la cifra de muertos fue de
240000, 100 veces más que en Pearl Harbor, por lo que la justificación que dio
el presidente Truman no es muy acertada ya que el asesinato de miles de persona
no debería justificarse sino que debería haber reconocido que con el lanzamiento de esas bombas cometió un crimen.
En cambio,
todo esto tenía un fin político ya que lo que Estados Unidos pretendían la
rendición de Japón antes de que la Unión Soviética tomara parte en la guerra de
Asia; además, una vez lanzadas las bombas, los países verían que Estados Unidos
tenía armamento nuclear por lo que se convertiría en una de las naciones más
importantes del mundo.
Sin embargo,
el lanzamiento de estas bombas no fue idea de Harry Truman sino que esta
historia se inició en agosto de 1939 cuando el presidente Roosevelt recibió una
carta de Albert Einstein. En esa carta, el físico pretendía informar al presidente de que la fisión, es decir, la división del núcleo del átomo de
uranio, parecía posible, lo que provocaría una enorme cantidad de energía.
También afirma en ella que es concebible e inevitable que puedan ser
construidas bombas de un nuevo tipo extremadamente poderosas.
El problema
era que la fuente más importante de uranio se encontraba en el Congo Belga pero
Einstein le propuso al presidente la necesidad de tener contacto permanente con
la Administración de dicho suministro y enviar a una persona de mayor confianza para que le
informase sobre los trámites y el suministro que recibiría Estados Unidos del
depósito del Congo Belga.
Se cree que
Albert Einstein firmó esta carta, redactada por Szilard, por temor a que Hitler fuera el primero que lanzase una bomba y por eso asesoró a Roosevelt sobre los
pasos a seguir para la creación de dichas bombas atómicas.
Sin embargo,
años más tarde, Albert Einstein escribió dos cartas donde expresaba su
remordimiento por no haber podido evitar las bombas en Nagasaki e Hiroshima y
por haber sido él el que insistió en la creación de bombas atómicas.
Estas cartas
fueron escritas entre 1953 y 1954 y las sacó a la luz la viuda de Shinohara
para difundir el apoyo de la causa antinuclear. En esas cartas, Einstein decía
literalmente: “Condeno totalmente el recurso de la bomba atómica contra Japón,
pero no pude hacer nada para impedirlo".
En sus
palabras, enviadas a Shinohara, se puede ver el sentimiento de culpa y la
necesidad que sentía Einstein de justificarse.
“Si lo hubiese sabido, no hubiera escrito jamás esta
carta”, comentó amargamente el científico luego de la masacre nuclear. “Mi
pacifismo es un sentimiento instintivo, un sentimiento que me domina porque el
asesinato del hombre me inspira profundo disgusto. Mi inclinación no deriva de
una teoría intelectual; se funda en mi profunda aversión por toda especia de
crueldad y de odio”.
Además,
varias fueron las veces que el premio Nobel de Física intentó persuadir al
presidente Roosevelt para que abandonara el programa nuclear, sin embargo este
murió en 1945 y, como ya he dicho, fue sus sucesor Truman el que decidió lanzar
las bombas sobre Nagasaki e Hiroshima.
Para finalizar me gustaría añadir que, cuando estudié esto en primero de bachillerato, me sorpendió el hecho de que Einstein le mandase una carta al presidente Rooselvet para informarle sobre la creación de bombas atómicas, pero me conmocionó aún más que cuando Einstein vio lo que había provocado su carta, pidiese perdón escribiendo otras dos cartas más para que se viese que lo que él pretendía realmente era mejorar el armamento nuclear de Estados Unidos para que fuera más potente que Alemania, y no destruir dos ciudades como Nagasaki e Hiroshima.
BIBLIOGRAFÍA
-Apuntes de CMC de 1º de bachillerato.
-Apuntes de Historia de 1º de bachillerato
- www.oocities.org
- www.goefry.com
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