Para comprender mejor dicho término, pasemos a explicar en qué consistía dicha Internacional:
La Internacional Situacionista era una organización de intelectuales y revolucionarios que pretendía acabar con la sociedad de clases capitalista, y cuya inspiración revolucionaria residía en Rosa Luxemburg, Luckács, entre otros.
Guy Debord |
Un personaje esencial en el Situacionismo es Guy Debord, quién además de resaltar por sus aportes en filosofía, lo hizo por sus cualidades como cineasta y escritor.
Después de que la Internacional Situacionista se centrara íntegramente en la búsqueda del superamiento del arte, los situacionistas se emplean en refundar una teoría revolucionaria del mundo moderno. Critican a la vez la sociedad del espectáculo de occidente y el capitalismo de Estado del Este. Cercanos durante agún tiempo al grupo Socialisme ou barbarie, y al filósofo marxista Henri Lefebvre, los situacionistas se vuelven cada vez más críticos y sus acciones no paran de intensificarse a lo largo de los años 1960, a pesar de que rara vez sean más de una docena de miembros.
Un gran libro indispensable del Situacionismo es "La sociedad del espectáculo", en el que Debord argumenta que la historia de la vida social se puede entender como “la declinación de ser en tener, y de tener en simplemente parecer”. La vida social auténtica se ha sustituido por su imagen representada. El espectáculo es la imagen invertida de la sociedad en la cual las relaciones entre mercancías han suplantado relaciones entre la gente. “El espectáculo no es una colección de imágenes (...), en cambio, es una relación social entre la gente que es mediada por imágenes”. Esto supone una reinterpretación de la obra de Marx; de la ampliación del concepto de "fetichismo de la mercancía" hacia los medios de comunicación. Para Marx, el fetichismo de la mercancía es un fenómeno donde las mercancías aparentan tener una voluntad independientemente a sus productores. Supone la relación entre las cosas y no entre las personas, llevando la subjetividad de las personas a las mercancías. Marx habla de fetichismo de mercancías, y Guy Debord, quien ya observa los avances tecnológicos y las consecuencias de los medios de comunicacion, aplica dicho concepto a una nueva realidad social y económica. También amplía el concepto de enajenación, incluyendo la actividad que está más alla del trabajo. En la época de Marx, el proletariado industrial no tenía la oportunidad de disfrutar de momentos de ocio o simplemente, de momentos que estuvieran más allá de la jornada laboral; sin embargo, conforme pasan los años, los estados liberales que pretenden aspirar a lo que actualmente denominamos "estados del bienestar", comienzan a dar oportunidades a los trabajadores de disfrutar del ocio. Obviamente Marx no contempla eta posibilidad porque en su época no se da, pero aquí, Guy Debord vuelve a sorprendernos haciendo esta ampliación del término marxista "enajenación" hacia el propio ocio; hacia la actividad que está "más allá del trabajo".
Los situacionistas tuvieron un papel clave en mayo de 1968 participando en los combates callejeros y asociándose al grupo anarquista los Enragés para ocupar la Sorbonne. Tras ese éxtio, que sería sin embargo frenado por los sindicatos, los situacionistas se moverían hacia Bélgica, donde elaboran y difunden un texto sobre sus acciones en las revueltas de Francia del 68. Poco después, Debord pondría fin a la IS, rechazando la idea de convertirse en un jefe, justo cuando muchos revolucionarios empezaron a interesarse por la IS. Debord pondría fin con la elaboración de un nuevo texto en 1972.
En definitiva, a modo de conclusión personal, podemos considerar la Internacional Situacionista como un fenómeno artístico único, como el gran desconocido del marxismo de mediados del siglo XX. Sus aportes filosóficos son indiscutibles, tanto a la filosofía en general, como al marxismo en particular. Sin embargo, resulta sorprendente la poca repercusión y el poco eco que tienen en la actualidad movimientos postmarxistas como los situacionistas y la escuela de Francfurt, y que, sin embargo, se siga teniendo como referente práctico del marxismo, tanto en los medios de comunicación como en la Academia, aquellos sistemas que, autodenominados socialistas y abanderados de "la hoz y el martillo", lo único que hicieron fue hacer evolucionar al capitalismo desde un oligopolio a un estricto y cerrado monopolio estatal, donde el trabajador sigue siendo lo mismo: una minúscula pieza en la gran máquina; un asalariado; un explotado. Les interese o no, ejemplos como éstos demuestran que no todo es blanco y negro; que la economía y la política no son dos binomios inmutables, y mucho menos, que todo lo que se ha hecho en nombre de Marx, más que ser una representación práctica de sus ideas, son lo que fueron: una brutalidad, un intento que no llega ni al nivel de la degeneración de su pensamiento, un completo horror.
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