jueves, 15 de mayo de 2014

La Ilustración en España

La Ilustración en España

La Ilustración empezó a surgir en Europa a finales del Siglo XVII y principios del XVIII, como una forma de entender el mundo, la existencia, y la sociedad que no se basaba en la tradición ni en la superstición, sino que quería ser la alternativa de éstas, e iluminar a las sociedades para que se basaran en ideas fundamentadas y no se anclaran en la ignorancia.
La Ilustración surgió primeramente en Gran Bretaña, pero se fue extendiendo por Europa donde tuvo gran importancia en  otros países, transformando la mentalidad del ser humano y preparando las bases ideológicas de la Revolución Francesa.
Como Kant dijo; ``La Ilustración es la salida del hombre de su minoría de edad’’, y el poder servirse de su propio entendimiento y hacer uso de la razón son las metas de dicho movimiento.

En España, este movimiento fue minoritario debido a su relativo aislamiento, y al peso de las ideologías tradicionales que estaban respaldadas por una Inquisición, que aunque estaba ya debilitada, aún estaba activa. Cuando las corrientes racionalistas eras ya muy fuertes en Europa, a España apenas habían llegado algunas ideas muy amortiguadas a unos círculos muy reducidos, llamados ``novadores’’, y esto era debido a que la novedad ideológica estaba acusada de herejía, de ir en contra de la Fe de Dios, ya que se apartaba de las doctrinas tradicionales y en ocasiones provenía de países protestantes.
Por todo ello, los enemigos de ``las luces’’ fueron siempre mayoría frente a los partidarios del progreso, la razón y la libertad.
El término ``Ilustración’’ no se introdujo en España hasta el año 1760, año en el que ya era tan obvia la importancia de este movimiento, que se le tuvo que poner nombre. Este término designaba ``instrucción, enseñanza, transmisión o adquisición de conocimientos’’. Anteriormente solo tenía dos acepciones: la católica y tradicional, ligada a Dios y a la Fe, y la de dar lustre o esplendor a la patria.

La Ilustración llegó a España en una época, en la que la muerte de Carlos II sin descendencia provocó una serie de conflictos que acabaron con la Guerra de la Sucesión (1701-1713).  Los candidatos eran el Archiduque Carlos y Felipe de Anjou. Tras la Guerra de la Sucesión, se hizo con el poder Felipe V, pasando a llamarse Felipe V de Borbón. Éste, aunque era absolutista, favoreció la entrada de la Ilustración, favoreciendo la difusión de las ideas francesas e inglesas. Durante el Siglo XVIII se promovieron numerosas reformas, pero finalmente no se pudieron llevar a cabo debido a la oposición del Clero, la nobleza y ``el pueblo llano’’, que estaban manipulados por la Iglesia, y seguían anclados en la tradición, manteniendo un espíritu contrareformista.
En un principio, los ilustrados españoles confiaron en la Corona para que fuera la ``impulsora’’ de la modernización cultural, social y económica que ellos defendían. Sin embargo, la Corona se preocupó de ampliar sus territorios y su poder, y no de la felicidad de sus súbditos. Por ello, la colaboración Monarquía-Ilustración fue a veces ambigua, ya que los monarcas no impulsaban las ideas si éstas eran consideradas muy radicales, para así no poner en peligro su autoridad.

Respecto a las vías por las que se difundieron las ideas ilustradas en España, cabe destacar que en España solo se difundieron entre algunos clérigos y nobles, y ciertos profesionales y miembros del ``estado llano’’. Sin lugar a dudas, la obra y personalidad de Feijoo jugaron un papel importante en esta difusión de ideas. Y también hemos de destacar la política pacifista, reformadora y progresista que tuvo lugar en España durante los reinados de Fernando IV y Carlos III. Otras vías de difusión fueron las traducciones de libros franceses con ideas racionalistas y del enciclopedismo, y el cambio en las costumbres y la manera de vivir de los nobles y altos burgueses, que empezaron a viajar influidos por la Corte Francesa.
Debido a este movimiento, se crearon instituciones culturales de gran importancia para la lengua castellana. Se fundó la Biblioteca Nacional (1711) y la Real Academia de la Lengua (1713), que publicó el Diccionario de la Lengua Castellana, la Ortografía y la Gramática de la Lengua Castellana.

Algunos de los grandes autores españoles de este movimiento fueron Feijoo y Jovellanos:

Benito Jerónimo Feijoo y Montenegro (1676-1764): fue monje benedictino y fue considerado uno de los autores más famosos y más importantes de la Ilustración en España. Publicó entre 1742 y 1760 numerosos ensayos de temas muy diversos, aunque en casi todos ellos resaltaba su afán de acabar con la superstición y su empeño en divulgar todas las novedades científicas para erradicar lo que el llamaba ``errores comunes´´, que eran ideas populares que no estaban basadas en ninguna base científica.

Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811): emprendió estudios teológicos con vistas a la carrera eclesiástica, pero más tarde los abandonó y decidió cursar estudios jurídicos. De ésta época como estudiante sacó su más deplorable impresión sobre los métodos de enseñanza vigentes en aquella época en las universidades. Siguió formándose en Sevilla y más tarde también residió en Madrid, donde tuvo lugar su época de mayor actividad intelectual. Finalmente, su carrera política le dio más disgustos que satisfacciones, y sufrió una larga condena en prisión en Mallorca, en el castillo de Bellver.

Otros autores importantes fueron José Cadalso (1741-1782) y Pedro Rodríguez de Campomanes (1723-1802).



Fuentes de información empleadas:

http://es.wikipedia.org/wiki/ilustracI%C3%B3n

www.rinconcastellano.com/ilustracion/ilustracion.html


Atlas histórico Edad Moderna

Ed: Alhambra Universidad
Autores: E. Martínez Ruiz, A. Gutiérrez Castillo, E. Díaz Lobón

Carlos III. La España de la Ilustración

Ed: Alianza editorial
Autor: Antonio Domínguez Ortiz





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