Tras la conquista de México, llamado Nueva España, la siguiente gran empresa española será la conquista del Perú, el gran imperio de los incas.
Van a ser diez años de búsqueda desesperada de un mundo desconocido. Al final del camino les aguardaba un inmenso tesoro, pero también años de sangre y guerra civil. Los grandes promotores de la aventura, Pizarro y Almagro, terminarán de mala manera.
Los Trece de la Fama
Pizarro organiza bien las cosas: se asocia con otro veterano, el manchego Diego de Almagro, y con el vicario de Panamá, el cura gaditano Hernando de Luque. El cura se encarga de buscar dinero; Almagro, de la logística(barcos, víveres). Consiguen un barco, la Santiago, y ciento doce hombres. En 1524, intentan desembarcar en distintos puntos de la costa ecuatoriana, pero todo está infestado de indios hostiles. En 1526 zarpan de nuevo hacia el sur: esta vez llegan más lejos, y hay más indios y más hostiles, pero también empiezan a encontrar objetos de oro.
Pizarro se refugia con su puñado de aventureros en la Isla del Gallo. Manda a Almagro para que vuelva con refuerzos. Pero, entretanto, el gobernador de Panamá se entera de que los expedicionarios no han encontrado su objetivo y les ordena regresar. Cuando la orden llega a la Isla del Gallo, se produce uno de los episodios más célebres de la Conquista: el de los Trece de la Fama.
Pizarro se limitó a exponer una disyuntiva escueta, suprema: "Por este lado se va a Panamá, a ser pobres. Por este otro, al Perú, a ser ricos. Escoja el que fuere buen castellano lo que más bien le estuviere". Trece hombres cruzaron la línea. Serían los Trece de la Fama.
La conquista
La expedición definitiva parte del Panamá en 1531. Desde el sur de lo que hoy es Colombia, a través del Ecuador, cruzan selvas, atraviesan desiertos y pasan montañas hasta llegar al norte del Perú. La hazaña física de estos hombres, que no sumaban más de doscientos, es impresionante.
El imperio inca al que llegan los españoles es ya un mundo en decadencia. Pizarro aprende pronto lo que está pasando en Perú. Es el 15 de noviembre de 1532 cuando llega el inca Atahualpa a Cajamarca, los españoles quedan impresionados. Lo que pasó exactamente en Cajamarca es todavía un misterio, acabó en batalla campal.
El virreinato del Perú
Gobernadores y virreyes tenían la difícil tarea de domar a los conquistadores.
En Perú, tras el paisaje desolador de la guerra civil, llega Pedro de la Gasca, un sacerdote y jurista abulense, que distribuye encomiendas, dicta leyes de protección de los indios y organiza la producción minera. Como en Nueva España, también aquí surgirá un virreinato. Y este es inmenso: toda la América del Sur excepto Brasil.
La sociedad peruana repite el esquema clásico de la América española. La capital no se instala en Cuzco, sino en Lima, que al principio se llamaba Ciudad de los Reyes.
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