domingo, 11 de mayo de 2014

El Guernica, Pablo Picasso


En el siglo XX comienza un período de conflictos a gran escala que hasta ese momento nunca se habían dado. Nos viene a la mente en seguida la Primera Guerra Mundial (1914-1918) a la que se llamó la Gran Guerra ya que se trató de un conflicto internacional cuyos efectos fueron devastadores. Pero al parecer no fue el único conflicto de esta magnitud, en Europa aparecían movimientos fascistas y nazis, y por otra parte el comunismo en la URSS. Esto y otros factores desencadenaron la Segunda Guerra Mundial, un conflicto de nuevo internacional pero que sería el más cruento de la historia y que acabaría con la utilización de armas de destrucción masiva.
Entre tanto en España explotaba la Guerra Civil (1936-1939) en la que el país quedaba dividido en dos bandos, el bando de los sublevados y el bando de los republicanos. A pesar de que el conflicto se declarara solamente de España, ambos bandos recibieron ayudas de los países europeos. Tras cuatro largos años que se llevaron miles de muertos y otros tantos desaparecidos, la guerra finalizó con la proclamación de la victoria del bando de los sublevados. Esto es, en España se instauraba una dictadura de ideología fascista cuyo jefe de estado, presidente y primer ministro sería el general Francisco Franco.

Todo este ambiente de tensión que se vive en esta época se ve claramente reflejado en las manifestaciones artísticas. Se produce una especie de revolución, de ruptura con los sistemas tradicionales que había de representación, los límites entre los distintos lenguajes artísticos dejan de ser claros (entre pintura y escultura, fronteras confusas entre géneros literarios, técnicas pictóricas que se introducen en la escritura). Es decir, aparecen las vanguardias, las principales son: el fauvismo, el expresionismo, el cubismo, el futurismo, la abstracción, el dadaísmo y el surrealismo. A continuación nos centraremos en el cubismo cuyos máximos exponentes son Pablo Picasso, Juan Gris, Georges Braque y, sin olvidar a su precursor, Paul Cézanne quien se opuso al impresionismo.
El cubismo es una visión de la realidad que recibe clara influencia de las culturas primitivas que simplificaban bastante lo que observaban y querían representar. No guarda apenas semejanza con la naturaleza. Lo que importa es la obra de arte en sí misma, por su forma por lo que es, no por si representa fielmente la realidad. La desvinculación con la naturaleza se da a partir de la distorsión o descomposición de la figura que se quiere representar en sus partes mínimas a partir de distintos planos. Es decir, lo que el cubismo nos intenta decir es que un objeto puede ser apreciado desde distintos puntos de vista dejando atrás la perspectiva lineal y jugando con las líneas de contorno. Ni el uso de la luz y la sombra ni el de los colores tendrá relación alguna con la naturaleza. Menos aún si tuviéramos que hablar de las formas que por lo general serán geométricas. De todos modos el cubismo tiene dos fases principales: la fase analítica en la que destacan los colores cálidos y las tonalidades frías, y la fase sintética en la que comienzan a utilizarse distintos materiales en compañía de la pintura, es decir, los collage. Como ejemplo del cubismo hablaremos de El Guernica de Pablo Picasso.
Como anteriormente hemos dicho este cuadro se sitúa en el contexto de la Guerra Civil Española. El cuadro fue pintado para formar parte del Pabellón Español en la Exposición Internacional de París, de 1937. Al finalizar la guerra, con la victoria del bando de los sublevados, Picasso quiso que el cuadro estuviera en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y este no volvió a España hasta el inicio del período democrático. Esto se debió al fuerte componente simbólico que tenía el cuadro y que representaba lo que ocurría en esos momentos de guerra en España. Lo que motivó al artista a realizar este cuadro fue el bombardeo sobre la villa vasca de Guernica. De todos modos, no se refiere a este caso en particular, sino que, en general representa el desastre que ocasionaba esta guerra al igual que cualquier otra.
El cuadro se puede dividir en varias partes que son símbolos de distintos aspectos de la época. De todos modos, se han hecho múltiples interpretaciones distintas entre sí.
  • Aparece una mujer quemándose que representa los bombardeos y los incendios que ocasionaban.
  • La mujer que se escapa que simboliza a la población civil que lo único que podía hacer era intentar huir.
  • La mujer que asoma la cabeza que representa la impotencia y que solo se podía contemplar la violencia de la guerra
  • El quinqué y la luz representa que se debía hacer llegar la información a todas partes de lo que sucedía en España durante esos momentos.
  • Al lado de esa luz, aparece una lámpara eléctrica encendida con forma de ojo. Podría representar todos los organismo internacionales que solo observan desde fuera y que distorsionan la realidad que sufre España.
  • Aparece en el centro de la composición un caballo herido que podría simbolizar a todos los heridos y muertos durante la guerra.
  • En la parte izquierda del cuadro se sitúa un toro y que por sus ojos parece que está mirando a todos lados. Tiene un aspecto vigilante y violento debido a su cuerpo en tensión. Por esta razón, algunos aluden a que es símbolo del fascismo o de Franco.
  • Debajo está una madre que sostiene a su hijo en brazos que está muerto. Simboliza no tanto el dolor físico, como el sentimental al ver sufrir a los seres queridos.
  • Destaca la famosa paloma que se sitúa entre el toro y el caballo que representa la paz y la libertad oprimidas, ya que tiene un ala caída, poco espacio donde poder volar y el pico abierto como pidiendo socorro.
  • En el suelo yace un hombre que es un guerrero, aparece con el brazo cortado y en su expresión se ve el dolor. Representa a todos los soldados que mueren durante la guerra. El brazo del guerrero aún sujeta una espada rota, pero hay una flor, símbolo de la esperanza.

Esta obra como anteriormente hemos dicho pasó cerca de 40 años en el exilio. Debido a su gran carga simbólica que muestra los horrores de la guerra, en caso de haber sido dejada en España durante la dictadura franquista podría haber sido destruida.
Además las vanguardias y su carácter rebelde contra lo tradicional y contra los sistemas implantados era algo que no gustaba ni al fascismo ni al nazismo. Los autoritarismos en Europa pretendían la vuelta a lo tradicional y se oponían a cualquiera transgresión que pudiese desestabilizar el orden en sus regímenes.
Actualmente este cuadro se encuentra en el Museo Reina Sofía de Madrid en la sala 206.

BIBLIOGRAFÍA
Consultado el día 07.05.2014

Consultado el día 11.05.2014

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