Antiguamente la ciudad de
Budapest, hoy capital de Hungría, se dividía en dos ciudades distintas: Buda y
Pest, separadas por el río Danubio. En aquel entonces, la única vía para pasar
de una ciudad a otra era el ferri; pero a mediados del Siglo XIX los avances en
la ingeniería británica transformaron la situación. Este cambio se llevo a cabo
en el año 1849, cuando las dos ciudades se unieron por primera vez mediante un
puente colgante: El puente de las Cadenas de 202m de largo, uno de los puentes
más grandes del mundo cuando fue construido, y obra del famoso ingeniero de
origen británico Tierny Clark. Ya desde la época de su construcción fue
considerado uno de los elementos emblemáticos de la ciudad de Budapest; hoy
sigue siendo el símbolo más representativo de la capital de Hungría.
La historia del Puente de
las Cadenas comienza en la revolución industrial británica, que maravillaba al
mundo con sus novedosas construcciones de hierro y acero. El primer paso lo dio
el conde Esteban Széchenyi, quien sorprendido por algunos de los grandes
puentes colgantes sobre el río Támesis en el Londres del Siglo XIX, retó al
ingeniero Tierny Clark, quien había diseñado con anterioridad el Puente de
Hammersmith, a construir un puente sobre el río Danubio; y así lo
hizo, diseñando el que sería el primer puente que uniría ambas ciudades.
Con la revolución
industrial y sus avances, los húngaros carecían de conocimientos necesarios
para la construcción de un puente de este tipo, al contrario de los
británicos; por lo que los húngaros
tuvieron que recurrir a estos para la construcción del puente.
Como ya está indicado
anteriormente, fue el primer puente que unió los dos lados del río Danubio, y
facilitó en gran medida tanto el comercio como el transporte, no obstante
también tuvo una gran importancia simbólica, ya que la construcción del Puente
de las Cadenas fue el primer paso hacia la unificación de las dos ciudades a
los dos lados del río.
William Tierny Clark fue el
encargado de diseñar este puente, pero fue el ingeniero escocés Adam Clark quien
supervisó su construcción, y su papel en la historia del puente le otorgó gran
fama entre los húngaros.
En 1848, tuvo lugar en
Hungría una de las muchas revoluciones que se estaban dando en ese mismo año
entre los Estados de los Habsburgo. Pero al contrario que otras revoluciones, la
de Hungría dio lugar a una Guerra por la independencia húngara del Imperio
austríaco. En el año 1849, la revolución fue sofocada, en el mismo año en el
que la construcción del puente finalizó; por lo que durante el conflicto no era
de extrañar que los austriacos pretendieran la destrucción del puente. Esta
situación fue solucionada por el escocés Adam Clark, quien inundó las cámaras
que contenían los explosivos dispuestos para volar el puente, así Adam Clark
impidió la destrucción del puente. De repente, a pesar de su origen escocés,
Adam Clark fue reconocido como un héroe nacional húngaro.
La construcción del Puente
de las Cadenas contribuyó al auge económico que dio lugar a la Edad Dorada de
la historia de Budapest; es en la década de 1870 cuando esta ciudad se
convierte en una de las más importantes de Europa en cuanto a poder. En 1873
Buda y Pest se unificaron oficialmente, y Budapest se convirtió en la capital
de Hungría. Por esa época, se le concedió a Hungría cierto grado de autonomía
del Imperio, con el derecho del gobierno de los asuntos internos de la ciudad.
Por último, es también
significativa en la historia del Puente de las Cadenas la dinamización del
puente por parte de las tropas alemanas, a finales de la Segunda Guerra
Mundial. El puente fue reconstruido, y se inauguró el 21 de noviembre del año
1949.
Muy interesante. Seguro que habrá compañeros que en su próxima visita a Budapest observarán este puente con otros ojos.
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